Logo Autobild.es

Prueba Mustang Mach-E: ¿hace honor el primer eléctrico de Ford a su icónico nombre?

El antiTesla pone en valor la experiencia de la marca

Prueba Mustang Mach-E. No todos los días se tiene la oportunidad de formar parte de un momento histórico, y poder probar el primer coche eléctrico de Ford es todo un acontecimiento. Pero lo es aún más si encima lleva un nombre icónico y tan emblemático como Mustang. Mustang, la marca de los muscle car, de los pony car por antonomasia... Solo pensarlo en Mustang es asociar ideas con vínculos emocionales indisociables con Estados Unidos, la Ruta 66, el olor a gasolina, el embriagador rugido de los motores V8... 

Atención, spoiler: pues nada de esto vas a encontrarte en el Mustang Mach-E. En cualquier caso, antes de rasgarnos las vestiduras, antes de gritar ¡¡¡HEREJÍA!!!, echarse a llorar o enfadarse y dejar de respirar, hay que preguntarse ¿por qué? Y el porqué es sencillo: el futuro reclama una movilidad limpia y sostenible. "Todo el mundo puede hacer un eléctrico, pero solo Ford puede electrificar un Mustang", es lo que nos contaron en noviembre de 2019 cuando asistí en Los Angeles (California) a la presentación del Mustang Mach-E, en pleno territorio de Tesla. Porque no nos olvidemos: durante años la marca de Elon Musk ha sido dueña y señora del futuro, mientras que las marcas 'legacy' (históricas y con legado) miraban a otro lado, empeñadas en seguir sacando petróleo de un pozo a punto de agotarse.

Comprendo el shock que puede ocasionar el pensar que Mustang va a dejar de ser Mustang. Lo entiendo. Pero este un caso más de cómo el árbol no nos deja ver el bosque. Y eso que mi último recuerdo a los mandos de un Mustang es de esos que espero que no se me borre nunca de la retina: a los mandos de un Mustang GT por las reviradas carreteras de montaña de Los Angeles Crest (sin pinchas en el enlace de abajo puedes quizá entender mis sentimientos encontrados).

El veneno de la cobra: prueba del Ford Mustang Shelby GT500

Pero siempre he pensado que para huir del mal, primero hay que conocerlo, y lo cierto es que el Mustang Mach-E, aunque sea un coche eléctrico y encima de carrocería SUV tiene su punto.

Prueba Mustang Mach-E

Y no solo eso: del mismo modo que estás leyendo estas líneas en tu móvil y no en papel, es hora también de que los coches entren en el siglo XXI. Y lo dice un nostálgico carroza. Así que, vamos a ello. Por eso, y aunque hay llave física, puedo abrir el coche con la aplicación Ford Pass. Me acerco al Mustang Mach-E y entonces me acuerdo de uno de los detalles que en su momento no me gustó del coche: el extraño tirador.

Prueba Mustang Mach-E

Dicen los responsables de Ford que es una solución aerodinámica, en mi opinión se han pasado de frenada en cuanto a sofisticación. ¡Para qué tanta innovación, por Dios!

Me acomodo en el puesto de conducción. Echo un vistazo a mi alrededor y mis ojos se van irremediablemente a la enorme pantalla central. ¡Chúpate esa, Elon!

Prueba Mustang Mach-E

Me gusta que entre tanta innovación y ausencia de botones al menos el volumen pueda controlarse a través de un mando giratorio.

Pulso el botón de arranque y mi cerebro se queda como un perro sin su hueso y parece decirme: "he almacenado recuerdos tuyos en los que un poderoso V8 bramaba nada más arrancar". Bienvenido al futuro, querido cerebro.

Sí, el silencio va a ser mi compañero de viaje. Tomo el volante con el caballo mesteño en el centro, y al menos la vista y el tacto parecen generar las conexiones sinápticas con el recuerdo que yo tengo de Mustang.

Al salir del garaje y ratonear por el siempre infernal tráfico de Madrid, mi pulso sigue tranquilo. Me gusta el tacto del volante, la dureza de la dirección. Pero me sigue faltando algo...

El Mustang Mach-E consta de tres modos de conducción: Active, Whisper (susurro) y Untamed (salvaje). ¿Y por qué nos lo llaman como todo el mundo? Pues porque esto es un Mustang. Ahora bien, no sé si todo el mundo se quedará con los nombres ni los relacionará con lo que representan. El modo Active es el adecuado para tener un compromiso entre consumos y prestaciones; Whisper, como su propio nombre indica, es más pausado y suave; mientras que en Untamed el Mustang debería dar rienda suelta a sus 258 kW (351 CV) de la versión de rango extendido (540 km de autonomía WLTP) y tracción integral, que voy a conducir.

Prueba Mustang Mach-E

Me meto en carretera y quiero cambiar de modo de conducción y para ello hay que pulsar el icono del coche en la pantalla. En el submenú, además, se puede seleccionar el e-pedal, que me parece el mejor invento del mundo, sobre todo para circular en ciudad, pues te olvidas del freno y todo lo controlas con el acelerador, y basta con levantar el pie, y el coche puede retener hasta detener el coche.

Ahora bien, preferiría tener un botón ya sea en el volante o junto al mando giratorio de las marchas para acceder directamente, sobre todo si eres un friki como yo de ir cambiando de modo según las circunstancias. La enorme pantalla de 15,5 pulgadas está bien para controlarlo todo, pero en marcha, mejor no apartar la vista de la carretera. Además, se agradecería que la pantalla estuviera orientada al conductor y, ya puestos, que en la instrumentación se reflejara de alguna forma en qué modo de conducción circulamos.

Prueba Mustang Mach-E

Llegan curvas: ¿se desbocará el Mustang Mach-E?

Por fin alcanzamos mi zona favorita: un puerto de montaña con muchas curvas. Es momento, pues, de activar el modo Untamed. ¡A ver esos mesteños salvajes! Se supone que este modo incluye un sonido de motor y que da dramatismo al momento. Y sí, suena, pero o yo me estoy quedando teniente, o es tan suave que me deja una vez más como a un perro sin su hueso.

Pero eso sí, el Mustang Mach-E saca su poderío y sube las cuestas sin despeinarse. Pero como soy un nostálgico echo de menos esas señales que te transmite, por ejemplo, un Mustang de toda la vida: saber que te estás acercando al corte; aquí es par inmediato y casi infinito. También echo de menos unas levas para controlar mejor la entrega de potencia o retener más en una bajada.

Curva tras curva lo cierto es que cada vez me está gustando más el Mustang Mach-E, y sobre todo cuando llegan los adelantamientos (acelera de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos) y este eléctrico fulmina los registros, y cuando toca frenar, no frena, clava. ¡Esto es un Mustang!

Prueba Mustang Mach-E

Y en los cambios de apoyo, como muy buen eléctrico, va casi plano. Al igual que los asientos: planos; me gustaría que fueran más envolventes y recogieran mejor. Nos comentan en Ford que el Mustang Mach-E GT sí tendrá bacquets. ¡Bien! 

Las suspensiones del Mustang Mach-E ponen de manifiesto que este Mustang es un Mustang para la familia: más blanditas y rebotonas sobre firme en mal estado.

¿Es un verdadero Mustang el Mustang Mach-E?

Seamos claros: el Mustang Mach-E no es un pony car, ni creo que sus desarrolladores pretendan que lo sea. Es otra cosa: es un Mustang para el siglo XXI, al que dándole mucha caña le he hecho un consumo de 20 kWh, lo cual es impensable con un Mustang 'normal'. Y eso me parece alucinante.

Prueba Mustang Mach-E

Si a todo lo anterior le sumas esos condimentos Mustang puedo decir que es un eléctrico bien interesante y divertido. Eso sí: por favor, más volumen en modo Untamed; ¡que se meta el tuétano!

La dolorosa: ¿cuánto cuesta? El Mustang Mach-E de acceso está disponible desde 48.500 euros, y en el caso de que se aplicara el Plan Moves, Ford ofrecería un descuento promocional para que el precio se quedara en 45.000 euros y pudiera aprovecharse de las ayudas. 

Valoración

Nota8

Prueba Mustang Mach-E. El primer eléctrico de Ford sorprende por su agilidad y sensaciones dinámicas, aunque le falta algo: no es un pony car.

Lo mejor

Aceleración, capacidad de frenada, sensaciones dinámicas, espacio interior

Lo peor

Todo se controla a través de la pantalla, suspensión algo rebotona en terreno malo, ausencia de levas

Etiquetas: Muscle car

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.