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Test de larga duración: 100.000 km con el Skoda Superb

Skoda Superb: test 100.000 km
Con un nombre así, debe estar a la altura. ¿Lo logrará este Skoda Superb tras 100.000 km?

Aquí va, sometemos a la berlina checa a una de nuestras pruebas más exigentes: test de 100.000 km con el Skoda Superb

Super viene del latín y significa 'sobre' o 'arriba'. Superb, a su vez, tiene raíces francesas y significa "exquisito" o "espléndido". Skoda demuestra mucho arrojo al atreverse a llamar así a su gran berlina: el Skoda Superb. Pero el orgullo de marca de los checos está ahí: con este nombre llamaron a un sedán de lujo fabricado entre 1934 y 1949. Era potente a la par que elegante, con motores de seis y ocho cilindros.

Esto último no lo puede ofrecer ya el Superb actual, que es el modelo que ha sufrido nuestro test de los 100.000 kilómetros. Pero sí que es un sedán grande y majestuoso del segmento medio, gracias a su carrocería de casi cinco  metros de largo. Su color azul Lava metalizado (655 euros) acentúa sus formas estilizadas y modernas y este Skoda cuenta, además, con algunos detalles que te hacen la vida más fácil: cambio de doble embrague, climatizador automático de tres zonas, parabrisas con calefacción, sistema de sonido Canton, gancho de remolque, o sensores de estacionamiento delanteros.

Test de 100.000 km con el Skoda Superb. ¡Comenzamos!

La prueba comenzó el 12 de diciembre de 2016. Y de qué manera: "Un ejemplo perfecto de un coche que te conquista". Esta fue la primera entrada en el cuaderno de viaje. "Se ve bien, tiene mucho espacio, uno se siente como en casa" escribía uno de nuestros redactores con entusiasmo. Las alabanzas siguieron: "Casi perfecto, pese a que no es una berlina sobrada de potencia", escribía otro de nuestros probadores con satisfacción. 

"A diferencia de su predecesor, este monta por fin suspensiones cómodas. El Superb recuerda a las grandes berlinas francesas de finales de los años noventa y, especialmente, en el modo Confort es suave y relajado", recuerda otro redactor, experto, a la par que apasionado, de los coches galos clásicos.

Incluso el motor 1,4 TSI, relativamente pequeño para una berlina de este tamaño, fue aplaudido por la mayoría: "En un sedán como este, incluso sus escasos 150 CV son suficientes para viajes rápidos", dice otro de nuestros probadores, también un especialista y apasionado, este caso, de los modelos de BMW

"El motor es suficiente, el temperamento más que decente, es silencioso y, a pesar de ser un gasolina, tiene un buen consumo", dice otro de nuestros redactores después de probarlo. Una apreciación acertada: de media, el Skoda ha necesitado 8,7 litros cada 100 kilómetros, que junto con el tanque de 66 litros ofrece una generosa autonomía de 750 kilómetros. Y se evita así las polémicas que rodean ahora a los diésel. 

La única pega

¿No hay critica alguna, entonces? Sí, pero prácticamente en un solo punto: el cambio de doble embrague de siete velocidades. Al principio, uno de nuestros probadores apuntó: "Funciona bien, para mí es satisfactorio". Pero poco tiempo después, afloraron los clásicos problemas de un DSG. "A la transmisión le falta cierta suavidad, pero solo en la ciudad", valoró uno de nuestros colegas en el kilómetro 13.505. "En una conducción un poco más rápida, a veces derrapan las ruedas motrices, incluso en carreteras secas", apuntó otro compañero en el kilómetro 32.596. Y en el 97.020, otro probador anotó: "El embrague se nota como castigado y la caja de cambios se ha vuelto más lenta ".

El DSG procede, como el resto de los elementos mecánicos, de Volkswagen. El Skoda Superb emplea la plataforma modular del Audi A3, el Seat León, el Golf o el Passat. La transmisión asociada también es de VW y, como ha quedado claro, no les gusta a todos. Aunque tiene su público y algunos solo tienen alabanzas para este tipo de cambio. En cualquier caso, es justo decir que los problemas del DSG no son solo típicos de Skoda. Por eso, lo mejor es pensarlo antes de hacer la cruz a este sistema en la lista de extras a elegir.

En resumen...

Y el DSG fue, en realidad, y como ya hemos dicho, la única crítica importante. Por lo demás, el Superb tuvo un rodar impecable en cada kilómetro, aunque hubo algunos percances. Al principio, después de solo 2.802 kilómetros, un colega de la redacción lo condujo por nuestro aparcamiento subterráneo con el portón trasero abierto, que chocó contra una lámpara y rompió las bisagras. Después de la reparación silbaba de vez en cuando en ese punto. Y en el kilómetro 62.294, como parte del mantenimiento, las pastillas de freno delanteras y traseras y los discos traseros se reemplazaron.

¿Y por lo demás? No paso nada. Al contrario, el Superb se mantuvo en buena forma. 

"No parece que le afecten los kilómetros. Especialmente el interior, que todavía está en excelentes condiciones", anotaba un redactor después de 99.528 kilómetros. Los piropos fueron constantes. "Maravilloso, no tengo otro adjetivo", decía otro colega de la redacción. "¿Qué debería ser mejor en el Volkswagen Passat? Y: ¿por qué debería elegir un A6? ", se preguntaba otro de nuestros probadores. La excelente impresión que deja se confirmó al desmontarlo y escrutarlo a fondo. Pero en el penúltimo viaje a la medición del consumo final ocurrió una pérdida de refrigerante en la bomba de agua, por una junta desgarrada. Solo cuesta unos cuatro euros, pero esta visita no programada al taller le arruinó la posibilidad de hacerse con un 10 como nota final. 

Valoración

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Enfrentamos al Skoda Superb a una de nuestras pruebas más duras y fiables: un recorrido de 100.000 km con inspección mecánica a fondo. ¿Lo superará con nota?

Lo mejor

Apenas ha dado fallos en los 100.000 km que ha durado la prueba

Lo peor

El cambio de doble embrague de siete velocidades que ha dado algún problema, aunque no suele ser habitual

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