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Las verdaderas razones por las que un coche eléctrico pierde más valor de recompra que uno de combustión

Depreciación coches eléctricos

Son factores que, de momento, no se pueden solucionar.

Tirando de tópicos, se podría decir que, si los coches eléctricos montaran un circo, “les crecerían los enanos”. Los llamados a ser el futuro de la automoción no terminan de cuajar y, aunque tienen sus puntos fuertes, también tienen problemas de toda índole. Uno que mucha gente no tiene en cuenta es que son los coches que más rápido se deprecian.

Es un factor muy importante a la hora de adquirir un vehículo, puesto que se puede saber de antemano que, si hay idea de venderlo en un futuro, el retorno económico que se va a obtener por él va a ser menor (mucho menor) del que se obtendría por un modelo térmico o uno electrificado.

Pero, ¿cuáles son las razones por las que un coche eléctrico pierde más valor de recompra que uno de combustión?

 

Antes que nada, hay que centrarse en un aspecto: ¿cuánto más se deprecia un eléctrico contra el resto de mecánicas?

Hace apenas un mes, iSeeCars hizo público un estudio que dejaba en muy mal lugar a los vehículos de cero emisiones: solo durante el primer año su pérdida de valor es un 50% mayor que el del resto de motorizaciones y en casos de modelos puntuales esta depreciación puede ser directamente de casi la mitad del precio con el que salió de fábrica.

En esta dirección apunta también un informe elaborado por Ganvam-DAT para elEconomista.es y publicado el pasado mes de abril.

Según éste, el valor residual de los vehículos eléctricos entre enero y marzo se situó en el 52,5%, y el estudio hace referencia a vehículos con 36 meses (tres años) de antigüedad.

Comparándolo con otros tipos de sistema de propulsión, la diferencia es notable: en el mismo tiempo, el valor residual los modelos de gasolina solo baja un 28,5%, en el caso de los híbridos no recargables, la reducción es del 28,8%; y para los diésel la pérdida de valor es ligeramente superior al 33%.

Los que están más cerca de la mala situación de los eléctricos son los coches híbridos enchufables, que tras los mencionados tres años solo conservan el 65,1% de su valor. Esto pone de manifiesto que cuanto mayor es la electrificación, más rápida es la electrificación del vehículo.

¿Por qué los coches eléctricos se deprecian más que los de combustión?

Hay varios motivos que han hecho que la depreciación de los cero emisiones se acentúe en los últimos tiempos, puesto que es algo que ha pasado desde siempre, pero que hay ido a más en los últimos años.

El primero tiene que ver con el propio mercado. Cuando la nueva ola de coches eléctricos se estableció, los modelos que había a la venta eran pocos y caros. Sin embargo, en tiempos recientes se han puesto a la venta cada vez más opciones, algunas de ellas con tarifas más asequibles, lo que ha hecho que la competencia aumente.

Esto ha hecho que en parte se carga en una guerra de precios con rebajas importantes. Tesla ha sido una de las principales instigadoras del movimiento, pero son muchas las marcas que han caído en ese juego, algo que ya en poco tiempo ha afectado negativamente al mercado de ocasión.

Simplemente modelos que hace apenas un año costaban ‘X’, ahora cuestan ‘X menos Y’, haciendo que simplemente un ejemplar adquirido hace un año, con uso a sus espaldas, vea rebajado considerablemente su valor.

La segunda se debe a los propios coches eléctricos en sí, tanto como segmento como a nivel individual: la tecnología que emplean mejora de manera constante y es fácil ver cómo, en cuestión de meses, incorporan mejores tecnologías, sobre todo de baterías, que les confieren autonomías mayores y, de manera paralela, dejan obsoletas a versiones anteriores.

De esta manera, coches con relativa poca antigüedad, pero que además de uso a sus espaldas, tienen baterías menos capaces con rangos más limitados, despiertan un interés menor entre los potenciales compradores.

El último gran motivo también tiene que ver con las baterías, pero apunta en una dirección muy distinta: tiene que ver con el largo plazo.

Las pilas de los coches eléctricos se degradan poco a poco con los ciclos de carga y descarga. Es cierto que se puede incidir positiva o negativamente en el proceso en función de los hábitos que se tengan (como el abuso de las cargas rápidas), pero es el algo que, tarde más o tarde menos, siempre acaba ocurriendo.

Así, cuando pase, la capacidad útil del coche será considerablemente menor a cuando fue adquirido nuevo, mermando la autonomía del mismo, algo que es uno de los principales factores de preocupación para los conductores a la hora de dar un salto a las cero emisiones.

Si, además, se tiene en cuenta que los eléctricos antiguos no iban precisamente sobrados de rango de acción, que este escaso alcance sea todavía más limitado, “tira para atrás” a muchos, lo que hace que su valor caiga en picado.

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