Comparativa: Opel Insignia Sports Tourer vs Skoda Superb Combi

Después de unos buenos tres años desde su lanzamiento, nuevos faros refrescan ahora la parte delantera del Opel Insignia. Un pequeño ajuste en los paneles de la parte inferior de la carrocería reduce la resistencia del aire (el coeficiente de resistencia ahora es de 0,25 en lugar de 0,26), y una advertencia de tráfico cruzado ayuda al maniobrar hacia atrás. 

Así que el Opel, con este lavado de cara, se enfrenta al líder de su clase, el Skoda Superb Combi, con muy buenas cartas. El Skoda familiar está en el mercado desde 2015 y ha madurado bien desde entonces. 

Por dentro

En el interior del Insignia todo es igual que antes excepto por pequeños detalles (como el botón On-Star que ya no está: Opel tuvo que apagar el servicio de conectividad a principios de 2021). Sí que pensamos que algunas superficies de plástico duro podrían haberse llevado una mejora cualitativa.

Y es que en comparación, el Superb se ve más refinado por dentro. En el modelo de 2021, el Skoda tiene el volante de dos radios del Octavia, así como asistentes adicionales y hay, como de costumbre, mucho espacio en la parte trasera para piernas largas, y los pies entran bien bajo los asientos delanteros, más altos que en el Opel.

Las cosas están un poco más ajustadas en las plazas traseras del Insignia. La posición no es tan cómoda como en el Superb, y también queda por detrás en lo que respecta al maletero, con una capacidad de 560 a 1665 litros.

Las cifras del Opel no son malas en absoluto. El problema es que se enfrenta a una auténtica bestia de carga: con un cubicaje de 660 a 1.950 litros, el Superb ofrece casi 300 litros más de volumen máximo de almacenamiento, pero las dimensiones externas apenas difieren de las del Opel.

Bajo el capó

El Insignia renovado estrena un turbo de cuatro cilindros y 2.0 litros en tres niveles de potencia. Comienza con la versión de 170 CV, que es bastante potente para ser una unidad básica, y compite aquí contra el Superb con un 1.5 TSI y 150 CV. 

El Opel tiene ahora también tiene una nueva transmisión automática con nueve en lugar de ocho. El Superb, en el mercado desde 2015, parece anticuado con su DSG de siete velocidades.

Y es que las nueve relaciones permiten que el Insignia funcione a muy bajas revoluciones. Y esta automática reacciona a los vehementes empujes del acelerador con cambios descendentes ultrarrápidos. Todo esto es fantástico, si bien en términos de comodidad la nueva automática no es ningún avance y, con 9,3 l/100 km, el Opel es bastante sediento.

En el Skoda su DSG parece bastante somnoliento comparativamente, especialmente en el modo Eco. Sin embargo, en general, el motor y la transmisión funcionan como un equipo bien coordinado, es decir, muy suavemente. La función de navegación contribuye al buen consumo de combustible de 7,0 l/100 km.

¡En marcha!

Además del alto consumo, el ruido algo elevado del Insignia penaliza un poco el confort general, pero debido a su notable mayor agilidad y, sobre todo, a sus poderosos frenos (¡en caliente solo 33,2 metros de 100 km/h a 0!), el Opel arrebata al Superb del capítulo de la dinámica de conducción. 

Una cosa que nos ha sorprendido de estos dos coches en vista de la enorme cantidad de espacio disponible y sus dimensiones exteriores: solo pesen 1,5 toneladas.

El comportamiento del Skoda no es tan dinámico, pero sí más fluido. Su suspensión compensa incluso los baches pronunciados con una suavidad sorprendente, y las grietas de asfalto dañado no se notan en el interior con la misma intensidad que en el Insignia, cuya suspensión es más firme de lo acostumbrado en esta categoría, incluso en modo Normal. 

El Superb es más polifacético en sus diferentes programas de conducción, gracias a la amplitud que confiere su chasis DCC. 

Conclusión

El Skoda destaca en casi todos los capítulos, pero el Insignia lo supera en términos de dinámica de conducción y costes. Y es que el Sports Tourer es un familiar realmente bueno, pero no le basta para batir a su rival en el recuento de puntos.