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La increíble historia del Lamborghini Countach

Lamborghini Countach

No está claro quién, pero la leyenda afirma que alguien, al ver sus radicales formas, exclamó: "¡Contacc!". Una palabra piamontesa cuyo significado literal es "contagio" (ya, no muy apropiado para estos tiempos de pandemia), pero que en realidad se usa para expresar sorpresa. Como un ¡ostras!, vamos. Y se le quedó. Tampoco está mal el nombre, porque el asombro es lo que marca la historia del Lamborghini Countach, que este año cumple medio siglo. Y que ha renacido en una exclusivísima edición limitada. Repasemos las vicisitudes de su (bastante larga) vida.

Esta comenzó como el proyecto LP112, que debía sustituir al Miura y competir con el Ferrari Daytona. Las siglas venían de Longitudinal Posterior, que era la posición que ocuparía el motor. El equipo encargado de desarrollarlo desde el inicio, en 1970, no podía acumular más talento. Además del propio Ferruccio Lamborghini, allí estaban el ingeniero Paolo Stanzani, el piloto de pruebas Bob Wallace y el diseñador Marcello Gandini, entonces en Bertone.

Exposición Lamborghini Countach

Este llevaba desde 1968 experimentando con la hoy famosa forma de cuña, con prototipos como el Alfa Romeo Carabo o el Lancia Stratos Zero, y decidió seguir ese lenguaje de diseño una vez más. A pesar de eso, el vehículo que Lamborghini presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1971 fascinó al mundo por sus radicales y visionarias formas. También por las puertas de tijera, algo que con el tiempo se asociaría a Lamborghini, pero que entonces eran una novedad (casi) absoluta.

Hacia la producción

Lo que era mucho menos revolucionario era el propulsor, pues el V12 atmosférico de 5.0 litros y 440 CV de potencia era el mismo que la marca usaba desde hacía una década (y lo que le quedaba). Pero si algo funciona... Eso sí, luego el modelo de definitivo producción tardó nada menos que tres años en llegar, hasta 1974. Por lo que el chasis monocasco se sustituyó por uno tubular y las cifras sufrieron modificaciones: ahora, en plena Crisis del Petróleo, el V12, 'reducido' a 4.0 litros, desarrollaba 'solo' 375 CV.

Pero, después de la pureza futurista de su diseño, si por algo es conocido este modelo es por los excesos estéticos que con él se cometieron: exagerados alerones, pasos de rueda desmesurados... Y estos comenzaron razonablemente pronto dentro de sus 16 años de vida. Ya en 1978, con el LP400 S, cuya potencia volvía a reducirse hasta los 355 CV. Luego, en 1985, se lanzaría el LP5000 Quattrovalvole (o QV), con un bloque de 5.2 litros con cuatro válvulas por cilindro. Una mecánica que erogaba hasta 455 CV de potencia (o 420 CV en la versión con inyección). Y, en 1988, el gran Horacio Pagani llevó a cabo una actualización estética conocida como Lamborghini Countach 25th Anniversary, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 298 km/h.

Aquel fue el último coletazo de un coche que en 1990 diría adiós tras 1.983 unidades producidas a lo largo de década y media, para dejar paso al Lamborghini Diablo. Eso sí, su aura mítica nunca se apagó, lo que explica que, al cumplirse medio siglo de su presentación, la marca de Sant'Agata Bolognese sintiera la necesidad de resucitarlo. Y, ahora, podemos decir que tenemos una nueva versión: el Countach LP 800-4. Un híbrido ligero de 780 CV basado en el Sián que recupera lo mejor de la historia del Lamborghini Countach, para proyectarlo hacia el futuro.

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