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La increíble historia del Seat Fura Crono: celebramos sus 40 años con una prueba especial

¡Fur(i)a contra el crono!

Los coches son más que un medio de transporte, porque tienen muchas cosas que contar por sí mismos y contigo, cuando los conduces. Así que cuando se cumple medio siglo del modelo en el que se basó, soplamos las cuarenta velas de la versión más deportiva del Seat 127: esta es la increíble historia del Seat Fura Crono y nuestra prueba de un utilitario 'made in Spain' de lo más impactante...

Algunos vehículos es verdad que pasan sin pena ni gloria; pero otros dejan su impacto en la memoria. Y nuestro protagonista de hoy es de los que se cruzan literalmente en tu vida y te la cambian un poco para siempre. En mi caso, uno de los más especiales de ese pequeño conjunto disjunto es este Seat (127) Fura Crono gris. 

Con este Seat he experimentado sensaciones mucho más fuertes de lo que esperaba y sin necesidad de consumir nada prohibido. ¡Que ambos tenemos ya una edad! De hecho, los dos seremos este año unos cuarentones de la generación de Naranjito, nacidos aquel prometedor 1982 en el que la euforia futbolística se mezclaba con muchas cosas. 

Por ejemplo: buenas cosechas de vinos, una crisis del petróleo que quedaba atrás y una juventud hortera, rebelde, recién 'colocada' en aquello de la nueva ola y deseosa de poner hombreras, cardados y nuevas melodías incluso a los 'bugas' que los carrozas de sus viejos les habían presentado como prácticos y funcionales. ¡Qué movida, ¿no?!

'Efectiviwonder'. O en palabras menos ochenteras (que empiezo a pensar que los millennials que nos lean ya no están en la onda), una movida promovida por los mismos conductores que querían un poco más de marcha en los ahorradores y algo sosos coches que abundaban en un panorama nacional al que le faltaban tres años para entrar en el mercado común europeo...

 ... y que también estaba escaso de modelos asequibles que pudieran ser potenciados para no aburrirse como una ostra al volante. Pero ¿qué pasaba, por ejemplo, con toda una vieja gloria como el 127? ¿Ya no era molón? Sí... pero en 1972, cuando fue presentado. De hecho, el 'Tisiete' original fue toda una revolución para Seat en cuanto a prestaciones y ventas. 

Seat 127

Llegó -también, bajo licencia Fiat- para sustituir al Seat 850, con un concepto mucho más moderno, dinámico, económico y equilibrado, gracias a su motor longitudinal delantero y a su tracción a las ruedas anteriores y a una habitabilidad notablemente superior, con un maletero más capaz incluso antes de contar con portón.

Pero con el cambio de década, al pobre 127 ya no se le podía pedir más. ¿O, quizás, sí? Seat, que ya se había metido en muchos charcos con la matriz italiana, se volvió a tirar a la piscina para desarrollar el actualizado 127 Fura (o Fura, sin más), que vio la luz en 1980 y que conviviría con el 127 a secas, el cual seguía teniendo su público, hasta el año 1983.

Historia del Seat Fura Crono

Pero en el fondo, con el Fura llovía sobre mojado, porque sus aportaciones eran más estéticas que otra cosa: faros delanteros más grandes y cuadrados (el restyling llamado Fura Dos -sólo para 1985- los llevaría más pequeños y halógenos con algún detalle interior); ópticas traseras más amplias y con luz de marcha atrás antiniebla integradas... 

Mecánicamente, el Fura mantenía el archiconocido bloque de 903 cc (que también hemos catado durante estos años en varios 850, el propio 127, el Panda y hasta en el primer Ibiza, que vendría más tarde), con una potencia de 43 o 45 CV y un cambio de 4 v. Pero lo más llamativo era que, con la opción de una marcha más, se convertía en el primer coche de menos de un litro con quinta de desahogo.

Carlos Sainz prueba en los 80 una unidad del Seat Fura Crono. Foto: fabricante.
Carlos Sainz prueba en los 80 una unidad del Seat Fura Crono. Foto: fabricante.

Con todo y con eso, para satisfacer la fur(i)a patria de quienes querían un plus de deportividad para mejorar los cronos del discreto y confortable Fura, Seat sorprendió en el año 82 con la versión ídem que marcaría su propia e increíble historia: el Seat Fura Crono

Además de un acertadísimo look propio, con faros adicionales amarillos, molduras perimétricas, rejilla, spoilers traseros sobre el portón y la luneta (que era térmica), limpia posterior y llantas de aleación, la  verdadera miga estaba bajo el capó: el mítico bloque 1430 que había dado nombre a la evolución del 124 y a toda una familia de vehículos distintos con ese mismo espíritu de 1.438 cc. 

Corazón 'Catorce treinta'

El Fura Crono compartió este acertado apellido deportivo con el Ritmo y el Ronda (versiones 1.6 y 2.0) e incluso con un Ibiza que no estaba especialmente vitaminado. Pero su bloque 'catorce treinta', aunque era 30 CV más potente que el del Fura 903 cc básico, era otro clásico en Seat: el del modelo 1430 que 'lidera' la foto de familia que ves aquí y que da una idea de lo bien que amortizó la marca esa mecánica.

Era un 4 cilindros en línea de 1.438 cc que, según el modelo, se montó de forma longitudinal o transversal, con 75 o 77 CV y cambio de 4 o 5  marchas. De izda. a derecha de la foto, lo llevaron también los 1430 berlina y familiar, el 131, el 124 'Pamplona', el Ritmo, el Ronda, el Seat 128 3p y el Seat Sport 'Bocanegra'.

Todos los Seat con motor 1430

Sobre su geometría y cotas trabajaría luego Seat con Porsche para desarrollar los famosos bloques System Porsche... y aprovechar sus propias líneas de producción y utillajes, en una operación de marketing sin igual hasta entonces para la firma española en la que se motorizarían modelos clave para su futuro sin Fiat y la adquisición posterior por VW: el Seat Ibiza, el Seat Málaga y el Seat Ronda. 

Pero en el Seat Fura Crono, el motor 1430 daba 75 CV y trabajaba con una caja de 5 marchas, un peso de 760 kg y una velocidad punta de 160 km/h (casi 30 km más que el Fura básico). Con las versiones Crono, ademas de prestaciones, Seat ganó muchísimo en imagen y tintes deportivos. ¿Merecía la pena en aquellos tiempos? Pues nada mejor que darse un voltio para mojarse con la respuesta...

Un viaje con mucha marcha

Una vez más, compruebo cómo los responsables del departamento de Seat Históricos restauran, miman y reparan sus joyas rodantes con tanto esmero que cuando uno entra en la nave A-122 de la Zona Franca de Barcelona, para probar algún ejemplar, parece que se estuviera teletransportando a un concesionario de época. ¡Si están mejor que nuevos!

Y esto tiene su mérito en una década en la que los plásticos fueron ganando terreno en los habitáculos de la marca española y no siempre envejecían bien. Aunque dado que yo que me estrené hace más de 20 años en la conducción con un Seat Panda 40, valoro un salpicadero así de envolvente y lleno de botones como los que ves en la galería que hay bajo estas líneas. 

De hecho, se ve que era un utilitario 'full equipe'. Incluso comparado con el Seat 127 CLX con el que convivió, el puesto de mando era mucho más completo, bonito y resultón. Sobre el espejo interior, información de la presión de las ruedas y un despampanante reloj horario digital 'Veglia flash'.El indicador de presión del aceite le daba un toque muy 'racing'.

Y sobre los mandos de la aireación, los botones para antiniebla trasera, luneta térmica, limpia posterior y hasta 'warning'. ¡Qué lujo! Por fuera, los faros adicionales redondos son hoy uno de los recambios más difíciles de encontrar. Algunos apéndices aerodinámicos eran más bonitos que prácticos; otros, funcionales (como el que canalizaba el aire desde el capó a la calefacción).

Historia y prueba del Seat Furo Crono

Arranco el mismo motor que llevo en el 128 3P de casa con el starter abierto, pero el primer feeling es completamente distinto, por suavidad y precisión del cambio, los desarrollos... y, sobre todo, debido a esta anhelada quinta marcha que jamás tuvo ni mi coche ni su primo de diseño Inducar, el Seat Sport 1430/1200 Bocanegra.

El bloque empuja de forma noble y suave; estira perfectamente; puede mantenerse a velocidades de crucero luego en quinta (no me acostumbro, pero me encanta), con una sonoridad y unas recuperaciones dignas de mención, a pesar de la época y de carecer de un turbo... Sólo hay que tener un poco de cuidado con los pies, si eres grande, que hay poco espacio entre los pedales para 'jugar'. 

Gracias a la colección de Seat, ha sido frecuente ver en excursiones y en rallys de regularidad estos 127 (centro), Fura Crono e Ibiza GLX (sucesor natural antes de las versiones SXI). Aquí hemos conducido los tres y no sabríamos elegir...
Gracias a la colección de Seat, ha sido frecuente ver en excursiones y en rallys de regularidad estos 127 (centro), Fura Crono e Ibiza GLX (sucesor natural antes de las versiones SXI). Aquí hemos conducido los tres y no sabríamos elegir...

La prensa de la época sí que criticaba la aerodinámica (por un frontal demasiado vertical en un coche tan corto), que le impedía brillar aún más contra el cronómetro. También se habló lo suyo del reparto de pesos, pues el motor grande de esta versión hacía que fuera algo subvirador y que la trasera tendiera a flotar ligeramente al emplearse uno a fondo en curvas de montaña y/o firmes muy deslizantes.

Y tras muchos kilómetros -en seco y en lluvia- y una prueba más exhaustiva de lo previsto, créeme si te digo que es así. Más ochentadas que destacar: los asientos parecen de risa al lado de unos modernos, sin apenas reglajes y con un reposacabezas rígido en el que primaba la visibilidad de los pasajeros de atrás. 

Historia y prueba del Seat Fura Crono

Pero dentro de mis intrahistorias no publicables con este modelo y de esta unidad en concreto, te aseguro que, a pesar de los años, todo cumple bien su función y de una forma mejor de lo esperado, igual que los cinturones (que ya eran enrollables, aunque sólo los llevaba delante) y los demás elementos de protección de entonces, como el depósito de gasolina en posición de seguridad.

No obstante, el conjunto era bueno, bonito y relativamente barato. ¡No me extraña que Seat además se animara a celebrar el Campeonato de iniciación Seat Fura Crono de velocidad en circuito hasta 1985! Lástima que el crono corra aún más que este Crono y, tras la experiencia, me duela sin metáforas no saber si nos volveremos a ver. En cualquier caso: un placer, amigo, felicidades y... ¡hasta siempre!

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