Logo Autobild.es

Prueba del Mercedes GLC 220d 4Matic: ¡diésel, microhíbrido y un rutero de cuidado!

Y con una autonomía difícil de ver en los tiempos que corren...

Para mí, como para muchas personas, viajar es un placer; siempre y cuando no te encuentres en la carretera el viacrucis puntual de Semana Santa o verano, camino a tu punto de descanso particular. Es en ese momento en el que desconectas casi del todo, menos de la carretera, por supuesto. 

El de la prueba, el Mercedes GLC 220d 4Matic, es un coche perfecto para ello, tanto para desconectar como para viajar, no solo por su gran autonomía, que permite no parar a repostar, algo difícilmente visto en la actualidad con tanto eléctrico, híbrido e híbrido enchufable; también por la calidad de rodadura que ofrece y por la buena insonorización de la que presume.

Exterior e interior 

Esta segunda generación puede parecer que recibe pocos cambios respecto a la primera -tuve la oportunidad de ponerlos frente a frente, y así me pareció-, pero, en este caso, las apariencias engañan. 

Lo demuestra su ficha técnica, donde pone de manifiesto que ha crecido 6 cm de largo. También su distancia entre ejes ha pegado un estirón, en concreto, 15 mm, por lo que ahora suma 2,89 m. Lo que ha decrecido en 4 mm es su altura, mientras que lo que se mantiene inalterada es su anchura.

Prueba del Mercedes GLC 220d 4Matic

Los grupos ópticos son de nuevo cuño: los delanteros más afilados y los traseros más estilizados y unidos por una lama. Asimismo, la parrilla es más ancha, y los paragolpes reciben una nueva imagen que varía si el acabado es el Avantgarde, el elegante, o AMG Line, el deportivo. Lo que sí trae, que no me convence, son salidas de escape falsas. Pero no todo iban a ser retoques estéticos, porque también se ha mejorado el coeficiente aerodinámico, pasando de 0,31 a 0,29 Cx.

Con el uso de la nueva plataforma y las nuevas cotas, consigue un habitáculo más espacioso. El toque tecnológico se lo da el cuadro de instrumentos digital, que es de 12,3", y la pantalla vertical de 11,9. No es la Hyperscreen del EQS o la Superscreen del Clase E, pero tampoco las necesito. Con esta me basta y me sobra.

prueba mercedes glc 220d

Al principio puede abrumarte por la cantidad de funciones que encuentras en ella, pero, como no ocurre en la mayoría de los coches de la competencia, en la del GLC, rápidamente te haces con el control. Las funciones más importantes no tienen botones físicos, pero en esta pantalla se hallan de forma veloz. Por ejemplo, por primera vez creo que no he echado en falta los botones del climatizador porque están de forma permanente en la parte inferior, bien grandes.

Y todo ello en un habitáculo macerado con buenos materiales y ajustes y toques premium, como los mandos táctiles del volante, que quedan muy bien, pero que, sobre todo los de subir y bajar el volumen, no funcionan igual que unos convencionales. No es cómodo y espero que Mercedes siga la senda que ha anunciado Volkswagen de volver a los botones físicos en el volante.

Los pasajeros de la segunda fila tienen mucho espacio tanto para la cabeza como para las rodillas. Pueden reclinar su respaldo en hasta 10 grados, pero no pueden mover la banqueta de forma longitudinal.

prueba mercedes glc 220d

Por su parte, el maletero cubica 600 litros, una cifra que está muy bien, y más si se sabe que son 50 más que el GLC de la generación anterior. Además, las formas son homogéneas. Otro punto a su favor para ser un excelente candidato para largos viajes.

Motor y prestaciones

La gama del coche de la prueba, el Mercedes GLC 2023, está compuesta por opciones de gasolina y diésel, tanto de hibridación ligera (todos con etiqueta ECO de la DGT) como hibridación con enchufe; eso sí, siempre con tracción a las cuatro ruedas y cambio automático de 9 velocidades. Su rango de potencia va de los 197 CV del GLC 220 d 4MATIC, el de la prueba, a los 333 del GLC 300 de 4MATIC. 

El 220d, como el resto de mild hybrid, equipa un sistema de 48 voltios que ayuda al motor de combustión con 23 CV y recupera energía para la red eléctrica principal y también para el motor de arranque. Con este sistema, el consumo de carburante baja, consiguiendo una media real de 6,5 l/100, 8,7 en ciudad y 5,1 l/100 en carretera a 120 km/h. 

Prueba del Mercedes GLC 220d 4Matic

Además, las presentaciones que ofrece son bastante buenas para no tener una potencia desmesurada y sí un peso que se queda en los 2.000 kg justos, ni uno más ni uno menos: 0 a 100 km/h en 8" y 219 km/h de velocidad máxima.

Comportamiento

Arranco el motor, y para ser diésel, suena poco, incluso en frío. Además, el habitáculo está muy bien insonorizado. 

El conductor tiene a su disposición diferentes modos: Eco, Comfort, Sport, Individual y Off-road. Este último solo se puede seleccionar de forma manual, puesto que con el conmutador de los perfiles, pasa de uno a otro, pero al llegar a este, lo salta. En él, la velocidad máxima es a 100 km/h y los sistemas de conducción se adaptan para una conducción fuera de lo negro.

En el modo más eficiente, el Eco, la mecánica trabaja de forma muy suave. En muchas ocasiones, el motor se desactiva y realiza una conducción a vela; cuando se activa, brinda una entrada muy sutil y apenas se aprecia, tanto a velocidad baja como a alta en autopista. Además, se mantiene bastante tiempo con el motor desactivado, y cuando se pisa el freno o el acelerador, se activa de esa forma casi imperceptible que te comentaba. Gran trabajo, Mercedes.

También me ha gustado la diferencia en el comportamiento según el modo escogido. Por ejemplo, al pasar del Comfort al deportivo, se aprecia que la suspensión va más tensa. Obviamente, no es un coche de corte racing; es un SUV premium en el que prima la comodidad de sus ocupantes, pero sé siente que tiene carácter.

Prueba del Mercedes GLC 220d 4Matic

Pero lo mejor de todo, y fíjate si tiene cosas, es la autonomía. Cuando me entregaron el coche, el cuadro marcaba con el depósito lleno 550 kilómetros. Pensé: "Qué poco para tratarse de un diésel. ¿Quizá la batería reste espacio al depósito?". Pero la verdad es que la persona anterior debía de tener el pie derecho de plomo, porque según he ido haciendo kilómetros, esa autonomía, no solo no ha bajado, sino que ha subido, y subido y subido... hasta 200 y 300 kilómetros. Y he hecho con un solo depósito más de 1.000. ¡Qué gozada de diésel! Y tan limpio como un gasolina gracias a las medidas y avances introducidos por Mercedes. Qué pena su estigmatización.

Otra de las cosas que me han encantado de este Mercedes GLC 220d 4Matic de la prueba es el funcionamiento de sus luces de carretera automáticas. Tras un viaje de cinco horas de noche, ni un solo vehículo me ha dado las largas, ni en mi sentido ni en el contrario. Y eso dice mucho de la efectividad del sistema. Y, claro está, de la excelente iluminación que consigue de la carretera.

Precio

El Mercedes GLC 220 d 4Matic tiene un precio de partida de 62.799 euros. Si ya no crees en el diésel -no hace falta que me des explicaciones-, tienes un GLC 200 4Matic, también con hibridación e incluso más caballos, por 60.023 euros. ¡Es un rutero de mucho cuidado!

Valoración

Nota8.5

Lo mejor

Autonomía. Consumo. Suavidad de marcha. Insonorización del habitáculo.

Lo peor

Botones táctiles del volante.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.