Logo Autobild.es

Prueba Opel Grandland GSe: con la chispa que buscas

prueba opel grandland gse

Gracias a su sistema híbrido enchufable, el Grandland GSe gana en interés y, sobre todo, en diversión, con sus 300 CV. Se convierte así en un SUV compacto más completo... si lo puedes pagar. Ponemos a prueba el nuevo Opel Grandland GSe.

Era el picante que le faltaba a la gama del Opel Grandland, una versión más dinámica y emocional, respaldada por las siglas GSe (Gran Sport Electrified), y que ofreciese deportividad y diversión al volante sin descuidar la eficiencia. Dicho y hecho. 

Lo bueno es que los alemanes no han tenido que partirse la cabeza para dar con la tecla, ya que en el mismo grupo Stellantis al que pertenecen tiene la tecnología que les permite obrar el milagro: un sistema híbrido enchufable que llega a los 300 CV a base de hacer trabajar conjuntamente un motor de gasolina 1.6 turbo con 200 CV, al que se unen otros dos eléctricos,  uno delantero que rinde 110 CV, y otro trasero que añade 113 CV (sí, es un tracción total).

Luego te diré qué me ha parecido este compendio mecánico, unido a las modificaciones que ha hecho Opel en el chasis para acompañar a la nueva cifra de potencia y a los cuatro modos de conducción: eléctrico, híbrido, Sport y 4WD, para salir fuera del asfalto con ciertas garantías. Antes, déjame que te comente cómo vas a poder diferenciar a este Grandland vitaminado. 

opel grandland

Prueba del Opel Grandland GSe

La verdad es que vas a tener que realizar algo de esfuerzo, ya que sólo son simples matices: por ejemplo, los paragolpes cambian ligeramente para ser más aparentes y las llantas de 19" no las vas a encontrar en otra versión de la gama, son específicas del GSe. 

Suma a esto un difusor trasero más prominente y el color negro para el capó y el techo y ya tendrás todos los ingredientes sobre la mesa. En el interior hay incluso menos detalles que lo diferencien: sólo los asientos  deportivos en cuero y Alcantara dan un toque extra. 

El interior destaca por su alta calidad, aunque el sistema de infoentretenimiento requiere cierta adaptación. Las plazas traseras son cómodas y si mides 1,84, como yo, vas a tener suficientes centímetros en todas las cotas. Por otro lado, esta variante pierde 124 litros de maletero con respecto a las versiones de combustión por culpa de las baterías.

prueba opel grandland gse

Dicho esto, me pongo en marcha. Al principio, con tiento y silencio, dejando que sea la parte eléctrica la que me desplace. En lo referido al chasis, lo más importante es la incorporación de unos amortiguadores Koni, que presumen de la tecnología FSD (Frequency Selective Damping), con el propósito de mejorar el dinamismo. ¡Y lo consigue! 

Piso a fondo y el motor de combustión aporta ese extra de potencia que necesito para empezar a sentir a un SUV con mucha chispa al volante. La respuesta al pie derecho es instantánea y ganar velocidad es pan comido, aunque es cierto que a estos niveles de potencia me gustaría contar con una dirección más comunicativa.

Pero lo que es seguro es que este GSe es más ágil que el resto de la gama: no exhibe balanceos preocupantes y frena donde le dices. Lo malo, ya lo intuyes: el precio. Y es que está disponible desde 53.890 euros.

Valoración

Nota7

Si el Grandland ya es de por sí un SUV polifacético, la variante GSe lo es todavía más gracias a su sistema PHEV y a las modificaciones del chasis: es tan capaz para el día a día como para sacarte una sonrisa al acelerar a fondo... y todo ello sin un gasto excesivo.

Lo mejor

Puesta a punto dinámica y prestaciones

Lo peor

Precio y estética algo conservadora

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.