Se quedan atascados con su coche entre dos muros y culpan al navegador

Se quedan atascados con su coche entre dos muros y culpan al navegador. Se trata de dos turistas estadounidenses que han dejado un Nissan Juke atrapado entre dos paredes. Ha ocurrido en la ciudad galesa de Tenby, Pembrokeshire, una autoridad unitaria del país de Gales, al suroeste del Reino Unido. Como puedes leer en el titular y al inicio de estas líneas, tuvieron la ocurrencia de culpar al navegador. Maldito sea…

Si bien, los propios medios de la región contaban la historia, que se iniciaba cuando las dos mujeres protagonistas intentaban llegar a la isla de Santa Catalina. Se salieron de la carretera y comenzaron a conducir por un camino solo para peatones. El final te lo sabes, pues en una de las localizaciones el camino se estrechaba, tanto para dejar encajado un coche. Este fue el destino del pobre Nissan Juke, que quedó encajonado entre ambos muros de piedra. 

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Las turistas abandonaron el vehículo y tomaron un tren hasta su hotel. “Nunca antes nadie había dejado un vehículo allí”, decía el mecánico local Stephen Lowe, uno de los hombres que se encargarían de retirar el vehículo, a BBC. “Las paredes se tocaban a ambos lados del coche. Lo encajaron y simplemente le dieron más potencia. Normalmente hay un bolardo en el sendero, pero en ese momento no estaba y se dirigieron al sendero”, concluía el mismo.

Como bien dice Lowe, un bolardo anunciaba la llegada del estrechamiento, pero en ese momento no estaba. De la misma forma, intentaron pasar por el estrechamiento aunque tomaran constancia de que el vehículo había quedado bloqueado, decía el mecánico encargado de sacar el Juke. Lo intentaron acelerando más, pero encajaron aún más el coche, como cabría esperar. 

El proceso de liberar el Nissan Juke tomó más de cuatro horas y media. No fue nada fácil, pues incluso se habló de cortar el coche, desguazarlo y de esa forma liberar el camino. Afortunadamente para el pobre Juke consiguieron remolcar el SUV hacia atrás usando un cabrestante ubicado en la parte superior del camino.

No es la primera vez que las indicaciones de un GPS se toman a rajatabla, sin mirar lo que tenemos delante. En marzo, un conductor de 77 años con un Alpina B3 Touring fue guiado por su GPS por una ruta de senderismo mientras visitaba el lago Wolfgang, cerca de Salzburgo, Austria. El final fue similar al que relatamos en estas líneas, pues terminaba entre una pared de roca y una valla de acero y hormigón.