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Pegar un frenazo antes de un radar solo puede empeorar las cosas con otra multa

frenazo antes radar

Quien más y quien menos alguna vez ha llevado a cabo esta práctica: ante la llegada de un radar fijo, reducir la velocidad, incluso aunque se circule a un ritmo permitido. Sin embargo, hay quienes van “pasado” de vuelta y pegan un frenazo antes del radar para evitar la multa, sin saber que dicha conducta les puede suponer una sanción incluso mayor.

Y es que, en el Reglamento General de Circulación, concretamente en el artículo 53, se hace referencia a las frenadas bruscas fuera de lugar.

Reza lo siguiente: “Salvo en caso de inminente peligro, todo conductor, para reducir considerablemente la velocidad de su vehículo, deberá cerciorarse de que puede hacerlo sin riesgo para otros conductores y estará obligado a advertirlo previamente del modo previsto en el artículo 109, sin que pueda realizarlo de forma brusca, para que no produzca riesgo de colisión con los vehículos que circulan detrás del suyo”.

 

¿Qué significa esto? Que el frenazo en sí no se sanciona, pero sí se multa en función de las consecuencias que tenga para el resto de usuarios de la vía.

Si un agente presencia la maniobra y considera que frenar no está justificado (la presencia del radar no es justificación) y que hace que se reduzca la distancia de seguridad respecto al vehículo que nos sucede, puede considerarlo una infracción grave que suponga 200 euros y la retirada de cuatro puntos del carné.

De la misma manera, es posible que en casos extremos sea considerado conducción temeraria, por lo que la multa sería de 500 euros y se perderían seis puntos.

Además, los radares cascada

Dado que la práctica del frenazo antes del radar está muy extendida, la DGT ha dado con formas para poder sancionar a aquellos que la llevan a cabo: los radares cascada.

El mecanismo es muy simple. Tras un radar fijo, cuya ubicación es conocida por los conductores y está plenamente a la vista, unos kilómetros después se coloca un móvil de localización mucho más difícil, para cazar aquellos que tras el fijo aprovechan para volver a darle al acelerador de más.

En función de la “ligereza” con la que se circule, las multas pueden ir de 100 a 600 euros y la pérdida de puntos puede ser de hasta seis.

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