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El 30% de los guardarraíles son peligrosos

Seguramente, si eres motero, al titular de esta noticia: el 30% de los guardarraíles son peligrosos, le añadirías un por lo menos. El caso es que según un estudio de la Asociación Española de la Carretera, un tercio de estas barreras de seguridad presentan defectos.

Un 30% de los guadarraíles son peligrosos por falta de mantenimiento o despefectos no arreglados, según denuncia la Asociación Española de la Carretera. Sin duda, estas barreras de seguridad que se colocan en los márgenes exteriores de una carretera o en la mediana para evitar que los vehículos que se salgan de la calzada alcancen un obstáculo o un desnivel están y seguirán estando en el centro de la polémica. Quizá, por culpa de los políticos inútiles que, encima, de vez en cuando anuncian el final de los guardarraíles asesinos.

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Después del anuncio y las fotos, lo habrás visto en algún lugar que conozcas, se colocan unos cientos de metros de barreras diseñadas para retener a los motoristas, pero a varios kilómetros seguro que encuentras con facilidad tramos más largos de barreras de seguridad defectuosas. Este elemento, además de evitar que impactes contra un árbol al salirte de la vía, evita los choques frontales. Este tipo de siniestro, solo en 2014, se cobró la vida del 38% de los fallecidos por accidente de tráfico.

Como sucede con el propio asfalto y la reposición del firme, el correcto funcionamiento de estos sistemas depende de un adecuado mantenimiento de los mismos, esto comprende además de arreglar los desperfectos en las barreras tras un incidente, asegurarse de que su colocación es la idónea. Por eso, la Asociación Española de la Carretera centra en este elemento su atención cada vez que emite uno de los informes anuales denominados “Necesidades de Inversión en Conservación”. Este año han detectado que el 30% de las barreras de seguridad están mal.
 



Los principales defectos que presentan los guardarraíles son oxidación (en un 5% de los casos está así un 50% de la superficie de la barrera) y deformación, uniones no aptas, tramos con alineación incorrecta y extremos no enterrados. Por otro lado, el 3,5% de los sistemas de contención metálicos instalados en las carreteras españolas presentan deformaciones, habitualmente debido a impactos tras los cuales la barrera afectada no ha sido sustituida. Las uniones no aptas (tornillos que faltan o no están bien ajustados) y los tramos con alineación incorrecta (el borde superior del dispositivo ha de mantenerse paralelo al terreno, sin ondulaciones) aparecen –siempre según datos de la AEC- en un 8% y un 4% de los casos, respectivamente. Resulta especialmente preocupante el porcentaje de extremos de barrera no enterrados que registra el informe, un 19% para el conjunto de las dos redes viarias estudiadas (Red del Estado y Red Autonómica).

La fabricación de las barreras de seguridad responde a unos procesos de control muy exigentes, recuerda la Asociación en su comunicado, habiendo de superar ensayos de choque a escala real para verificar su correcto funcionamiento; estas pruebas son realizadas por laboratorios acreditados utilizando distintos tipos de vehículos (turismos y vehículos pesados) o maniquíes que simulan el cuerpo de un motociclista.
Una instalación inadecuada o una mala conservación del guardarraíl podrían afectar a la respuesta de estos sistemas en caso de accidente. Según la Asociación Española de la Carretera, la inversión necesaria para reponer ese 30% de barreras que están deterioradas, considerando las redes del Estado y Autonómica en su conjunto, asciende a 229 millones de euros.

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