Las energías alternativas son parte integral del proceso de descarbonización que se quiere llevar a cabo en Europa. Uno que hace tiempo que empezó y en el que los parques eólicos han tenido una importancia capital. Sin embargo, la vida útil de estos tiene fecha de caducidad y, cuando llega el momento, hay que ingeniárselas para ver qué se hace con ellos.

La buena noticia es que los aerogeneradores son altamente reciclables, hasta un 85% de las piezas que los componen pueden ser reciclados con facilidad, lo que es bueno dado que se trata de dispositivos enormes y, de lo contrario, hablaríamos de toneladas y toneladas de residuos.

Sin embargo, hay un elemento que no es de tan fácil reciclaje: las palas de los aerogeneradores. Por su estructura y composición, hacerlos pasar por ese proceso resulta muy costoso, lo que es un problema por el alto volumen de residuos que representan: se calcula que el 10% de los residuos de materiales con fibra de carbono que se generan en Europa.

Qué hacer con ellas es un problema importante para la industria que, viendo que por el momento reciclarlas es algo complejo y caro, ha optado por otra solución: darles una segunda vida útil con una función muy distinta a aquella para la que fueron concebidas originalmente.

Hace no mucho ya os contábamos en Autobild.es que de manera conjunta entre la Queen’s University de Belfast, el University College de Cork, el Georgia Institute of Technology, la City University de Nueva York y la Munster Technological University de Cork; habían desarrollado un proyecto para utilizar las palas para crear puentes.

Ahora, desde Dinamarca llega otra utilidad bastante diferente: crear aparcamientos para bicicletas.

Las aspas de los molinos tienen hasta 80 metros de longitud, por lo que, cortadas en secciones más pequeñas y modificadas ligeramente para poder colocarse horizontalmente en el suelo, tienen una forma perfecta para ejercer de pérgolas bajo las que colocar y que den sombra a las bicicletas.