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Prueba: Mercedes ML II de segunda mano

Juan Antonio Corrales

En la segunda generación, Mercedes ha corregido muchos de los fallos que lastraban el primer Clase M. Pero, cuidado: antes de comprar un Mercedes ML II de segunda mano, debes prestar atención a algunos detalles...

Cuando se reemplazó la primera generación del Mercedes Clase M, la marca germana se puso como objetivos conseguir más confort y calidad. El Mercedes ML II, construido en 2005, debía suponer un perfeccionamiento técnico y dar la impresión de un salto cualitativo en su calidad. Y así fue.

No obstante, esa búsqueda de confort implica que el vehículo va cargado de las últimas tecnologías y, por tanto, es más propenso a estropearse. El alto nivel de equipamiento de la segunda generación del Clase M es un buen ejemplo: control de menús con la voz, reconocimiento telefónico automático, arranque sin llave, ajustes programables para varios usuarios, espejos plegables electrónicamente... todos ellos son detalles comunes hoy en día, pero tras ellos se esconde una tecnología extremadamente compleja. ¿Cuáles son las consecuencias? Al pasar unos años, los primeros problemas dan la cara, un taller normal no puede hacer nada y los clientes terminan disgustados.

Si decides comprar un Mercedes ML II de segunda mano, cuanto menos equipamiento extra tenga mejor, menos opciones tendrás de acudir al taller. Esto sucede por que ya no van sólo componentes eléctricos de Bosch y Hella, sino también de otras marcas, digamos, menos fiables, y funciones como la apertura sin llave o el teléfono, empiezan a fallar de vez en cuando.

Cuando vayas a dar la vuelta de prueba con el Mercedes ML II de ocasión, cerciórate de que lo compruebas todo. Ten cuidado si incluye la opción de la suspensión neumática, que ofrece mucho más confort que la de acero y es, además, más apropiada para meterte en el campo, gracias a su altura libre al suelo, pero su compresor eléctrico puede acarrearte serios problemas que aumenten el riesgo de avería. El fabricante alemán LuK/Schaeffler no se ha lucido con él.

Los problemas mecánicos no son algo de lo que el Mercedes ML II sufra en exceso. Sus propulsores de gasolina, que llevan un motor de combustión mucho menos complejo, apenas dan problemas. Los diésel si tienen alguno, y suelen estar causados por alguna pieza electrónica ajena a Mercedes. Las bujías de incandescencia se estropean con frecuencia, algo que no impide arrancar el motor, pero que dificulta la marcha del motor durante la fase de calentamiento. Los inyectores del common rail vienen defectuosos o arman demasiado jaleo, las bombas del diésel son muy ruidosas, y en contadas ocasiones, el cojinete de cigüeñal abandona el mundo de los vivos.

Que el motor no tire como es debido tras el arranque en frío, que le falte fuelle al acelerar o que las revoluciones hagan demasiado ruido deberían ponerte en alerta.

El cambio de marchas automático de siete velocidades fabricado por la propia casa es muy suave. Sólo el cinco por ciento tiene problemas con ella, pero la pieza es muy cara. El fallo más frecuente es que al conducirlo tranquilamente, el cambio automático reduzca la marcha con un fuerte tirón.

Un Mercedes ML de segunda mano tiene los mismos problemas con el óxido que puedes encontrar en otros muchos modelos del fabricante. Un ejemplo de estos se encuentra en las soldaduras de aislamiento de las puertas, en la serie fabricada en los años 2005 y 2006, que están poco protegidas contra una posible corrosión.

Pero los propietarios de un ML no se quejan demasiado. Sólo el 10 por ciento habla de poca fiabilidad. Hay unos cuantos más que se quejan de su elevado consumo (19%), ya que, en el promedio anual, pocos consiguen bajar de los diez litros/100 km con los diésel. Más de la mitad de los lectores desean volver a adquirir un ML de la tercera generación, a pesar de los elevados costes del taller.

Casi el ochenta por ciento de los conductores del SUV alemán le han puesto buena nota a los concesionarios oficiales por su calidad y eso que el precio medio de la inspección rondó 700 euros.

A la hora de elegir el próximo coche, el 54 por ciento quiere volver a tener un Clase M, un 8 por ciento se compraría un Mercedes GLK y un tres por ciento elegiría otros modelos de Mercedes. Hay un 19 por ciento de indecisos... hoy en día es una cifra alentadora. Sólo un 16 por ciento no quiere volver a tener un Mercedes- Benz... ¿Su favorito? El Porsche Cayenne Diésel. Le siguen el BMW X3 y el Audi Q5.

Cómo inspeccionar el Mercedes ML

  • Comprueba la posible corrosión en el interior de los marcos de las puertas.
  • Cambio de marchas automático: Acércate lentamente a un semáforo en rojo. El cambio automático debería reducir de marcha sin pegar tirones fuertes.
  • Prueba las funciones que se controlan a través de la pantalla, los elevalunas, el techo corredizo, el cierre de las puertas y los espejos retrovisores.
  • Comprueba bien (si la tiene) la suspensión neumática. ¿Es silencioso el compresor?

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En la segunda generación, Mercedes ha corregido muchos de los fallos que lastraban el primer Clase M. Pero, cuidado: antes de comprar un Mercedes ML II de segunda

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