Encuentro familiar: BMW i8 y BMW M1 juntos en un circuito
José María Martín Spuch
Pruebas como la realizada por la publicación británica AutoExpress nos sirven para darnos cuenta de la evolución de la tecnología. El encuentro familiar entre el BMW i8 y el BMW M1, juntos en un circuito, nos muestra cómo ha cambiado todo en los últimos 30 años; el primero, un moderno híbrido con un motor de gasolina de tres cilindros, sobrealimentado, asociado a otro eléctrico. El segundo, de la vieja escuela, es un seis cilindros. Owen Mildenhall pone a prueba ambos modelos y saca sus propias conclusiones.
El BMW M1 apareció en 1978 y se produjeron poco más de 400 unidades. Equipaba un equilibrado propulsor twin-cam M88/1 con inyección mecánica, tenía seis cilindros y cubicaba 3,5 litros, que le permitían desarrollar 277 CV y 330 Nm. Este iba asociado a un cambio manual ZF de cinco velocidades. Con una carrocería compuesta de metal y plástico, pesaba únicamente 1.300 kilogramos lo que le permitía superar los 240 km/h. Si estás interesado en adquirir uno piensa que cada unidad cuesta hoy alrededor de 300.000 euros
Damos un salto en el tiempo de unos 30 años y volvemos a 2014. El BMW i8 es lo último en tecnología y diseño. Inspirado en el BMW M1, su carrocería se compone de plástico, fibra de carbono y partes metálicas. El empleo de materiales ligeros y resistentes hacen que pese 1.485 kilogramos, un dato nada desdeñable si tenemos en cuenta que equipa dos motores, uno de gasolina de tres cilinros y otro eléctrico; además de todo el equipamiento de seguridad y confort actual. El propulsor de combustión interna viene del 1.5 turbo del Mini Cooper, que combinado con el segundo, le permiten entregar una potencia de 375 CV y 570 Nm.
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