Rolls-Royce Cullinan Black Badge: sofisticación en la oscuridad

Cada marca tiene sus lugares comunes, nombres o ediciones a las que recurre de manera habitual para todos o gran parte de sus modelos. En el caso de Rolls-Royce ésa es la Black Badge, una variante que saca el lado oscuro de los vehículos de la firma (ya lo hemos visto con Ghost, Dawn y Wraith) y que ahora recae sobre el primer SUV de la compañía: el Rolls-Royce Cullinan Black Badge lo apuesta todo al negro.
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Desde el exterior prácticamente todo lo que se ve está acabado en dicho color (carrocería, marcos cromados, las llantas de 22 pulgadas…), con dos excepciones: las pinzas de freno con el logo de la marca británica son rojas y toda la cintura está marcada por una línea amarilla. Éste último también repite en el interior, en las puertas y el salpicadero, combinándose con materiales premium como el cuero y con el reconocido techo Starlight, formado por 1.344 cables individuales de fibra óptica y que es la primera vez que está disponible para el Cullinan.
Pero no solo de imagen y equipamiento vive esta versión del Rolls-Royce Cullinan, también recibe una sensible potenciación de su motor, el bloque 6.75 V12 biturbo, que ahora alcanza los 600 CV y los 900 Nm de par máximo (+29 CV y +50 Nm respecto a la versión normal). Esto le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos, mientras que su velocidad máxima está limitada a 250 km/h.
Las mejoras mecánicas también incluyen una suspensión con una puesta a punto específica, frenos de mayor rendimiento un recalibrado de la caja de cambios automática de ocho velocidades que optimiza la aceleración y un modo ‘Low’ que varía el tono en el que suena el escape.
El Rolls-Royce Cullinan Black Badge ya está a la venta y su precio es de 345.000 euros.
Rolls-Royce Cullinan


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CullinanEtiquetas: SUV de lujo
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