Comparativa: Ford Ranger, Isuzu D-Max, Nissan Navara y Toyota Hilux

4º puesto: Toyota Hilux 2.8 D-4D DoubleCab

El diésel de 2.8 litros del Toyota Hilux 2.8 D-4D DoubleCab le hace perder puntos por un consumo relativamente alto como resultado de una coordinación fallida del sistema automático, que a menudo no permite cambios ascendentes manuales.

Y es una pena, porque por lo demás es un motor brioso que mueve bien el considerable conjunto y se siente en todo momento mucho más empuje que con el 2,4 litros que aún se ofrece en este modelo. 

En este Toyota el conductor se sienta más cerca del piso del vehículo que en los demás pick ups de la comparativa, ofrece una protección de acero contra colisiones más gruesa y la pared del área de carga es más baja. El chasis, el convertidor y la dirección se sienten inesperadamente suaves para un pick up. 

Eso lo dota de un rodar confortable que no se corresponde con ciertas taras en comodidad interior. Es el único de la comparativa cuyos asientos apenas ofrecen apoyo lumbar, y los pasajeros traseros, que no saben realmente qué hacer con sus pies, van bastante constreñidos. Además, el respaldo es demasiado vertical. 

Queda último por un precio y consumo elevados, si bien a su favor tiene una probada robustez y un buen valor residual. 

3er puesto: Isuzu D-Max 1.9 TD Doka

Recién lanzado, la tercera serie del Isuzu D-Max viene con el veterano diésel de 1,9 litros. Desafortunadamente, y como corresponde a un motor añejo de estas características, suena fuerte al arrancar, y luego mantiene un ruido áspero y tenso. 

No nos parece que haya sido una buena idea por parte de Isuzu reducir el tamaño del motor D-Max en dos pasos (2012 y 2017). La automática de seis velocidades de Aisin cambia un poco al azar, permite que el diésel acelere hasta 3.200 vueltas con demasiada frecuencia. 

En el lado positivo: el consumo más bajo en comparativa, la dirección electromecánica relativamente precisa, un gran confort de asiento incluso en la parte trasera, y el portón trasero amortiguado.

Y otro detalle que nos parece un acierto: el espacio de carga está revestido, lo que debería ser más resistente a la intemperie que una chapa de plástico. 

2º puesto: Nissan Navara 2.3 dCi Doka

El Nissan Navara 2.3 dCi Doka toma el diésel de un vehículo comercial de Renault y lo combina con una automática de siete velocidades.

Como resultado, el rendimiento de conducción del Nissan es bueno, cambia innecesariamente demasiado a menudo. A su favor, ninguno frena aquí tan bien como el Navara, que es el único de esta comparativa con frenos de disco en la parte trasera.

Un detalle práctico: el sistema de amarre con deslizamiento variable opcional. Un detalle decepcionante: aunque es el único con resortes helicoidales en la parte trasera, esto no agrega ninguna comodidad destacable respecto a sus rivales. 

El techo corredizo es estándar, pero le cuesta altura interior, y el volante solo se puede ajustar en altura. Y gana abrumadoramente en la categoría de precio-rendimiento: es el segundo más barato, tiene una garantía de cinco años y solo hay que llevarlo a revisión cada dos años. Como el Isuzu, pero puntúa más en el resto de categorías. 

1er puesto: Ford Ranger 2.0 EcoBlue DoKa

Con la combinación del diésel de 231 CV (conocido del Raptor) y la exclusiva transmisión automática de diez velocidades, el Ford Ranger 2.0 EcoBlue DoKa tiene la mejor aceleración de 0 a 100 a pesar de ser el más pesado. 

Este Ford también se siente al volante como un pick up con todas las letras, pero los resortes son menos rígidos que en los demás, y la dirección electromecánica funciona de manera relativamente directa y lineal. La comodidad de los asientos traseros es incluso mejor que en el Isuzu.

La protección contra colisión de acero es más delgada que en el Toyota. Dos detalles prácticos: el sistema separador sobre rieles en la plataforma (opcional) y las barras del techo, que son de serie, al igual que en el Nissan.