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La increíble historia del Alfa Grand Prix 110

historia del Alfa Grand Prix 110

La marca italiana, todavía conocida como Alfa, dio un paso decisivo en su vocación deportiva con el desarrollo de su primer modelo desarrollado exclusivamente para competir en los Grand Prix. Esta es la historia del Alfa Grand Prix 110

A lo largo de la historia del automovilismo, ha habido coches que han alcanzado una gran notoriedad por sus victorias en una determinada competición. Otros, en cambio, han tenido una notable influencia sin tener un palmarés apabullante. El Alfa Grand Prix 110 pertenece a la segunda categoría. 

Este fue el primer coche desarrollado exclusivamente para deportes de motor por la entonces Alfa, concretamente, para los Grand Prix, la máxima categoría del automovilismo en la época, hasta que llegó la Fórmula 1

Pero, lamentablemente, el nacimiento del Grand Prix 110 se produjo casi al mismo tiempo que el estallido de la Primera Guerra Mundial (apenas dos meses de diferencia), lo cual truncó las opciones del coche de demostrar su valía. 

Alfa 24 HP

El desarrollo del modelo empezó en octubre de 1913 de la mano del mítico ingeniero Giuseppe Merosi, cuando la amenaza de la guerra sobrevolaba la mayoría de las cancillerías europeas, como consecuencia de las ambiciones coloniales de las principales potencias del viejo continente. 

Apenas unos meses después, el 1 de mayo de 1914, el Alfa Grand Prix 110 empezó a recorrer sus primeros kilómetros. 

La increíble historia del Alfa Grand Prix 110

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Ante el Gran Premio de Francia, previsto para el 4 de julio de ese año, se dictaron las primeras normas y limitaciones para los vehículos que debían disputar el triunfo en esta disciplina.

El motor debía tener una cilindrada máxima de 4.5 litros sin alimentación forzada, el peso del automóvil debía oscilar entre los 800 y 1.100 Kg y sólo estaba permitido fabricar cinco unidades por fabricante. 

Con este pliego de condiciones, Merosi y su equipo se pusieron a trabajar en el diseño y producción del Alfa Grand Prix 110. Para ello, los ingenieros y técnicos de la marca partieron de la base del exitoso Alfa 40/60 HP e introdujeron una serie de soluciones innovadores.

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Por ejemplo, el motor adoptaba la configuración de válvulas en culata a 90 grados y, como gran novedad, incorporaba dos bujías por cilindro, convirtiéndose en el pionero de la tecnología Twin Spark que ha sido un sello de distinción en Alfa Romeo hasta 2009. Igualmente, fue el primer motor de Alfa con doble árbol de levas en cabeza

El motor de cuatro cilindros desarrollaba una potencia máxima de 88 CV a 2.950 rpm y era capaz de alcanzar los 150 Km/h, gracias a un peso contenido de 1.050 kg.

Estalla la Gran Guerra

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Sin embargo, el Alfa Grand Prix nunca llegó a tomar la salida en el Gran Premio de Francia, que se disputó en el Circuito de Lyon, debido a que la marca centró sus preparativos para correr la Targa Florio, una de las carreras más prestigiosas, no sólo de Italia sino, también del mundo hasta su extinción en los años 70.

Pero, sobre todo, porque apenas unos días antes del Gran Premio de Francia, el 28 de junio de 1914, fue asesinado en Sarajevo el heredero de la corona del Imperio Austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, la duquesa Sofía Chotek, perpetrado por un grupo terrorista nacionalista serbio.

Este atentado desencadenó el engranaje de telegramas, alianzas y ultimátum que llevó al inicio de la Primera Guerra Mundial, convirtiendo Europa en un campo de batalla durante cuatro largos años y, sobre todo, transformando el continente en un cementerio. 

Con esta situación geopolítica y con la entrada de Italia en el conflicto en 1915, Alfa se vio obligada, igual que muchas otras empresas, a cambiar la producción, sustituyendo los coches deportivos por vehículos militares y armamento.

Esperando su momento

historia del Alfa Grand Prix 110

Sin embargo, la marca italiana nunca se olvidó del Grand Prix, que lo escondió en una fábrica farmacéutica de Milán, hasta que cambiara el contexto internacional. 

Después de la guerra, el nuevo propietario de la marca, Nicola Romeo, se encontró con el reto de competir en los grandes premios y, en vez de optar por el desarrollo de un nuevo vehículo, partiendo desde cero, encargó a Merosi rescatar el Alfa Grand Prix, rebautizarlo como Alfa Romeo Grand Prix y aplicarle una nueva puesta a punto.

El ingeniero italiano realizó una serie de ajustes en el motor que permitieron alcanzar los 102 CV y redujo el peso del vehículo, gracias a una aleación de aluminio y elektron. A pesar de las mejoras, la velocidad máxima seguía siendo de 150 km/h.

Finalmente, el Alfa Romeo Grand Prix 110 pudo competir en varias carreras, pero obtuvo resultados más bien discretos y la marca italiana decidió abandonar el proyecto en 1922. Sin embargo, sus avances técnicos y su vocación deportiva siguen estando muy vivos en la filosofía de la firma de Milán.

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