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La increíble historia del Mitsubishi 3000 GT

A finales de los años ochenta y principios de los noventa, los deportivos japoneses vivieron una auténtica época dorada. Las marcas nos deleitaron con una serie de deportivos fruto de su empeño por encontrar un buque insignia que las representase. Gracias a aquella búsqueda nació el Honda NSX, el Toyota Supra, el Nissan 300 ZX, el Mazda RX-7… o el Mitsubishi 3000 GT: esta es su increíble historia.

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En 1987, la marca japonesa presentó un prototipo cuajado de tecnología puntera y con una trabajada aerodinámica activa: el HSR era el preludio de lo que estaba por llegar. Mitsubishi aprovechó gran parte del desarrollo para concebir un deportivo capaz de humillar a muchos. Incluso hoy en día, con permiso del Porsche 911 Turbo S, es complicado encontrar en un mismo modelo aerodinámica activa, tracción total permanente, dirección en las cuatro ruedas y suspensión adaptativa. 

El Mitsubishi 3000 GT (1990-2000) era un coupé de cuatro plazas (2+2) que medía 4,60 metros de largo y pesaba 1.800 kilos, demasiado para la época, sí, pero toda su tecnología tenía un peso. Y un precio. Los japoneses (que lo comercializaron en su mercado como Mitsubishi GTO) se basaron en el chasis de las berlinas Sigma: efectivamente, el motor estaba ubicado en la parte delantera de forma transversal.

El 3000GT era un coche muy pesado, caro y daba problemas electrónicos.
El 3000GT era un coche muy pesado, caro y daba problemas electrónicos.

Más de 300 CV

Los ingenieros japoneses se enfrentaban al reto de aportar agilidad a un deportivo pesado. Para ello diseñaron un sistema con el eje trasero dotado de dirección y añadieron un labio frontal que se desplegaba así como un spoiler trasero activo que se inclinaba quince grados más cuando se superaba los 80 km/h para, así, aumentar la carga aerodinámica. Las suspensiones, por su parte, tenían amortiguadores de tarado variable electrónicamente.

El encargado de impulsar al Mitsubishi 3000 GT era un V6 atmosférico de 225 CV con tracción delantera en las versiones de acceso. Las tope de gama estaban equipadas con un V6 apoyado por un par de turbocompresores que elevaban la potencia hasta los 285 CV y hasta los 320 posteriormente. En esta caso contaban, además, con un sistema de tracción integral que transmitía la potencia a las cuatro ruedas con un reparto inicial del 45% para el eje delantero y del 55% para trasero, aunque variaba electrónicamente según las condiciones.

Tenía un equipamiento tecnológico muy avanzado, incluso para hoy.
Tenía un equipamiento tecnológico muy avanzado, incluso para hoy.

Los cambios

En 1995 llegaron los primeros cambios. Para poder adaptarse a las nuevas normativas, Mitsubishi diseñó un nuevo frontal con el que se perdieron los faros escamoteables y se dio la bienvenida a unos fijos de doble parábola carenada. Un año después eliminaron el sistema de aerodinámica activa para reducir el peso y el precio: a cambio, el 3000 GT ganó potencia y una nueva caja de cambios manual de seis velocidades. Era más prestacional, pero había perdido parte de aquello que le convertía en un deportivo genuino.

A pesar de su peso, de los recurrentes fallos electrónicos y de su precio (era uno de los modelos japoneses más caros), el Mitsubishi 3000 GT se vendió bien y hoy en día es un modelo bastante cotizado: si quieres una unidad tendrás que preparar unos 20.000 euros.

Mitsubishi 3000 GT

Las versiones especiales del Mitsubishi 3000 GT

El Mitsubishi 3000 GT tuvo algunas ediciones especiales. Una de ellas fue la MR (Mitsubishi Racing), que sólo estuvo disponible en Japón. Era una versión más ligera porque se deshicieron de la aerodinámica activa, del escape activo o de las cuatro ruedas directrices. Contaba con una caja de cambios con los desarrollos más cortos y calzaba unas llantas BBS.

Entre 1995 y 1996 llegó el 3000 GT Spyder. O lo que es lo mismo: la versión descapotable, que era aún más cara y por eso se vendió poco. Su techo duro retráctil tenía un complicado y pesado sistema que sólo mejoraba el coche en una cosa: el reparto de pesos que, con él, era de 50/50. Y, por último, en Estados Unidos se vendió el Dodge Stealth fruto del acuerdo de cooperación que, en ese momento, existía entre Mitsubishi y Chrysler. El resultado fue la creación de la empresa Diamond-Star Motors y el Stealth fue uno de sus primeros lanzamientos.

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