Tres formas de producir hidrógeno, el posible e inesperado aliado del coche diésel

En las últimas semanas, hemos conocido algunas soluciones que pueden alargar la vida de los motores de combustión interna, como el uso del hidrógeno, que, de manera inesperada, puede convertirse en un aliado del coche diésel. Vamos a ver tres formas de producir este elemento que puede suponer la salvación para este tipo de motor en el futuro.

Mientras Europa prohíbe la venta de los coches de combustión en 2035 y la industria del automóvil toma la autovía hacia la electrificación total, aparecen por el camino algunas soluciones que pueden ayudar a seguir utilizando los combustibles fósiles, pero de una manera mucho más “limpia”.

Hace poco, te hablamos de un revolucionario invento que convertía un motor diésel en limpios motores de hidrógeno, utilizando este elemento para reducir el consumo y, sobre todo, las emisiones. 

Esto llamó la atención, porque, hasta que llegue la electrificación total (y habrá que ver si se produce en 2035, como ha decidido la Unión Europea y manifiestan otros países del mundo), se pueden reducir las emisiones de CO2 de manera significativa. 

El hidrógeno, el posible e inesperado aliado del coche diésel

El hidrógeno es el elemento químico más abundante del planeta. Está presente en el 75% de la materia. Sin embargo, nunca lo encontramos en solitario, sino que suele estar ligado a otros elementos. 

La asociación más habitual es con el carbono, formando gas metano u otros compuestos, y con el oxígeno, para dar lugar al líquido más abundante del planeta, el agua. 

El hidrógeno no es una fuente de energía primaria sino un vector energético, es decir, que requiere de un proceso químico para su producción. No se puede tomar directamente de la naturaleza en estado puro. Hay que producirlo y, dependiendo del método utilizado para ello, podremos hablar de un combustible limpio y sostenible o no. 

Se trata de un elemento ligero, se puede almacenar y no genera emisiones contaminantes por sí mismo. Estas características lo convierten en un candidato ideal para ser utilizado como combustible. 

El hidrógeno, clave para reducir las emisiones de CO2

Como ocurre con la electricidad, el hidrógeno es un excelente transportador de energía, ya que se puede obtener a partir de diferentes precursores, como el gas natural el carbón, el agua y energías renovables. 

Particularmente en el sector del transporte, el uso del hidrógeno en celda de combustible permitirá en el futuro diversificar el suministro energético y reducir la dependencia del petróleo. 

El hidrógeno se considera como una energía muy atractiva para el futuro, debido a que su combustión no expulsa emisiones contaminantes. Cuando se combina con el oxígeno del aire, libera energía química, generando solamente vapor de agua como resultado de la combustión. 

Por esta razón, el hidrógeno puede ser clave para reducir las emisiones de CO2. Se puede almacenar como gas a presión y como líquido o distribuirse mediante gasoductos, por lo que se considera que puede reemplazar al gas natural a medio o largo plazo. 

Tres formas de producir hidrógeno

A menudo se dice que el hidrógeno es un combustible renovable y cero emisiones, pero no siempre es cierto. Es cierto que, cuando se utiliza, no emite partículas nocivas, por ejemplo, en un vehículo de hidrógeno. Pero sí las emite durante su producción. 

Solo podemos hablar de hidrógeno renovable si se produce mediante energías como la eólica o la solar para producir la electrólisis que libere las moléculas de hidrógeno. Aunque, sobre esto, profundizaremos a continuación. 

Existen tres formas de producir el hidrógeno: la transformación molecular, la gasificación y la electrólisis del agua.

Transformación molecular

Consiste en diferentes técnicas, a través de las cuales se producen reacciones químicas para obtener hidrógeno. La más común es la que se realiza a partir del reformado de gas natural de los yacimientos petrolíferos: se emplea vapor de agua a alta temperatura para disociar el carbono del hidrógeno que compone el gas natural. 

En dos reacciones sucesivas se obtiene dihidrógeno por un lado y dióxido de carbono por otro. Este es el método más utilizado en la actualidad.

Gasificación

La gasificación con vapor de agua y oxígeno puro se realiza a partir de carbón o de biomasa. Mediante un reactor se produce la quema del carbón o la biomasa a temperaturas muy elevadas. 

En la combustión se liberan gases que dan lugar, por un lado, a dihidrógeno y, por otro, a monóxido de carbono.

Electrólisis del agua

Por último, la electrólisis del agua consiste en la ruptura de la molécula del agua en oxígeno e hidrógeno por acción de una corriente eléctrica continua que se conecta mediante electrodos al agua. 

Cuando la electrólisis se realiza con energía renovable, este es el método más sostenible de producción. Esto da lugar al llamado hidrógeno verde o renovable. 

Tipos de hidrógeno

El hidrógeno gris se obtiene mediante el reformado de combustibles fósiles y el más común es el gas natural. Es el hidrógeno más barato de producir actualmente y el más utilizado. Durante el proceso, se emiten una gran cantidad de emisiones de CO2 a la atmósfera.

El hidrógeno azul también se obtiene de combustibles fósiles, pero mediante técnicas que pueden capturar y almacenar las emisiones de CO2 que se producen durante el proceso. Es menos contaminante que el hidrógeno gris, pero solo reduce las emisiones durante el proceso de producción, no las elimina.

Finalmente, el hidrógeno verde o renovable es aquel que se obtiene mediante electrólisis del agua, como hemos mencionado antes. Este proceso se alimenta en su totalidad por energía renovable, por eso no genera ningún tipo de partícula contaminante a la atmósfera y es el hidrógeno más limpio y sostenible.