Los combustibles sintéticos, también conocidos como e-fuels, han pasado de ser un proyecto en fase experimental (con muy buenos pronósticos) a titular de innumerables noticias. El cambio llegó hace unas semanas a raíz de que Europa admitiera la petición/exigencia de Alemania de incluirlos entre las opciones de movilidad admitidas a partir de 2035 (cuando se prohibirá la comercialización de vehículos de combustión).

Repsol es, a día de hoy, una de las compañías que más avanzado tiene el desarrollo de combustibles sintéticos. De hecho, la energética trabajo en el desarrollo de una planta de combustibles sintéticos en Bilbao que esperan empiece a funcionar a los largo de 2024.

El precio de los e-fuels en 2035

Las empresas que apuestan firme por los e-fuels como alternativa a los coches eléctricos destacan entre sus ventajas que son cero emisiones: porque sí, emiten CO2 mientras funcionan pero capturan la misma cantidad de dióxido de carbono mientras se producen con lo que el saldo final es 0). También que cualquier vehículo en circulación actualmente podrá emplear combustibles sintéticos sin necesidad de reforma (como sí sucede, por ejemplo, con el retrofit).

En el otro lado, los detractores alegan como argumento en contra que su precio será mucho más elevado que el de la gasolina y el diésel convencional, pero ¿de verdad será así?

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, da la réplica y recuerda que de acuerdo con un informe reciente del Instituto Fraunhofer, en 2035 los e-fuels se producirán con un 42% de material sintético y un 58% de diésel mineral, lo que permitirá que el litro se venda a 1,36 euros (impuestos incluidos). 

"Todo el mundo concede al hidrógeno, al coche eléctrico, a lo que sea, una capacidad de bajar costes en los próximos años porque la tecnología va a evolucionar, sin embargo, a los sintéticos se les pone la carga de la prueba de los costes actuales", se queja el directivo.