Prueba del Ford Fiesta ST200: última palabra

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Esta es la prueba del Ford Fiesta ST200. Al Ford Fiesta que conoces le queda muy poco de vida. Este utilitario lleva en el mercado desde 2008 y, sin duda, ya le ha llegado el momento de su relevo. En 2013 recibió un importante lavado de cara y llegó la versión ST180, que nos dejó a todos con la boca abierta. Todo el que lo probaba se bajaba con una enorme sonrisa y exclamando: "¡Qué bien va este coche!" Ahora, tres años después, en Ford quieren darnos una última alegría y lanzan al mercado el Fiesta ST200. Un modelo con el que van a despedir con la cabeza muy alta a esta generación de su utilitario.

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Es justo reconocer que aunque el Fiesta ST siempre ha brillado en su comportamiento, también es cierto que ha estado un paso por detrás en potencia frente a sus rivales. Por ejemplo, el Peugeot 208 GTi tiene 208 CV de potencia, el Opel Corsa OPC se desmarca con 210 CV y Renault te ofrece el interesante Clio Sport Trophy con 220 caballos. El Fiesta ST180 era superado también por los VW Polo GTI y Seat Ibiza Cupra con 192 CV. En cierto modo, el deportivo de Ford era el patito feo del segmento en lo que a potencia máxima se refiere. No obstante, con la llegada del ST200, de un solo salto llega a la parte alta del segmento de los utilitarios de altas prestaciones.

Los ingenieros de Ford no han tenido que realizar grandes modificaciones para conseguir incrementar el rendimiento de los 182 a los 200 CV. Han trabajado, sobre todo, en la electrónica que gestiona el motor. El resultado es evidente: 200 CV a 6.000 vueltas con 290 Nm de par a 2.500 rpm frente a los 182 caballos a 5.700 revoluciones y 240 Nm a 1.600 vueltas. ¿Por qué te muestro esta comparativa de los modelos? Para que puedas ver que el motor ST200 no ha perdido carácter deportivo, ofrece su potencia máxima a más revoluciones y el dato del par máximo se sigue ofreciendo a bajas vueltas.

Este 1,6 litros de 200 CV es, sin duda, de lo mejor que te puede ofrecer este coche. Su funcionamiento es explosivo y es de ese tipo de propulsores con los que te sientes muy cómodo llevándolo en la zona alta del cuentarrevoluciones, a pesar de ser un bloque turboalimentado. No obstante, me pregunto: "¿Dónde quedaron los maravillosos atmosféricos de carácter puntiagudo?"

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Ford Fiesta ST200 2016 (10 imágenes)

Reconozco que con los años me estoy volviendo muy nostálgico. Así que voy al grano: como tiene mucho par a bajas vueltas, cuando estés en un tramo de montaña circulando en segunda, a la salida de una curva, si pisas el pedal del acelerador a fondo, sujeta fuerte el volante. El Fiesta ST200 2016 tiene el sabor de los deportivos de finales de los noventa y te exige ser decidido en su conducción. Hay mucho par en el eje delantero y es necesario dosificarlo. Si cuidas al Fiesta ST con una conducción ordenada y técnica, te encontrarás el utilitario más divertido y efectivo (una combinación difícil de aunar) del mercado. La suspensión del Fiesta es dura, en algunas ocasiones incómoda pero en ningún momento rebotona. Puedes rodar muy alegre por asfaltos rotos y los amortiguadores siempre absorberán las irregularidades con eficacia. Así lo he podido comprobar por los más de 700 kilómetros de carretera de montaña que he realizado con esta unidad del Fiesta ST200. Eso sí, durante mi jornada de pruebas he llegado a obtener un consumo medio en conducción deportiva de hasta 13,7 l/100 km. Aunque, lo normal, es andar en los 8,1 litros que obtuve en el test de consumo normalizado de AUTO BILD. Como puedes ver, esta cifra queda muy lejos de los 6,1 l/100 km que promete Ford. ¡Último piropo! Debo quitarme el sombrero con el tacto de la dirección y el cambio. Casi tan precisos como los de un Mazda MX-5.

Llegó el momento de hablar de dinero. ¿Merece la pena pagar los 26.400 euros que cuesta el ST200? Pues si tienes en cuenta que te puedes llevar un Fiesta ST180 por 18.225 euros (si lo financias con Ford) y que hay una diferencia de casi 8.000 euros, pienso que es demasiado dinero para que se justifique su compra. Eso sí, el ST200 es un deportivo más completo, prestacional y, sobre todo, con un espíritu más exclusivo.