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Coches míticos para los verdaderos amantes del motor: Renault Sport Spider

Renault Spider

Gustavo López Sirvent

Este biplaza descapotable desarrollaba 150 CV

Hay veces que la retentiva mental sorprende sin saber por qué y, de repente, te acuerdas de un coche que te entró por los ojos en su día pero que desapareció sin dejar rastro. Hoy te hablamos del Renault Spider, esa barchetta amarilla que hizo las delicias de los verdaderos amantes del motor y que fue el primer modelo de calle en llevar, oficialmente, el apellido Renault Sport

La historia comenzó siendo un experimento con tecnología de la Fórmula 1, pero en la marca del rombo decidieron ponerlo en producción en 1996. Eran otros tiempos, una época donde hasta marcas generalistas tenían en su gama más de un coupé o deportivo.

Este coche era un descapotable biplaza, producido por Alpine en Dieppe, que quería parecerse, por concepto, a los primeros Lotus. La mayor parte de unidades recibieron una carrocería bitono, con un característico color amarillo y un color plateado para los elementos visibles del chasis, que estaba construido íntegramente en aluminio, con técnicas derivadas del mundo de la competición.

En cuanto a equipamiento, tenía un suspenso generalizado. Ni dirección asistida, ni servofrenos, ni calefacción. Ni tampoco techo. Ofrecía un par de extras con los que se podía pedir, como un parabrisas y una radio. Tenía un deflector de viento de serie, pero para conducir el coche se recomendaba encarecidamente un casco. 

Renault lo diseñó con la competición como objetivo, así que tenía un volante y tres diales (cuentarrevoluciones, temperatura del agua y del aceite). El velocímetro estaba montado en el centro y era digital. Una vez dentro te encontrabas con dos asientos Recaro y un interior resistente a la intemperie. 

Otra de las cosas por las que destacaba era por sus puertas de tijera, aunque para abrirlas, tenías que meter la mano en el interior y tirar del asa. 

Renault Spider (2)

Con un peso de sólo 930 kilos, el Renault Sport Spider estaba animado por uno de los mejores motores fabricados por Renault: el eficaz F7R. Este cuatro cilindros atmosférico de dos litros de cubicaje desarrollaba 150 CV y tenía 185 Nm de par máximo. Era idéntico al motor que montaban los Clio Williams. El Spider estaba asociado a una caja de cambios manual de cinco relaciones.

No son cifras para maravillar al mundo, pero permitían a este deportivo acelerar de 0 a 100 km/h en menos de siete segundos y continuar hasta los 211 km/h de velocidad máxima.

Sólo se fabricaron 1.743 unidades, de las cuales 90 eran la versión de competición monomarca, llamadas Trophy.

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