Logo Autobild.es

BMW M3 frente a Mercedes C 63 AMG Coupé

El Mercedes C 63 AMG Coupé se lanza al cuello del BMW M3 Coupé. Potencia no le falta gracias a sus 457 caballos, pero… ¿posee también el talento necesario en las curvas para vencer al gran maestro? Porque un BMW M3 siempre es sinómimo de máxima diversión en circuito.

Motorizaciones comparadas:

¿BMW M3 o Mercedes C 63 AMG Coupé? La elección no es sencilla. En primer lugar, tengo un BMW M3 en su forma más clásica, es decir, coupé. La pista está cerrada. Tengo licencia para disparar sin ESP: no es por diversión, es por trabajo, aunque te seré sincero: cualquiera que tenga el deportivo alemán (vídeo BMW M3 GTS) debería buscarse un sitio para jugar lejos de las calles públicas… Si no, te estás perdiendo la mitad de la diversión. Si te lo propones, la zaga está lista para un magnífico derrape cuando tu pie derecho se hunde en el pedal. Me quito el sombrero: pocos coches mantienen el equilibrio como éste.

Por su parte, el Mercedes C 63 AMG, la gran 'delicatessen' de los fogones de Mercedes, tiene una espinita clavada con este BMW. Era algo que faltaba en el menú de la estrella… hasta ahora. El deportivo de la estrella se dirige a la tribuna del M3: es un nuevo coupé, con cuatro asientos (estrechos), pero compacto y tan cerca de un cuatro puertas como el BMW. Mismo formato, misma batalla. Delante nada de turbo, sino un V8 de los de verdad, con 6,2 litros, deseoso de girar alto de vueltas y con ganas de darlo todo. Eso le asemeja a su enemigo: ambos forman parte de una especie en extinción, los depredadores de altas revoluciones. Sus futuros sucesores llevarán propulsores con turbo, optimizados para respirar y consumir lo mínimo, castrados de revoluciones. El motor del modelo de Munich estira mucho más.

Sin embargo, mientras que el BMW M3 es mucho más lineal y estira con limpieza, el Mercedes C 63 AMG Coupé siempre alza la voz con un sonido mucho más bronco. Más de un 50% en cilindrada, otro tanto más de par motor y 37 CV extra, es decir, 457. Esos son sus méritos. El tío no escatima recursos para pisarle los talones al M3. Mientras éste se lo pasa 'pipa' entonando el 'do de pecho' (alcanza las 8.300 vueltas), los pistones del AMG se encuentran a un nivel más que civilizado: a 5.000 vueltas lo da todo y solo llega a las 7.200. El V8 del BMW se siente mucho más cómodo cuando gira más alto.

Es el confort frente al placer. Esta impresión se refuerza en las curvas: mientras el BMW sigue a pies juntillas las órdenes de su conductor, el Mercedes se permite seguir su propio ímpetu. Delante pesa 120 kilos más y empuja las ruedas delanteras con decisión, para después hacer lo que le da la gana con la zaga: no es ningún problema, porque está todo bajo control, pero no es tan equilibrado como el BMW M3. Éste sigue siendo más deportivo.  Bueno, tengo que reconocer que este ejemplar dispone de un paquete opcional con llantas de 19 pulgadas, así como infinitas posibilidades de ajustes (dirección, amortiguadores, motor, ESP): sin ninguna duda le viene de maravilla, pero es carísimo.

En el BMW M3 se perdonan casi todas las incomodidades en aras de su gran deportividad... si exceptuamos, eso sí, sus problemas de rumorosidad que terminan poniéndote de los nervios. ¿El BMW M3 deja completamente KO al Mercedes C 63 AMG Coupé? No, solo le gana por unos puntos. Al fin y al cabo, el Mercedes tiene su propio encanto: después de tanta emoción como la que proporciona el BMW, sus modos educados y elegantes son un auténtico bálsamo.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.