Diésel o gasolina, ¿qué coche interesa comprar en 2020?

A la hora de comprar un coche hay que tener muchos factores en cuenta. Las diferencias entre los diferentes tipos de vehículos son grandes y, por lo tanto, es una decisión que debemos reflexionar. Es normal hacerse multitud de preguntas, pero hay una que se repite especialmente: diésel o gasolina. Las diferencias entre uno y otro nos pueden ayudar a decantar la balanza. Por ello, vamos a intentar responder a una de las preguntas del millón: diésel o gasolina, ¿qué coche me interesa comprar en 2020?

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1. Precio de compra

Lo más fácil es empezar por el principio. A la hora de elegir un coche diésel o de gasolina, uno de los factores que podemos tener en cuenta es el precio de compra. Los primeros suelen ser, de media, 1.500 euros más caros… pero puede que en 2020 no sea así. 

Probablemente habréis escuchado hablar sobre la Corporate Average Fuel Emissions (CAFE). O, mejor dicho, la nueva normativa europea que obliga a las marcas a que sus coches no superen los 95 gramos de dióxido de carbono (CO2). ¿Qué pasa si no la cumplen? Tendrán que pagar 95 euros por cada gramo de más y por el total de ventas.

Con semejante panorama, los fabricantes ya se han puesto manos a la obra para reducir el nivel de emisiones de su flota. Para ello han tomado dos caminos: la electrificación de sus gamas y el fomento de la venta de los coches con menor nivel de emisiones. En este grupo entran, además de los Eco y los Cero, los diésel. 

La razón la encontramos en las emisiones de dióxido de carbono, que son las que mide la normativa europea. Las de un vehículo diésel son, aproximadamente, un 15% más bajas que las de su equivalente en gasolina. Por otro lado, son mucho menores que las de un SUV de gasolina, que, por norma general, es el modelo de moda en el mercado español.

Por lo tanto, si las marcas lo que buscan en incentivar la venta de los coches con emisiones más bajas, la diferencia entre el precio de un coche diésel y uno de gasolina podría reducirse. Y es que lo lógico es pensar que los primeros tendrán mejores ofertas, descuentos mayores y otros beneficios para hacer más atractiva su compra ante los conductores.

2. Ley de Hidrocarburos: el precio del diésel

Otro de los argumentos para decir entre comprar un diésel o un gasolina es la famosa Ley de Hidrocarburos. Con el Gobierno ya formado, se prevé que este proyecto sea realidad en un futuro no muy lejano.

El objetivo es terminar con los privilegios del diésel para equiparar su precio al de la gasolina. Bruselas pidió a España que incrementase la tributación por litro del diésel porque se le aplicaba el tipo mínimo a pesar de tener mayor contenido energético y de carbono. Y es que si comparamos el tipo que se aplicaba a ambos combustibles, el del diésel era un 23,3% más bajo.

La consecuencia directa de esta Ley de Hidrocarburos es que el precio del diésel subirá. En su momento, desde el Ministerio de Hacienda se apuntó que el sobrecoste anual sería de, aproximadamente, 39 euros. Es decir, llenar el depósito de un coche diésel nos saldría 3,3 euros más caro cada mes.

Teniendo en cuenta que el precio del diésel ha sido, históricamente, una de sus mejores bazas para decantar la compra a su favor… ¿quiere decir que en estos términos es mejor uno coche de gasolina? Lo cierto es que a pesar de la subida de precios, el consumo medio de un vehículo de gasóleo es entre un 15 y un 20% más bajo que el de uno de gasolina debido a su sistema de inyección.

Eso sí, no podemos olvidar que los avances del sector han conseguido que los motores de gasolina reduzcan bastante su consumo convirtiéndolos en la herramienta perfecta para los conductores que le dan, sobre todo, un uso urbano. Sin embargo, para aquellos que acumulan kilómetros y kilómetros, llenar un diésel seguirá teniendo un coste más reducido… aunque no tanto como antes.

3. Los gastos del coche

Al hilo del punto anterior, llegamos al siguiente factor que nos puede ayudar a responder a la pregunta sobre qué coche comprar, diésel o gasolina. Hablamos de los gastos que implica tener un coche en propiedad. 

Un vehículo necesita mantenimiento y en este apartado, el diésel tiene poco que decir frente a la gasolina porque mantenerlo es más caro. Tallerator, la plataforma comparadora de precios de mecánica online, elaboró en su momento un informe en el que desvelaba que la revisión de un diésel a los 60.000 kilómetros es 20 euros más cara, una cifra que menguaba a medida que se acumulaban kilómetros. Una información que nos puede servir para hacernos una idea de otras operaciones de mantenimiento del coche.

A la hora de pasar la Inspección Técnica del Vehículo (ITV), el desembolso será mayor en un coche diésel que en uno de gasolina. Sin embargo, en el seguro apenas encontraremos diferencias. Según Mapfre, a la hora de asegurar un coche ya no es una variable importante que influya en el precio de la póliza.

Finalmente, si piensas en sacarle algún rédito a tu vehículo, hay que tener en cuenta que el valor residual de un diésel está viviendo una caída libre. Su devaluación hace que los compradores valoren otras alternativas y si la demanda baja, también lo hacen los precios.

4. Las restricciones de circulación

El último argumento que podemos tener en cuenta a la hora de comprar un coche de gasolina o un diésel es la circulación. O, mejor dicho, las restricciones de circulación.

La Dirección General de Tráfico (DGT) considera que cualquier coche diésel que sea anterior 2006 (EURO 3) no es eficiente a nivel de emisiones. Una clasificación que afecta a la mayor parte del parque automovilístico español que tiene, de media, más de doce años de vida. Y si echamos la vista atrás ese tiempo, el diésel era la moda imperante.

Por lo tanto, los vehículos diésel actuales no estarían sometidos a unas prohibiciones tan fuertes. No en vano, la mayoría de los motores actuales tienen unas emisiones parecidas a las de los coches de gasolina.

El problema es el futuro y las restricciones que están por llegar. Por ejemplo, el Gobierno va a obligar a 148 municipios con más de 50.000 habitantes a establecer una Zona de Bajas Emisiones (como Madrid Central) con restricciones al tráfico rodado más contaminante. Quizás, dentro de varios años, el diésel que te compres en 2020 no te permita circular por el lugar en el que vives o trabajas. Tenlo en cuenta a la hora de concretar qué coche te interesa comprar.