Peugeot 508, dónde ha cambiado a mejor y qué podría mejorar

Con la nueva generación del 508, Peugeot reinventó el concepto de berlina en unos tiempos en los que este segmento está en serio peligro de extinción, ante el avance de los SUV. A continuación, analizamos con detalle dónde ha cambiado a mejor y qué podría mejorar el Peugeot 508. 

Cuando vimos por primera vez la segunda generación del Peugeot 508, rápidamente pudimos comprobar, con un solo vistazo, que nada tenía que ver con el modelo al que sustituía. 

Mientras otras marcas han abandonado el segmento de las berlinas clásicas, como Citroën, pareja de Peugeot antes con PSA y, ahora, en Stellantis, la marca de Sochaux no se resiste a dejar una categoría que le ha reportado tantos éxitos, como los Peugeot 406, 405, 505, 504… 

En lugar de marcharse, lo que hicieron los franceses es adaptarse a los nuevos tiempos. Así que convirtieron una berlina clásica de tres volúmenes en una especie de coupé de cuatro puertas, dotándolo de un aspecto más deportivo. 

Esto, unido al actual lenguaje de diseño de la firma gala, caracterizado por ese frontal con las luces LED en forma de colmillo, hace que el 508 luzca una apariencia imponente, llena de personalidad. 

Vamos a ver con más detalle dónde ha cambiado a mejor y qué podría mejorar el Peugeot 508. 

Peugeot 508, dónde ha cambiado a mejor: el diseño

Aunque ya lo hemos deslizado, conviene subrayar esta particularidad. La berlina francesa ha ganado empaque con su nueva estética. Curiosamente, es más corta que la generación anterior, cuando suele ocurrir lo contrario con un modelo nuevo. 

No estamos ante una berlina deportiva, pero su aspecto resulta muy llamativo, con una línea esbelta y de tipo fastback. Tiene unas proporciones muy armónicas y combina un frontal agresivo con una zaga elegante y deportiva. 

Equipamiento tecnológico 

El Peugeot 508 ha mejorado mucho en cuanto a equipamiento tecnológico y ahora está a la altura de sus principales competidores. Incluso, está por encima de la media, gracias a su particular i-Cockpit, que le da un aspecto muy moderno en el interior, aunque requiere un periodo de adaptación. 

Además, el 508 está equipado con todos los avances tecnológicos en materia de conectividad y ayudas a la conducción. 

Una berlina más dinámica

Sin ser un coche deportivo ni pretenderlo, el nuevo 508 intenta trasladar su estética deportiva al asfalto. Lejos queda aquel 508 para devorar kilómetros por autovía, sin más. 

La nueva generación se muestra más dinámica, ágil y estable cuando se conduce por carreteras reviradas. También ha mejorado la calidad de rodadura, aunque, en el aislamiento acústico, sin ser malo, apenas se notan diferencias con la generación anterior. Quizá se explique por la ausencia de marcos en las ventanillas y de cristal laminado.

Calidad de acabados

Otro salto importante que ha dado el Peugeot 508 es en la calidad de los acabados del interior. Los materiales empleados dan sensación de calidad y de estar bien ensamblados. 

El interior combina superficies blandas con plásticos duros con un aspecto granulado que le aporta un tacto agradable. También hay inserciones de aluminio satinado y molduras que imitan la madera. 

Maletero

El Peugeot 508 también ha cambiado a mejor un aspecto importante en una berlina: el maletero. A pesar de ser más pequeño que la generación anterior, el volumen del maletero ha aumentado en 14 litros, hasta unos buenos 487 litros.

Además, otro punto a favor es que, al contar ahora con un portón en lugar de tapa, la boca del maletero es mucho más amplia y el acceso más fácil. 

¿Qué podría mejorar?

Este tipo de berlinas ganan enteros desde el punto de vista estético y hay que reconocer que, en general, entran por los ojos. Sin embargo, el diseño condiciona un elemento clave en este tipo de coches: la habitabilidad.

En comparación con el 508 anterior, el actual pierde espacio en las plazas traseras, sobre todo, en altura para la cabeza. Esto es lógico, ya que es más bajo y el techo cae hacia la zaga, para dibujar esa silueta fastback. 

Por otro lado, el puesto de conducción es un poco particular, porque es muy estrecho y da la sensación de ir encajonado: la consola central es muy ancha y alta y la cabeza queda muy próxima al marco de la ventanilla y al techo, por lo que las personas altas pueden tener problemas de visibilidad.