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Comparativa: Mazda CX-5 vs Kia Sportage, VW Tiguan y BMW X1. Dame más gasolina

Mazda CX-5 vs Kia Sportage, VW Tiguan y BMW X1 en sus variantes de gasolina. Son potentes, dinámicos y con todas las virtudes del segmento más exitoso.

Estos cuatro SUV compactos pertenecen al segmento más exitoso... Y sí, tienen motores de gasolina. ¿Puede ser también exitoso este combustible en coches de este tipo? Lo comprobamos al volante. Comparativa: Mazda CX-5 vs Kia Sportage, VW Tiguan y BMW X1.

Mazda CX-5 Skyactiv-G 194

¡Cuatro metros! Esta distancia es un mundo en la prueba de frenada de 100 km/h a 0. Y demuestra lo importante que es la elección de neumáticos. Esta unidad de pruebas, con los Continental Premium Contact 6, a arrojado una cifra excepcional de solo 38,8 metros. Cuando hicimos el mismo test anteriormente con unos Yoyo... ¡Fueron 38,8! Pero veamos cómo se comporta en marcha.

Este Mazda CX-5 logra sus 194 CV y 258 Nm por la vía clásica: 2,5 litros, sin turbo, pero con un sistema de desactivación de cilindros para contener el consumo. Sobre todo en conducción por ciudad, se nota el buen resultado de esta solución. En carretera, el CX-5 tiene un ajuste tirando a blando, lo que puede ser confortable en viajes largos, aunque provoca balanceos notables de la carrocería en curvas. Y los asientos de cuero blanco opcionales de nuestra unidad, aunque son muy aparentes, también son bastante deslizantes y eso merma el agarre. La dirección tiene buen tacto, pero no es todo lo directa que esperábamos en un Mazda. Gracias a su generosa batalla de 2,70 metros, dos adultos irán cómodos en las plazas traseras, y en el maletero entran de 506 a 1.620 litros. Está tapizado en su totalidad, y en el habitáculo, en general, encontramos plásticos mullidos de calidad, lo que da una sensación genera bastante premium.

Puesto 4 con 500 de 750 puntos.

Kia Sportage 1.6 T-GDI

Pues sí: el "Sport" de su nombre tiene todo el sentido: suspensión firme, dirección muy directa, un motor de 177 CV y 265 Nm muy voluntarioso por subir de vueltas, y con un sonido que se hace presente en todo momento. Todo esto es muy divertido cuando te lanzas a una carretera de montaña a devorar curvas... Pero no tanto si lo que quieres es hace un viaje largo y confortable.

VIDEO: Así fue la prueba del Sportage

Y es que este Kia no es demasiado eficaz a la hora de absorber irregularidades, y el cambio automático da más tirones de los deseados. A cambio, eso sí ofrece un interior amplio para las plazas delanteras y traseras, y un cockpit muy funcional. ¿Lo mejor? Nada menos que siete años de garantía. En esto, arrasa a sus rivales.

Puesto 3 con 506 de 750 puntos.

BMW X1 sDrive20i

Si hablamos de placer de conducción... Una vez más, es BMW quien se lleva el gato al agua. Y es que, en esta prueba, nos hemos enamorado del X1. ¿Por qué se conforma entonces con el segundo puesto? Pues porque es demasiado pequeño y caro, en comparación con los otros tres SUV. Empecemos por detrás: con un maletero de entre 5050 y 1.550 litros, cubica 100 menos que el Tiguan. En las plazas traseras dos adultos de 1,80 irán correctamente, pero a poco que midan más, ya sufrirán estrecheces.

El espacio para las piernas es justo, y las plazas delanteras no son especialmente desahogadas. Pero cuando despiertas a sus 192 CV, olvidas estas "pequeñeces". El empuje es increíble ya desde muy abajo, el cambio automático de ocho velocidades inserta con rapidez y precisión, y sin que casi te des cuenta. Al volante no te sientes en un SUV, sino como si fueras en un dinámico turismo familiar, ávido por alcanzar la siguiente curva. Solo una pega: el eje delantero, en modo Confort, nos ha parecido que tiene cierto déficit de suspensión, y eso lo vuelve algo nervioso en una conducción decidida.

Puesto 2 con 531 de 750 puntos.

VW Tiguan 2.0 TSI

Este SUV es tan equilibrado que apenas admite alguna pega. En espacio anterior y posterior, así como en capacidad de maletero, deja atrás a todos sus rivales. También en confort, y es que en todas las situaciones ha resultado ser más cómodo y eficaz que los otros SUV. En esto tiene mucho que ver el buen ajuste de su chasis, que con la suspensión DCC con diferentes modos de conducción filtra con sorprendente eficacia las irregularidades del suelo, y también con una dirección progresiva que es cómoda al tiempo que permite giros muy directos en zonas de curvas. Es una pena que Volkswagen sea un tanto rácana con la garantía (solo dos años) y exija un mantenimiento anual. Esto lo penaliza severamente en el apartado de costes.

Puesto 1 con 554 de 750 puntos.

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