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Odio ir de copiloto…

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Javier de la Calzada

Desde hace unos años a esta parte cada vez llevo peor ir sentado junto a la persona que conduce. Independientemente de su aptitudes al volante me entra una sensación de inseguridad que me molesta bastante reconocer. Como todos, de copiloto, he vivido situaciones peligrosas, rocambolescas, angustiosas aunque también edificadoras e instructivas.

Seguro que, alguna vez, mientras ibas sentado en la plaza de la derecha has hecho el gesto de frenar con el pie izquierdo mientras dejabas tus huellas para siempre en el asidero de la puerta. Muchas veces observo comportamientos de la persona que conduce que son, al menos preocupantes como que gire metiendo la mano por el volante, que gesticule soltando la dirección, que no pise hasta el fondo el embrague y que siempre mantenga el pie izquierdo apoyado sobre él, mujeres que aprovechan un atasco para maquillarse u hombres que se hurgan las narices en plena conducción.

Siempre intento conducir y al menor atisbo de duda soy de los que toma la iniciativa para coger primero las llaves. Y no te digo nada de lo mal que lo paso cuando soy testigo de adelantamientos suicidas… En nuestra profesión compartes coche con muchos compañeros a los les he pedido, con mucha educación, que si se vuelve a hacer una maniobra semejante me deje en el siguiente semáforo. Así sin más. Porque no hay nada peor que alguien que se cree buen conductor… Aunque todos nos lo creemos, ¿no? Qué miedo.

Desde aquí, un pequeño homenaje también a los copilotos de rallies, auténticos héroes que sin ellos los Saiz, Loeb o Kankkunen no serían nadie. Impacta ver a estos tipos leyendo y cantando notas a velocidades de vértigo mientras confian sus vidas en la persona que tienen al lado. Son los verdaderos olvidados de este deporte porque, ¿a que no aparecen mucho en las noticias nombres como Elena o Gottschalk? Pues ambos han sido campeones este año de WRC y Dakar, respectivamente llevando hasta la meta a Loeb y Al-Attiyah.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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