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Comparativa: DS7 Crossback, Mazda CX-5 y Volvo XC60

Comparativa DS7, Mazda CX5, Volvo XC60
Tres SUV a tener en cuenta

Hoy tenemos reto a tres bandas. Una comparativa que enfrenta al DS7 Crossback, el Mazda CX-5 y el Volvo XC60. ¿Por cuál apuestas?

Por el momento, ni el escándalo del diésel ni las polémicas sobre emisiones de CO2 han afectado al boom de los SUV. El negocio de estos coches de moda con estética offroad no deja de florecer y, cada año, aumenta, como poco, un 10% su cuota de mercado. Especialmente lucrosos son los beneficios en el exclusivo segmento premium. Ahí es donde dominan los alemanes... hasta ahora.

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Con la nueva generación del XC60, Volvo ha logrado un éxito mayúsculo. En la primera comparativa que realizamos contra el Audi Q5 y el Mercedes GLC, el sueco demostró que puede mirar sin complejos a los coches alemanes y, ofrecer, lo mejor del segmento. Precisamente a este nivel es donde que quiere llegar Citroën. Una marca en la que uno no piensa de entrada cuando se habla de SUV premium cargados de lujo y grandes dosis de refinamiento.

Por eso, la firma francesa tuvo la idea de fundar otra marca propia para sus productos más refinados, con el nombre DS. Hasta ahora, se ha basado en modelos ha creados (DS 3, DS 4 o DS 5). Pero el DS 7 Crossback, presentado en el Salón de Ginebra 2017, es el primero que se ha desarrollado desde cero para DS. Tampoco podemos olvidar a un SUV con un toque muy deportivo que inició su andadura en 2017: el Mazda CX-5. 

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Tres SUV con 200 CV y motores diésel

Estos tres coches se presentan con unos 200 CV y motores diésel de cuatro cilindros que, a la hora de obtener potencia de forma eficiente, sigue siendo la fórmula imbatible en este segmento. El Mazda y el Volvo llegan con tracción total y cambio manual de seis velocidades; y el DS con tracción delantera asociada a un cambio automático por convertidor de par de Aisin, con ocho marchas.

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Todo esto, es la presentación de los candidatos, ahora toca analizarlos a fondo.

Así que me dirijo hacia el "lingote de oro" francés y pulso el botón de la llave para abrir la puerta a distancia. Llega la primera sorpresa: el DS 7 "parpadea", ¡como si quisiera flirtear conmigo! Seis bombillas LED de los faros principales giran sobre sí mismas y se ponen a brillar. ¡Es alucinante! También los pilotos traseros, con unos rombos grabados con láser, demuestran el mimo por los detalles en este modelo. El diseño de la carrocería es chic y atemporal al mismo tiempo. 

Me subo y llega la segunda sorpresa. ¡El mundo avant-garde de los franceses está de vuelta!

Aquí nada se parece a lo que puedas ver en otro coche. ¿Hace cuánto no veías los botones del elevalunas en la consola central? Pero no solo eso: parecen auténticas joyas en forma de rombo talladas a mano. Y es que, precisamente, los rombos son la temática general del DS 7. Los encuentras por doquier, aquí y allá, ya sea en los revestimientos de las puertas, en los dos monitores de 12 pulgadas o en los botones. Todo se ve sólido y bien rematado. Eso sí, los recién llegados, tendrán que tirarse un buen rato buscando el botón de arranque: está escondido justo debajo del reloj del salpicadero.

Me acomodo en los asientos, cómodos y mullidos, y empiezo a circular. Quienes conducen otros SUV se quedan mirando al mío, algunos, hasta giran la cabeza. Muchos deben preguntarse: "¿Qué tipo de coche es ese?". En vez del emblema de una conocida marca, lleva las letras DS. 

Y ya que hemos mencionado los tiempos dorados del avant-garde francés. ¿Seremos capaces de volver a sentir en este DS 7 la insuperable suavidad de aquella revolucionaria suspensión hidroneumática?

Pues sí, lo consigue. Siempre que conduzcas,  como lo hará, posiblemente, el 95% de sus compradores. Es decir, seleccionar el modo Confort y, en carreteras comarcales, dejar que este SUV te lleve relajadamente, para que los ocupantes apenas noten lo que sucede sobre el asfalto. A partir del acabado So Chic, lleva de serie el DS Sensorial Drive con amortiguadores adaptativos y una cámara con escáner que filtra las irregularidades de la carretera con increíble eficacia.

Solo las enormes llantas de 20 pulgadas reducen un poco el confort sobre baches como las juntas de dilatación de los puentes. Incluso en el modo Sport, el DS 7 filtra con mayor comodidad que el CX-5 con su chasis estándar. Eso sí, a partir de los 130 km/h, los ruidos aerodinámicos se superponen al motor diésel. Pero en ningún caso llega a ser un estruendo incómodo.

Por otro lado, es fácil encontrar los límites del DS 7 si realizas una conducción intensa por una carreteras repleta de curvas y con el asfalto en mal estado. La carrocería se balancea en exceso. Por este motivo, el DS 7 solo recibe 22 puntos en el apartado de suspensión, y el Volvo, más aplomado, se lleva 24. Queda claro: el DS 7 no pretende se un "devoracurvas". Tampoco lo hicieron sus antepasados, ni el DS original, el CX ni tampoco el XM. La marca sigue fiel a su carácter, aun con el paso de los años. Esto le otorga mucha autenticidad. 

Mazda CX-5, conducción deportiva al volante de un SUV

Pero si lo que quieres es realizar una conducción deportiva al volante de un SUV, tu opción debería ser, sin duda, el Mazda CX-5.

El Mazda entra en una curva tras otra y enlaza giros a buen ritmo. Esto se lo debe a una dirección, comparativamente, muy rápida y directa. El chasis es firme, pero ningún caso incómodo y permite que el CX-5 transmita mucho aplomo. Es más, incluso el ESP permite algún pequeño deslizamiento controlado de la zaga. El motor es un gran aliado en este disfrute al volante: alegre, sube de vueltas con energía y la caja de cambios, con recorridos cortos y precisos, permite apurar las marchas y sacarle el máximo rendimiento al propulsor sin dificultad. Además, el Mazda tiene el menor ruido de combustión. Por desgracia, el coche no está perfectamente aislado, y por eso el sonido del motor  se hace demasiado presente al iniciar la marcha.

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El japonés también flaquea en el apartado de frenos: necesita 35,6 metros para detenerse desde 100 km/h. No es un mal dato, pero sus dos rivales necesitan un metro menos y, además, lo hacen con más precisión.

Volvo XC60, seguridad de conducción

La seguridad de conducción es una prioridad tradicional en Volvo y el XC60 no es una excepción. Nada le saca de sus casillas. Su ESP actúa pronto y con suavidad, e incluso el chasis de serie sorprende con sus buena capacidad de filtrado del asfalto. Pero donde realmente destaca el Volvo es en la calidad de los acabados, no solo la real, también la percibida. Sobre todo si lo comparas con el Mazda, que es más espartano en este apartado.

Desde el sonido de las puertas al cerrar hasta los ajustes y revestimientos del interior, o el cuidado por los detalles. Su carrocería es la que está mejor aislada y ofrece el mayor espacio interior. Especialmente en las plazas traseras. En el DS 7 ni puedes meter los pies bajo los asientos delanteros y, como en el Mazda, vas con las piernas muy flexionadas. En el Volvo, por contra, notas mucho desahogo en todas las direcciones, y vas sentado en una posición más relajada. En su contra hay que decir que la superficie para las piernas de las plazas delanteras deberían ser un poco más generosas. 

Pero hoy en día, es muy importante el tema de las emisiones, especialmente si hablamos de motores diésel. El Volvo y el DS cumplen con la exigente norma 6d TEMP. Por eso el DS se hace con un justificado segundo puesto. ¡Una entrada destacable en el segmento SUV! 

Conclusión

Estos tres coches aportan originalidad a un segmento que suelen dominar las marcas alemanas. Estos SUV tienen sus propias virtudes. Según el protocolo, el XC60 es el ganador. Pero el que más nos ha sorprendido es el DS 7: un coche formidable en su estreno en esta categoría.

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