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Opinión: quiero que no me gusten, pero al final...

Renault Arkana

Quiero que me guste. Quiero que me guste. Esto es algo que me repito muchas veces cuando pruebo un coche. Alguno que me cae especialmente bien, pero que luego parece que no acaba de encajar. 

El último que recuerdo, el C5 X. La gran berlina de Citroën, nada menos. Con mucha presencia, supercómoda... Quise llevármelo en un viaje de vacaciones con la familia y todo. “Pero”. “Y, sin embargo”. “Pero”. Y así todo el rato.

Hace poco me pasó lo contrario. Quiero que NO me guste. Era un Renault Arkana, tengo que reconocerlo, y estaba deseando que mis prejuicios se cumplieran. Por razones que no soy capaz de comprender, es un coche que me cae (caía) “bastante gordo”. 

No sé si es por su forma coupé, porque cuando se lanzó lo viví como una afrenta al Renault Captur que sí me gusta... Además, por circunstancias de la vida, nunca me había subido a uno antes. Y eso que lleva en el mercado desde 2019.

El caso es que hace unos días devolví un Renault Arkana E-Tech híbrido y lo hice con pesar. Cuando mi compañero, amigo y redactor jefe de AUTO BILD me encomendó su recogida, me dio pereza.

Ya de camino a casa me di cuenta de que en el fondo no estaba nada mal. Es cómodo, silencioso, espacioso y encima gasta poco. Marchando cura de humildad para el caballero.

Esto me recuerda que la vida normalmente te pone en tu sitio. Con mi carnet de conducir recién sacado, mi objetivo número 1 en la vida era tener un coche. A ser posible, cualquiera que no fuera un Volkswagen Jetta, al que odiaba por razones subjetivas: alguien a quien prefiero no recordar tenía uno.

Bien: ¿cuál fue mi primer coche? Correcto: un Jetta Pacific 1.8 ¡con aire acondicionado! Un coche que aún recuerdo con tanto cariño que hace poco vi uno destartalado y le ponía ojitos como si fuera uno de los 63 Porsche blancos que alguien se había comprado y ahora vende.

Un consejo

Con lo complicado es comprarse un coche hoy en día, encima pueden llegar los prejuicios. La idea de esta batallita que te acabo de contar me llegó cuando vi que el coche más vendido por segundo año consecutivo es el MG ZS, un SUV compacto de origen chino que, probablemente, ni mirarías si las cosas no estuvieran tan complicadas, con los precios de la gasolina y de los propios coches rozando niveles absurdos.

Pero luego vas a verlo. Lo tocas, lo tienes delante de tus ojos y te das cuenta de que tampoco está tan mal. Adiós prejuicios, hola coche chino en casa. 

Una reflexión al ralentí

Esto está genial. Todos contentos: tú tienes su SUV con un equipamiento más que generoso y a un precio bastante bueno. 

Pero el caso es que luego te paras a pensar y te das cuenta de que, a lo mejor, esa frase que se dice de broma “que nos comen los chinos” ya está pasada de moda, porque en realidad lo que están haciendo con los fabricantes tradicionales es ya digerirlos. 

Se los comieron hace muchos años, cuando deslumbrados por un mercado de 21 millones de coches lo apostaron (casi) todo por crear empresas conjuntas con las que vender ahí. La cosa no les ha acabado de salir bien, pero del otro lado, sí que ha sido provechoso.

Mira por ejemplo BYD y sus baterías Blade del tipo LFP. Baterías menos dependientes del litio, más baratas y casi igual de buenas. Algunos las miraban por encima del hombro. Y, oh, sorpresa, resulta que sí, que ahora Tesla, Ford y un buen puñado de fabricantes las utilizan. 

Para el debate queda en el hecho de que quien fabrica esos componentes no cobra un sueldo que podrías considerar digno para una clase obrera europea. Probablemente, no tiene los mismos derechos que nosotros sí queremos, ni pagan los mismos impuestos, y tienen además unas brutales ayudas estatales en la mayoría de los casos. 

Por poner un ejemplo, Changan Automobile, el fabricante chino más antiguo (data de 1862), con cerca de dos millones de coches fabricados en un año, está respaldada por el estado... 

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

Etiquetas: Opinión

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