El Gobierno al rescate: promete un plan de inversiones a Nissan para evitar el cierre

En medio de los rumores sobre el futuro de su fábrica en la Zona Franca de Barcelona, Nissan tiene previsto presentar este jueves su hoja de ruta para el futuro en la que estará incluida esta reestructuración que tanto está dando que hablar. Todo apunta a que la Ciudad Condal se quedaría fuera de sus planes ya que la producción se trasladaría a las plantas de Renault. Con el objetivo de evitarlo, el Gobierno ha prometido un plan de inversiones para Nissan.

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Barcelona es una de las posibles fábricas que la marca japonesa tendría planeado cerrar. Una decisión que afectaría a 3.000 trabajadores directos (y 20.000 indirectos), que desde principios de mayo están en huelga indefinida hasta que la dirección de Nissan les aclare cuál es el futuro inmediato de sus instalaciones en la capital catalana.

En medio de este ambiente de tensión, Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, dejó claro que la marca nipona “tiene futuro en España”. Y para hacer estas declaraciones se apoyó en la promesa que el Gobierno ha hecho a Nissan: un plan de inversiones para garantizar la viabilidad de sus plantas ubicadas en territorio nacional. No en vano, ya trabaja de la mano de la dirección de la compañía para dar forma a este salvavidas.

Un coste de 1.000 millones

La ministra ha asegurado que el Ejecutivo ha diseñado varias medidas con el objetivo de garantizar la viabilidad de las fábricas que Nissan tiene en España asegurando, así, los puestos de los empleados: “Estamos trabajando en reforzar ese plan de inversiones para que el futuro de las plantas de Nissan en España esté garantizado y creemos que definitivamente podemos dar una tranquilidad a los trabajadores”.

Al mismo tiempo y de la misma manera que hizo Raúl Blanco, secretario general de Industria y Pyme, Reyes Maroto puso el acento en el coste económico que supondría el cierre de la fábrica de la Zona Franca de Barcelona para Nissan: unos 1.000 millones de euros en costes laborales y contractuales teniendo en cuenta que una nueva línea de producto supondría una inversión de unos 300 millones.