Prueba del Audi A3 2.0 TDI 150 2016

Es el motor que en un principio puede sonar más atractivo, porque para muchos el 1.6 TDI de 110 suena corto. Si vas a hacer pocos desplazamientos interurbanos, el Audi A3 TDI 110 te puede valer sin problemas, sobre todo porque te ahorras los 2.050 euros que hay de diferencia en el precio de ambos. Es evidente que es una buena cantidad, pero no lo es menos que si tus recorridos habituales pasan por largos tramos de autopista, el 'sacrificio' económico merece la pena. Esos 35 caballos extra se notan al acelerar, pero sobre todo al recuperar, donde los dos litros de cilindrada dejan muy atrás a los 1,6 del hermano pequeño. Más todavía si cuentas con el cambio S-Tronic de mi unidad de pruebas, que aprovecha bien el potencia del motor y cuenta con modo deportivo por si te quieres dar una alegría en curvas. La alegría en estos tramos será doble si montas la suspensión deportiva y rebajas la altura de la suspensión, si bien se nota la sequedad de reacciones y pierdes confort. No es como otros rivales donde apenas se perciben diferencias de comportamiento o comodidad en el acabado más deportivo de la gama: aquí el S-Line es 'durito' desde el principio.

Todo se gobierna desde un volante achatado y con un cuadro de mandos donde todo es igual al modelo anterior... salvo el Virtual Cockpit, que permite cambiar los relojes en función de la información que más necesitas en cada momento. Personalmente, me quedo con la configuración de velocimetro y cuentavueltas en pequeño. A nivel de espacio en maletero y plazas traseras se mantiene idéntico también: es decir, detrás bien en altura para la cabeza y justo en anchura para tres adultos. 

En resumen, te recomiendo el TDI 150 si vas a a hacer muchos kilómetros. El consumo real durante la prueba se ha quedado en 5,9 litros, poco más que el 1.6 TDI. Y la diferencia en prestaciones es sensible. Eso sí, más dudas tendría en cuando al acabado a elegir, pues mientras un 2.0 TDI S-Line S-Tronic se va hasta los 32.630, si lo coges manual y sin S-Line se queda en 28.500 euros. 

El paquete S-Line, por cierto, se compone de taloneras y paragolpes en diseño deportivo, rejillas frontales en color negro, difusor trasero en estructura de panal, alerón en el techo y salida cromada. La suspensión deportiva aumenta la factura en 665 euros.