Logo Autobild.es

Prueba Aston Martin DBX 707, el coche de empresa de Fernando Alonso

Para empaparse de un buen chute de cultura automovilística británica no hay nada mejor que ponerse a los mandos del titánico Aston Martin DBX 707 en un recóndito, pero también maravilloso, circuito en la costa de Gales

Prueba Aston Martin DBX 707. Son tiempos convulsos los que vivimos, entre otros motivos porque las referencias, aquellas que al menos a un servidor le permiten seguir manteniendo la fe en la condición humana y el devenir del mundo, se están viniendo abajo. 

Baste como botón de muestra mi hasta ahora inquebrantable fe en el establishment británico, incluso en los años en los que el premier brtiánico era un ex juntaletras como el que firma estas líneas, de peinado cuando menos exótico, amante de la juerga como el que más y manipulador hasta el extremo.

Pero cuando una referencia institucional como el Gobierno de Gran Bretaña se convierte en lo que la prensa británica terminó calificando como "Britaly", por una inestabilidad inusitada en Reino Unido, más propia de la Piel de Toro, es que el mundo se está yendo al carajo. 

 

¿A qué agarrarse entonces? A valores seguros, y en este sentido Aston Martin ha sido, es y espero que siga siendo por muchos años esa marca con la que todos soñamos y todos deseamos, sobre todo desde que se convirtió en el coche oficial del agente secreto más elegante, duro, seductor y canalla que ha habido –en la ficción, me refiero–: James Bond. Sin duda, un valor seguro.

Cómo renunciar entonces a una invitación tan sugerente como irse a un circuito recóndito, en la costa occidental de Gales y frente a tierras irlandesas para poner a prueba el último aparato salido de la factoría de Gaydon: el Aston Martin DBX 707, el que es nuevo coche de empresa de Fernando Alonso.

Diseño: casi igual que el DBX 'normal'

Hay que reconocer que los chicos de Aston Martin anduvieron bien espabilados a la hora de elegir el nombre de esta versión sobrepotenciada del primer SUV de la marca, pues el cerebro –al menos el mío, que gusta de simplificar las cosas– tiende a vincular el 707 con el 007 del icónico agente del MI6.

A simple vista, el Aston Martin DBX 707 parece idéntico al DBX normal. Pero lo cierto es que sí presenta ciertas diferencias tanto en el exterior como en el interior. Así, por ejemplo, en el frontal cuenta con una rejilla más grande y un nuevo diseño de las luces de conducción diurna.

Además, suma nuevas tomas de aire y conducto de refrigeración de los frenos, y un novedoso difusor delantero, mientras que la rejilla cromada y satinada ha sido ampliada para aumentar el flujo de aire para refrigerar el motor.

En el lateral destacan los estribos de color negro brillante y con un perfil más profundo de modo que dé la sensación de que el DBX 707 esté pegado al suelo.

En la trasera se ha añadido un lip spoiler al alerón del techo para reducir la elevación aerodinámica y aumentar la estabilidad a altas velocidades, y un difusor trasero doble de mayor tamaño.

En el interior del DBX 707 el espíritu deportivo viene acentuado con los asientos Sport de serie. Además, los mandos del interior incorporan un acabado cromado oscuro a juego con el exterior.

Sea como fuere, lo cierto es que el DBX707 es una fabulosa y tremendísima vuelta de tuerca del DBX normal. Y es que, gracias a todas las mejoras introducidas, se puede afirmar sin género de dudas que el DBX 707 entra en la liga de los llamados SUV definitivos, en la que militan gallos de pelea como el Porsche Cayenne GT Turbo o el Lamborghini Urus. Ahí es nada...

Motor V8 AMG: una buena base 

El equipo de Aston Martin, con el ingeniero jefe Andy Tokley a la cabeza, tenía claro que partía de una base muy buena –el motor V8 de 4,0 litros con doble turbo, de origen AMG–, a la que sólo había que sacarle mayor rendimiento. 

Por este motivo le incluyeron al motor AMG rodamientos de bolas y una calibración especial, con lo que obtuvieron una mayor entrega de potencia. 

Además, le sumaron la transmisión automática de nueve velocidades con embrague húmedo, con lo que es capaz de gestionar cargas de par motor mucho mayores y, lo más importante, soportar los 707 CV de potencia (157 CV más que el DBX normal) y el tremendo par de 900 Nm (200 Nm más). 

Todo ello se traduce en unas prestaciones de infarto: 310 km/h de punta y un 0 a 100 km/h en 3,3 segundos (es 1,2 segundos más rápido que el DBX). Ni tiempo te da de pestañear...

Claro que con esas mejoras en el motor había también que reforzar el conjunto con un equipo de frenos capaz de domar a la bestia. Por este motivo montaron frenos cerámicos con fibra de carbono (CCB) y pinzas de seis pistones. Y, por supuesto, añadiendo tomas de aire para refrigerarlos convenientemente.

En el apartado del tren de rodaje el DBX 707 también recibió una nueva versión del diferencial electrónico trasero de deslizamiento limitado E-Diff, reforzado precisamente para soportar el brutal par de 900 Nm. 

En este sentido, la distribución del par motor entre el eje delantero y el trasero sigue siendo automática y es capaz de enviar hasta el 100% de la fuerza al eje posterior, en caso necesario. En cualquier caso, el DBX 707 cuenta con un reparto de pesos de primera: 52% delante y 48% detrás, (frente al 53% y 47% del DBX)

Comportamiento dinámico: ágil como una gacela

¿Y en qué se traduce todo esto? El coqueto circuito de Anglesey me espera. Como primera toma de contacto, Andy Tokley hace de Cicerone. Me explica que en el DBX 707 se han modificado algunos detalles del sistema de control activo electrónico de la inclinación eARC, en el que se han ajustado algunos parámetros para reforzar la sensación de agilidad y, a su vez, mejorar el equilibrio del conjunto.

Tokley me indica con el dedo la función Race Start (disponible en los modos GT, Sport y Sport+), cuyo objetivo es maximizar la aceleración de arranque. 

Él mismo arranca y activa la citada función. "Esto le aporta mucho drama", señala con una enorme sonrisa, mientras un poderoso rugido que proviene de atrás invade todo a nuestro alrededor.

Prueba Aston Martin DBX 707

Sale a pista dejando que el motor de la fiera ronronee, hasta que le da un golpe de gas en la primera curva, como saludo de bienvenida. Pues... ¡Hola! ¡Encantado!

A pesar de todo, la vuelta de reconocimiento la realiza de forma muy suave, lo que me permite memorizar las zonas más complicadas... En cualquier caso, el trazado cuenta con muchas escapatorias, así que, en caso de que la cosa se complique, serán un buen refugio.

Tomo el mando. El reto es considerable, no sólo por estar al volante de una hipoteca rodante –el precio parte de 242.000 euros, frente a los 186.000 del DBX básico–, sino sobre todo porque el volante está a la derecha –como manda Irlanda y toda la Commonwealth–. 

Inicio la marcha lento pero seguro, pero seamos sinceros: el DBX 707 no está hecho para andarse con remilgos de hombre blandengue.

Así que tras una primera vuelta en modo Sport (con las ayudas parcialmente desactivadas) cambio a modo Sport+ (sin ESP) que te deja jugar con el eje trasero y divertirte un buen rato. ¡Que la vida son dos telediarios, demonios!

El motor V8 es una rock&roll star

Tras la primera curva a derechas nada más salir del paddock hay una enorme parábola que termina en una subida con un giro a izquierdas muy abrupto. Esa enorme semirrecta es el lugar idóneo para sacarle todo el jugo al motor y comprobar todo lo que corre. 

En un santiamén me pongo en 200 km/h y parece que se me va a acabar la vía y llega la curva.  Nada, hombre, no hay problema: la transmisión es rápida como un bólido y los frenos son contundentes hasta decir basta.

Pero lo mejor es el sonido. Sí, porque no es un ruido ensordecedor; este V8 es un rock&roll elegante; es como Robert Plant de Led Zeppelin desgañitándose al cantar Rock&Roll, pero con la electrizante guitarra de Jimmy Page aportando armonía. 

Aunque puestos a elegir me quedo con las curvas cerradas y la pronunciada bajada hacia el paddock, con esa maravillosa vista al mar (arriba, sobre estas líneas), donde el nuevo DBX 707 me mostró que, pese a su tamaño, los genes Aston Martin están presentes. 

No solo es la precisión de la dirección y la contundencia de los frenos cuando toca bajar el pistón, sino sobre todo es el increíble comportamiento del chasis, que mantiene el conjunto sin ningún ápice de oscilación, permitiendo cambios de apoyo rápidos y todo ello con un par que convierte a esta mole de 2.245 kilos en una ágil y rápida gacela Johnson huyendo de un león. 

Y lo mejor es cuando le buscas las cosquillas –porque el cuerpo te lo pide– y el tren trasero parece querer tomar la delantera, le das un golpe de gas, contravolanteas y el coche vuelve obediente y sin apenas rechistar por la senda correcta. ¡Maravilloso!

Me bajo del Aston Martin DBX707 agitado y mezclado. Agitado porque este SUV deportivo te mueve todos los chacras y te lleva a otra dimensión, y mezclado... o mejor dicho, con mezcla de sentimientos: feliz, pero triste de tener que bajarme de esta obra de ingeniería.

Precio y rivales

Como decíamos líneas más arriba, el Aston Martin DBX 707 milita en la liga de los SUV definitivos, con rivales de cuidado como el Porsche Cayenne Turbo GT, el Lamborghini Urus y, próximamente, el Ferrari Purosangue.

El Aston Martin DBX 707 está disponible desde 242.000 euros.

Valoración

Nota8.5

Prueba del Aston Martin DBX 707, la versión sobrepotenciada del SUV deportivo de lujo, en el circuito de Anglesey (Gales, Gran Bretaña). 707 CV de pura diversión.

Lo mejor

Comportamiento dinámico, suspensiones, sonido del motor V8

Lo peor

Precio, precio, precio

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.