La nueva y muy costosa medida eco para la M-30

Corren tiempos en los que cualquier político que quiera ostentar el poder debe incluir en un programa alguna medida sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Es lo que se llama ser ‘ecofriendly’ y un claro ejemplo lo encontramos en la nueva y muy costosa medida eco para la M-30 que propone el alcalde de Madrid y candidato, José Luis Martínez-Almeida.

Almeida ha prometido construir un parque encima de la M-30, a su paso por el puente de Ventas, si sale reelegido como alcalde de Madrid el próximo 28 de mayo, aunque no será su única medida eco.

El pasado mes de enero, el regidor del PP ya prometió la instalación de unos jardines verticales en la M-30. Un proyecto que ya está en marcha en la zona norte de la circunvalación, a su paso por la Avenida de la Ilustración, entre las glorietas de Salvador Maella y Nueva Zelanda, y que ya ha costado 3,8 millones de euros.

El Ayuntamiento vendió este proyecto, denominado ‘Calle 30 Natura’, como una medida para mejorar la calidad ambiental de la zona, amortiguar el efecto de isla de calor que sufre Madrid y acabar con el vandalismo de grafitis que asola esta vía.

Sin embargo, el coste total de la nueva medida eco para la M-30 alcanza una cifra mucho mayor, nada menos que 30 millones de euros, a los que hay que añadir otros cuatro millones anuales por mantenimiento. Un gasto innecesario, según algunos expertos.

La nueva y muy costosa medida eco para la M-30

La nueva y costosa medida para la M-30 consiste en instalar uso jardines verticales en una parte de la vía, unos jardines muy modernos, equipados con sensores para controlar el riego, el estado de las plantas, la contaminación, la humedad en el ambiente y la temperatura. 

De momento, ya se han instalado estos jardines verticales en la zona norte, a su paso por la Avenida de la Ilustración, pero la medida va mucho más allá. 

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Según el diario El País, que ha tenido acceso a la memoria del proyecto, sólo el mantenimiento de ese pequeño trozo, de 400 metros de longitud, supone un coste de 200.000 euros año, sin contar el riesgo de las plantas.

Pero el proyecto de Almeida contempla ajardinar una superficie de 100.000 metros cuadrados, por lo que el coste anual ascendería a cuatro millones de euros. 

Según Francisco Javier Neila, Catedrático de Arquitectura Biosostenible en la Universidad Politécnica de Madrid, “se pueden conseguir los mismos efectos beneficiosos de forma mucho más barata con plantas trepadoras desde el suelo y desde los bordes de los muros”. 

Jardines verticales ultramodernos que no convencen a todos

Los jardines verticales se están instalando sobre unos paneles abatibles que se abren mediante unas pesadas bisagras para acceder con facilidad al sistema tecnológico que monitoriza las plantas y su entorno. 

Unos sensores tecnológicos analizarán el estado de cada planta y la cantidad de agua necesaria con un riego automatizado en cuatro periodos de cinco a diez minutos, dependiendo de la estación del año.

Según ha explicado el portavoz del área de Movilidad y Medio Ambiente, el agua utilizada para regar será potable, mezclada con nutrientes en un depósito cercano. Sin embargo, Neila sostiene que debería utilizarse agua no potable, como en el resto de parques y jardines.

Algunas fuentes consultadas por El País entre los expertos municipales dudan de que esta medida eco para la M-30 funcione y sea capaz de captar las partículas contaminantes de la zona: “Es demasiada polución para que consigan absorberla”, admitió uno de ellos.