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Test 100.000 km: Mercedes GL 420 CDI

Juan Antonio Corrales

¿Todavía quedan Mercedes de los de toda la vida? Claro que sí. El gigantesco GL 420 CDI, construido en Estados Unidos, ha dado toda una lección a los redactores de AUTO BILD 4x4 tras superar 100.000 kilómetros dando el callo... y con tan sólo una avería.

Un todoterreno repleto de aparatos electrónicos y extras, con un complejo diésel de ocho cilindros bajo el capó y fabricado en el sur de Estados Unidos: ¿puede un coche así aguantar 100.000 kilómetros y seguir funcionando como si nada? Aparte de la suspensión neumática y los dos bloqueos de serie, el Mercedes GL de este test de larga duración contaba con numerosos extras como el techo solar eléctrico, la calefacción estacionaria, el navegador Comand, los faros bixenón y el enganche para remolque: el precio ascendía en octubre de 2007 hasta los 102.524 euros.

El GL me ha dejado impresionado, no sólo con su precio, sino también con su aspecto macizo: más de cinco metros de largo y 2,7 toneladas de peso en vacío. Una de las notas de nuestra hoja de ruta dice del Big Benz que “rebosa fuerza y espacio”. Otro comentario apunta: “puro confort y muy manejable para ser un buque de este tipo”.

El Mercedes GL se conduce tal y como parece a priori: derrocha dosis de seguridad en sí mismo y le transmite al conductor la sensación de seguridad que su aspecto macizo destila. Además, arrastra los remolques con total dominio gracias a sus 306 CV y sus brutales 700 Nm de par motor. Cuando se supera el vacío de los turbos y ambas turbinas empiezan a dar caña, no hay montaña que se le resista a su diésel V8. “La verdad es que da miedo cómo hace frente a las pendientes más empinadas”, señala con perplejidad uno de los probadores-conductores tras llevar más de una tonelada de carga en el remolque.

Eso sí, todo ese derroche de energía te pasa factura a la hora de ir al surtidor y repostar; el GL consume una media de 13,8 litros cada 100 km, aunque tengo que recordarte que ha habido de por medio mucho trabajo duro y conducción alegre. Este enorme diésel de ocho cilindros no es, desde luego, ningún ejemplo de ahorro, pero, a cambio, no hay casi ningún todoterreno en el mercado que mueva 3,5 toneladas de peso sin inmutarse. Si te cortas un poco a la hora de pisar el acelerador, entonces es muy probable que el consumo se acerque a los datos oficiales. Un consejo: lo mejor que puedes hacer con este Big Benz es conducirlo con prudencia, los volantazos no le gustan demasiado y las inercias generadas pueden ser peligrosas. La conducción en ciudad tampoco es su fuerte. Sus más de cinco metros de longitud no son ninguna molestia en los enormes aparcamientos norteamericanos, pero sí son un problema en las pequeñas plazas de estacionamiento que hay en nuestro país.

La suspensión neumática, de serie en el equipamiento, se atreve con todo, pero su comportamiento no es perfecto. A muchos conductores con gustos deportivos les parece que el modo normal, y sobre todo, el confort, es demasiado blando. Por contra, dicen que el Sport va muy duro.

En el apartado de carga, el todoterreno germano es un gran amigo de los transportistas y es perfecto para mudanzas o labores similares: los 2.300 l de maletero son más que suficientes.

Fuera del asfalto pocos son los obstáculos que se le resisten: sus 31 centímetros de altura libre al suelo y los bloqueos de diferencial trasero y central son de mucha utilidad cuando el terreno se pone complicado.

Tras completar el test de 100.000 km, muchos conductores perciben un par de achaques en el Mercedes GL: la persiana del maletero se atasca, en la parte trasera falla la iluminación del cenicero, los neumáticos de invierno (Pirelli Sotto-zero) hacen demasiado ruido, el revestimiento de cuero del volante se desgasta en la zona superior y el techo corredizo cruje de vez en cuando... nimiedades sin importancia. En nuestra bitácora sólo está señalada una avería seria: en el kilómetro 80.049 falla el compresor de la suspensión neumática: la bomba de aire se queda sin fuerza. Hay que llevar al germano-americano al taller: el nuevo compresor Airmatic sale por 372 euros. Allí se dan cuenta de que el amortiguador trasero de la izquierda se ha vuelto permeable y en la zona superior se sale un montón de aceite. Una de las cámaras de aire también está hasta arriba de aceite... Eso es todo.

En una época en la que nos estafan con las cosas más peregrinas (jamón serrano de imitación, vinos con mucha química...), el GL demuestra que está chapado a la antigua... y con todas sus virtudes completamente intactas. Tiene todo lo que se espera de un coche con la estrella en su frontal: el tío no es que parezca macizo como una roca, es que realmente lo es.

Esta prueba demuestra también el alto nivel alcanzado por la fábrica americana de Tuscaloosa/ Alabama. Lo confesamos: el ML 270 CDI de la primera generación no nos convenció, pero este Mercedes cumple con las dosis de solidez y fiabilidad que se esperan de él... y de su precio.

Valoración

Nota9

¿Todavía quedan Mercedes de los de toda la vida? Claro que sí. El gigantesco GL 420 CDI, construido en Estados Unidos, ha dado toda una lección a los redactores de

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