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Comparativa: Abarth 124 Spider vs Mazda MX-5

Abarth 124 Spider vs Mazda MX-5

En la planta de Mazda, el Abarth 124 Spider sale de la cadena de montaje junto al Mazda MX-5. Pero con diferencias, claro. El Abarth lleva un motor con turbo, por ejemplo. ¿Esto le da una ventaja decisiva? Eso es lo que comprobamos al volante. Comparativa: Abarth 124 Spider vs Mazda MX-5.

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Al primer vistazo son muy parecidos, al segundo, afloran las diferencias: el italiano es más largo y ancho, y de alguna manera, desprende más refinamiento. Y los faros, las aletas y otros componentes difieren entre los dos. Cada uno se mantiene muy fiel a su nacionalidad, estéticamente hablando. Por dentro, sin embargo, son prácticamente iguales. La postura al volante es idéntica en ambos. Apenas han distancia del suelo.

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Pero en materiales el Abarth está por encima, con más superficies mullidas. Y añade un cuentavueltas en rojo, costuras en color y algo de Alcántara en el cockpit. El Abarth lleva el conocido motor del 595, un 1,4 litros turbo de cuatro cilindros con 170 CV y 250 Nm de par. El Mazda apuesta una vez más por la cilindrada: un atmosférico de dos litros con 184 CV y 205 Nm. Los dos modelos llevan un chasis tocado por Bilstein, pero el ajuste es como la noche y el día.

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El MX-5, más equilibrado

El Mazda guarda un buen equilibrio entre deportividad y capaz de filtrado sobre asfalto irregular. El Abarth tiene un tarado más radical, y a pesar (¿o tal vez con motivo de?) de sus amortiguadores FSD, rebota sobre los baches y subvira tercamente en curvas cerradas. Al motor turbo le falta avidez para subir de vueltas.

El agujero del turbo se siente anticuado, y una vez que vas en la zona alta, pierde el fuelle antes de lo esperado. El sonido, al menos, es electrizante, furioso a través de sus cuatro salidas de escape.

El Mazda también suena bien, por el propio motor, no por sus escapes. Y responde con más brío al acelerador, amén de tener más querencia por subir de vueltas. Cada centímetro del pedal del acelerador se traduce en más revoluciones. La palanca del cambio fluye con mucha más precisión y se siente más sólida que en el Abarth. Y no nos extraña: el italiano lleva la caja de la generación anterior del MX-5. El Mazda gana el 0 a 100 con una ventaja de 0,7 segundos.

Y quien piense que el Abarth podrá alcanzarle con su mayor par, se sentirá decepcionado. Y es que la configuración de su cambio le cuesta tiempo: a 180, el italiano ya se ha descolgado en cinco segundos, y a 200 km/h, la diferencia es de nada menos que de 15,2. Para pasar de 60 a 100 y de 80 a 120, el Mazda le rasca algunas décimas. Y aunque el Abarth tiene pinzas Brembo más grandes, no logra distancias de frenada más cortas que el MX-5, que pesa menos.

¡A la pista!

Abarth 124 Spider vs Mazda MX-5
Ronald Sassen / AUTO BILD

En el circuito de DEKRA, el Abarth no muestra ventaja alguna por la radical configuración de su chasis, y se debe contentar con ver los pilotos traseros de su rival. Y es que desde la primera curva, el eje delantero tiende a deslizar una y otra vez, pertinaz. Por suerte en modo Sport la respuesta de su motor es más contundente, y con su diferencial con bloqueo permite correcciones del eje trasero.

Esto es muy divertido en las curvas, donde puedes bailar de forma controlada, pero le hace perder tiempo. Su mayor problema es un tarado del chasis excesivamente duro. El del Mazda es algo más blando y equilibrado, lo que lo convierte en un roadster extremadamente ágil en circuito, donde confluyen la diversión máxima con facilidad para mantener la trayectoria ideal una y otra vez. Frente al crono, el italiano no tiene nada que hacer.

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