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Test de remolque del Porsche Cayenne Diesel

No es ningún bebedor empedernido: el nuevo Porsche Cayenne Diesel bate récords de consumo y prestaciones… incluso echándose dos toneladas a la espalda. AUTO BILD 4x4 te cuenta todo lo que es capaz de hacer y cómo hace frente a sus rivales más potentes.

Porsche se ha negado durante mucho tiempo a incluir motores diésel en sus líneas de montaje. Cuando salió el Cayenne, se repitió la misma historia: “no merece la pena”, subrayó su director general Wiedeking. Pero, a comienzos de 2009 llegó el Cayenne Diesel –con un V6 de tres litros y 240 CV desarrollado por Audi- y se convirtió enseguida en la versión más vendida de este SUV. Y no se trata precisamente de que el comprador del Cayenne sea un tipo que mira cada céntimo que gasta y que no se pueda permitir llenar el depósito de la versión gasolina. Qué va, se trata más bien de que quien se compra un Cayenne se preocupa por el consumo y la protección del medio ambiente, es decir, quiere tener la conciencia tranquila: “no es tan salvaje y, además, nunca consume más de diez litros”. Los coches como el Cayenne contribuyen a mejorar la imagen de los SUV: demuestran que estos modelos son cada vez más respetuosos con el planeta.

Como podrás imaginarte, ponerte al volante de este Porsche diésel es un auténtico gustazo: es incluso más cómodo que el gasolina V6, aunque su precio es más alto. Lo cierto es que su motor turbo, a un régimen de vueltas moderado, consigue un par motor asombroso. Además, el cambio automático se comporta sin tics nerviosos.

El Cayenne I diésel ya era así, pero la verdad es que, aunque al motor no se le haya cambiado nada, la nueva generación funciona todavía mejor. Eso se debe, en buena medida, a que el nuevo ha adelgazado 195 kg. El moderno cambio automático de ocho velocidades también ha supuesto un gran avance. La cosa se nota desde el arranque: gracias a una primera marcha corta (que se tiene que esforzar por ponerse a la altura de la reductora que se han ahorrado) tira con ímpetu de las 4,5 toneladas. La pérdida de la reductora no tiene, por tanto, mucha importancia. En pendientes de más de un 20 por ciento, el Cayenne tira del remolque con tanta facilidad que, a veces, me daba la impresión de que lo había perdido.

El todocamino germano utiliza, al igual que el híbrido, el sistema 4x4 del Q7, con diferencial central autoblocante Torsen. Junto con el efectivo sistema antipatinamiento, resulta esencial para avanzar con total seguridad.

Las prestaciones con remolques baten nuevas marcas: las cifras alcanzadas son mucho mejores que las obtenidas por los modelos de VW y Audi que llevan el mismo motor. El Porsche también consigue batir al BMW X5 35d. Tan sólo los 380 CV de la motorización híbrida del VW Touareg (que está disponible con la misma tecnología que el Cayenne Hybrid) consiguen tirar con mayor fuerza.

El cambio de marchas automático responde en la montaña con el mismo nivel bajo de revoluciones con el que trabaja en autopista. Durante el ciclo de pruebas, el Porsche se contenta con unos destacables 13,38 l/100 km: no sólo reduce el consumo de sus antecesores, sino el de todos los diésel seis cilindros de la liga de los 4x4 con más de 200 CV.

De su comportamiento de conducción, sólo tengo buenas palabras. Con el chasis de suspensión neumática, el Cayenne ofrece un confort altísimo. Si quieres, puedes poner el modo suave y disfrutar de su aterciopelada rodadura. La seguridad tampoco se resiente y el balanceo se controla sin que tenga que intervenir el ESP. En cualquier caso, te recomiendo que, si eres de los que les gusta ir rápido y circulas por carreteras secundarias en mal estado, le pongas el modo normal de la suspensión.

A muchos conductores les va a gustar que el Cayenne lleve los sistemas de asistencia electrónicos justos y necesarios para darte un valioso apoyo en la carretera (son prácticamente los mismos que incorpora el VW Touareg). Es un gustazo comprobar que el portón trasero con cierre eléctrico también funciona con el remolque puesto. También me encanta que la regulación de altura de la suspensión no sólo se pueda utilizar para acoplar cómodamente el remolque, sino durante el trayecto. Algo que, en cierto modo, resulta tranquilizador: hay un par de detalles que, desde el punto de visto del remolque, no se ha mejorado en esta nueva generación de Cayenne, sino que se ha empeorado: los grandes y cómodos retrovisores se han sacrificado en aras del descenso de emisiones de CO2. Los nuevos no sólo reducen la resistencia al viento, sino la visibilidad trasera. Su forma redondeada dificulta, además, la colocación del típico espejo adicional para remolques.

Otro pequeño detalle: la cámara de marcha atrás, protegida por una tapa que se levantaba de forma eléctrica cuando insertabas la marcha atrás, era algo más que un moderno gadget… siempre estaba limpia y, gracias a su colocación central, ofrecía una imagen nítida y simétrica que facilitaba mucho las cosas a la hora de acoplar el remolque. Pero esto ya no es así: ahora va ubicada en el hueco de la matrícula y mira de reojo el enganche eléctrico… igual de mal que en otros coches del mercado. Ahora hay que acostumbrarse a colocar la bola exactamente bajo el enganche.

Conclusión

Salvo el elevado precio, el Porsche Cayenne no presenta prácticamente ningún inconveniente. Con el remolque a cuestas, trabaja con energía, seguridad y aplomo. Además, resulta confortable y ahorrador. Para los amantes de los buenos coches, este Cayenne es un SUV de coleccionista. Su único problema: el VW Touareg, que comparte muchas cosas con él, sabe hacerlo casi igual de bien… y no cuesta tanto.

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