Un Land Rover Defender puede con todo... y más. Mucho más.
Decisión controvertida: el próximo Land Rover Defender se hará en Europa de Este
Un Land Rover Defender es un clásico según sale de la línea de montaje. Incluso mucho antes de que recibiera esta denominación a mediados de los años 80. Si lo piensas, existen muy pocos coches de los que se pueda decir lo mismo, y más aún si se trata de versiones especiales o algo más raras como la versión cabrio. O mejor Land Rover Defender 90 Softop, como es su denominación oficial. Hay gente para la que es el coche de sus sueños: práctico, básico, indestructible, una compra para toda la vida. Y con el techo de lona, adquiere otra dimensión.
El número que aparece es la longitud de su batalla en pulgadas y hay tres diferentes: Land Rover 90 (aunque en realidad su batalla es de 93), Land Rover 110 y por último el Land Rover 130.
Una de las características del Defender Softop, que solo se vendió como ‘90’, aparte de que tiene la carrocería de aluminio como el resto de la gama, es que, hasta 2004 la lona era de tela y cuerda de cáñamo, y a partir de entonces de plástico y nylon con correajes de goma. Los apasionados normalmente prefieren la tela y el cáñamo, aunque hay que reconocer que es algo menos duradera. Además de gusto por lo clásico, tienen mucho tiempo, porque la operación de apertura y cierre no se mide en segundos, precisamente: en buenas condiciones, eso lleva unos 20 minutos, que se pueden alargar hasta 30 si la cosa se complica.
Afortunadamente existen alternativas más rápidas y cómodas. Por ejemplo, mantener sólo desenrollada la parte de la lona que cubre a los pasajeros, en caso de que el sol pegue desde arriba. Desgraciadamente, existían otras muchísimas combinaciones que ya no son posibles a partir de la última variante de 2007. En definitiva: cuanto más antiguo, más genuino.
Los Land Rover Defender de los años 90 ofrecen precisamente un buen compromiso entre practicidad y carácter (anteriormente no existía oficialmente la opción con techo de lona). Pero quien cuente con realizar muchos desplazamientos, debería decantarse por el Tdi (fabricado entre 1990 y 1998), un diésel sin ningún tipo electrónica. Con todo, para el día a día, te trata mejor el Td5, con sistema de bomba-inyector y más potencia gracias al motor de la Ford Transit. Sí, es así. Por cierto, este modelo contaba en opción con ABS y ASR: ¡un coche de la vieja escuela!
Pero hay que tenerlo claro: de prestaciones y manejabilidad en carretera anda justo, sólo gustará a aquellos que sean tipos duros de verdad, masoquistas o sencillamente lunáticos, y sólo ellos se atreverán a usarlo como único coche en el día a día. Es demasiado ruidoso, incómodo y primitivo para un uso diario. Planteárselo como un animal de compañía, al que llevas al campo en tus días de ocio, resulta mucho más lógico... ¡Y por eso es un coche casi perfecto!
El chasis lo hereda del Range Rover, incluidos los ejes rígidos delantero y trasero, las suspensiones y la reductora. Con este ADN no se le resiste nada: por ejemplo, un Jeep Wrangler no tiene demasiado que hacer...
Una de las principales pegas de los Land Rover Defender (lo puedes ver de otro modo, como una de las características) es que es como una chaqueta Barbour a la que hay que echar cera asiduamente: aquí, te toca mimarlo a menudo y mantenerlo muy al día si no quieres que te dé quebraderos de cabeza.
Y otra cosa: los Land Rover son como un mecano: se puede poner de todo, desde una carrocería tipo pick-up hasta diversas poleas y cabrestantes para amarrar un cable junto a demás extras de maquinaria pesada. Casi todo es posible en este veterano inglés. Y original, claro: como tiene que corresponder a todo un clásico.
Para terminar, echa un vistazo a la producción de los Land Rover Defender en 2015. Al fin y al cabo, hay cosas que tampoco cambian demasiado...
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