La increíble historia del Renault 25 Turbo

El Renault 25 será recordado por ser un adelantado a su tiempo, con detalles tan llamativos para su época como dar avisos por voz, y también por llevar el prisma premium a una marca generalista. Pero hay otro motivo por el que ha permanecido grabado en la memoria del aficionado del mundo del motor, el Renault 25 Turbo.

La versión de altas prestaciones destacaba mucho en una gama que, salvo por ella, tenía una oferta de motores muy básica, tanto diésel como gasolina, que se situaban claramente muy por debajo del Turbo.

La increíble historia del Renault 25

Este apareció en 1985, captando la atención del público desde el primer momento. Seguía siendo una berlina del segmento E (4.699 mm de largo, 1.773 mm de ancho, 1.405 mm de alto y 2.723 mm de distancia entre ejes), pero bajo su capó se encontraba un bloque que animaba mucho el carácter del vehículo.

Se trataba de un propulsor 2.5 V6 que desarrollaba 205 CV de potencia y 291 Nm de par máximo, asociado a una caja de cambios manual de 5 velocidades y a un sistema de tracción delantera. Gracias a ello era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 233 km/h.

El Renault 25 Turbo fue toda una rara avis, un modelo potente y tecnológicamente avanzando encuadrado en el mercado generalista, en una época en la que la diferencia de percepción entre estos y los modelos premium hacía difícil que mucha gente decidiera desembolsar la cuantía que pedía por él Renault.