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¿Comprar diesel o gasolina, qué interesa más?

Se acaba la gasolina barata
El clásico enfrentamiento.

Dejemos fuera de la ocasión a los híbridos, los híbridos enchufables y a los eléctricos: son novatos, recién llegados casi en pañales que no tienen lo que hay que tener para soportar la lucha, el combate a muerte que llevan dirimiendo los coches de gasolina y los diesel desde tiempos inmemoriales. Vale, quizá eso haya sido pasarse, pero vista la animadversión que se profieren los defensores de uno y otro tipo de combustible, la exageración tampoco está muy fuera de lugar.

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Diesel o gasolina ha sido una dicotomía a la que han tenido que enfrentarse todos aquellos compradores de un coche desde hace ya bastante tiempo. La balanza se ha inclinado a favor de una u otra tendencia dependiendo de la época, argumentos que defendían una se han empleado para pelear por la opuesta después, y el resultado es que todavía es una cuestión que no se ha aclarado: ¿diesel o gasolina, qué interesa más?

El precio del combustible

El primer enfrentamiento lo encontramos en el precio del combustible. Tradicionalmente llenar un depósito de diesel salía considerablemente más barato que hacerlo con gasolina, pero de unos años a esta parte el precio de ambos carburantes ha ido igualándose y, aunque el gasoil cuesta algo menos, no es suficiente como para darle una ventaja rotunda.

Diesel o híbrido, ¿qué interesa más?

El precio de los coches

Seguimos con precios, pero ahora el de los coches. En versiones mecánicas equivalentes (con bloque de potencias similares), la variante diesel es siempre más cara que la de gasolina, con una diferencia de un par de miles de euros como mínimo por norma general. La única manera de que compense su adquisición incluso con el sobreprecio es que se recorra una gran cantidad de kilómetros de manera anual, lo que hará que se rentabilice por el margen (cada vez más escaso) del coste del carburante. Pero esto también deja muy claro que, si se va a hacer un orden inferior a 20.000 kilómetros, se antoja difícil amortizarlo y que la opción en ese caso debe ser un gasolina.

También hay que tener en cuenta el mantenimiento, materia en la que los costes de unos y otros difieren bastante. El RACE apunta que tener en estado óptimo un diesel es entre un 20 y un 25% más caro que un gasolina, sus sistemas de filtros y catalizadores son caros de reemplazar, también es más caro pasarles la ITV y las aseguradoras ponen un precio más alto para el seguro de estos vehículos.

Consumo

La batalla del consumo siempre ha sido territorio de victoria para el diesel, y sigue triunfando, aunque por menos margen que hace unos años: el downsizing de los gasolina y la implementación de turbos les permite conseguir buenas cifras de potencia reduciendo el gasto. Eso sí, donde todavía no consiguen hacer sombra a los modelos de gasóleo es en las cifras de par motor.

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