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Prueba: Jaguar i-Pace en el día a día. Tres redactores lo cuentan

Jaguar i-Pace en el día a día

Tres compañeros de AUTOBILD Alemania se han subido a un Jaguar i-Pace -comprueba aquí lo que cuestan los Jaguar renting- para comprobar las posibilidades de este coche eléctrico en un uso diario. Los tres tienen gasolina en las venas, por eso sus valoraciones son significativas. Te las damos a continuación, en esta prueba a tres del Jaguar i-Pace en el día a día.

VÍDEO: Aquí tienes al Jaguar i-Pace en acción

Andreas May (47)

Ruedo silenciosamente por el carril izquierdo de la autovía a 110 km/h, a la derecha voy dejando coches de combustión, ruidosos, que de pronto se me antojan anticuados. Voy al volante de un Jaguar i-Pace, un crossover coupé que cuesta más de 80.000 euros. ¡Duele! Mi jefe me ha ordenado que haga un día normal con este coche. "Mañana teletrabajas, pero en tu pueblo natal, Ziegenhain", me dice. Pues vale.

Jaguar i-Pace en el día a día
Sven Krieger

Desde Hamburgo a Hessen hay 375 kilómetros de distancia, pero la batería muestra una autonomía de 349. De modo que, en teoría, debo salirme de la A7, llegar hasta Homberg y recargar. Lo primero que hago es ponerlo en modo Eco. La verdad es que es muy fácil, por un botón de la consola. Todo es muy fácil en este Jaguar, tengo cuatro botones para los modos de conducción, y una pantalla táctil para el navegador.

Tras una corta adaptación, enseguida te haces a los controles, ves todas las estaciones de carga de tu ruta en la pantalla, pero tienes que pasar a un submenú para ver si son de carga normal o rápida. Con mucho tiento en el pie derecho, ruedo por la A7, decido pasa al carril derecho para no entorpecer. Tras 225 kilómetros debo parar. Llevo tras de mí a mi perra labrador, y quiere hacer sus necesidades. La velocidad media que mantengo son 85 km/h.

A 120, la autonomía empieza a disminuir más rápido que una pinta de cerveza en verano. A las 16.45, en la estación de carga, la batería muestra un 39%. Y una autonomía restante de 132 kilómetros. Tras darle una vuelta al perro y tomarme un café, han pasado 34 minutos. La batería muestra un 74% y 251 kilómetros. Me quedan 120, así que tengo margen para pisarle un poco. Llego a destino con un 26% y una autonomía restante de 76 kilómetros. Cinco horas y media después. Con un diésel, son dos menos.

Tom Drechsler (54) 

Cuando me subo al i-Pace el viernes por la tarde, cuya forma de coupé tengo que decir que me chifla, señala una autonomía de 401 kilómetros. ¿Por qué tanto? Porque ha estado en un parking cubierto, a 21 grados. Fuera hay solo ocho grados, y le meto el destino: Postdam, 283 kilómetros. El navegador me dice que solo puedo llegar parando una vez para cargar. ¿Cómo es posible?

Jaguar i-Pace en el día a día
Sven Krieger

Porque cuando está oscuro y hace frío, la autonomía baja que da gusto. Cuando, al salir de la ciudad, después de 15 kilómetros, me muestra que ya he perdido 50, decido apagar el climatizador, y atenúo la luz ambiente. Y entonces comprendo que, rodando entre 95 y 105 kilómetros, gano más rápido un kilómetro hacia mi destino de lo que lo pierdo de autonomía. De acuerdo, en lugar de dos horas y media, serán tres y media, pero así me ahorro una para entre medias. Llego con 34 kilómetros de batería restante. Abro la ventana de la cocina, extiendo el cable, lo enchufo. Mi i-Pace señala 38 horas de carga. Mi mujer: "No se quedará la ventana abierta todo el fin de semana, ¿no?". Y yo: nooo, quá va.

Siguiente día, se suben mis tres hijos, un 37% de carga, damos una vuelta. Mi mujer conduce, y aprende: ¿Recuperación? Hace que el pedal del freno sea superfluo. ¿Acelerar? Sencillamente, pisar el pedal izquierdo. ¿Espacio y comodidad? De sobra. ¿Curvas? Tiene un tacto deportivo realmente deportivo. Y luego cargar, cargar y cargar de nuevo.

El lunes hago de nuevo los 283 kilómetros de vuelta, otra vez en tres horas y media, esta vez con 60 kilómetros restantes. Y no me ha adelantado ningún camión. Y no he contaminado. Pero he aprendido una cosa: en autovía, un coche eléctrico no es tan silencioso.

Stefan Voswinkel (42) 

Para que nos entendamos: me gustan los coches eléctricos. Ya en su día, el BMW i3 me pareció 'cool', y me he alegrado mucho con el lanzamiento de este Jaguar. Y es que casa mucho con mi estilo de vida: vivo en medio de una ciudad de millones de personas, y cuando quiero ir más lejos, cojo el tren o el avión.

Jaguar i-Pace en el día a día

Por eso el i-Pace se ha integrado sin problemas en mi día a día. ¿Autonomía? Para mí, siempre suficiente. Frente a las valoraciones de mi vecino, que considera excesivos 80.000 euros por un coche con el que no puedes viajar lejos (tampoco lo hago con mi diésel privado) yo me alegro de una sensación que es impagable: ¡Me siento muy bien al volante!

Los motores de combustión son ruidosos, aquí reina el silencio. Y tienes la relajación que da el saber que ninguna calle está prohibida para ti. Y que el aire de la ciudad será mejor, cuantos más coches haya como este Y otra cosa: es como si tuviera un aparcamiento de serie en plena ciudad. Porque el puesto de carga eléctrica frente a mi casa siempre está vacío. De momento.

¿Cuál es tu coche ideal?

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