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Prueba DS 3 Crossback: ¡hola a los nuevos tiempos!

Prueba DS 3 Crossback
Conversión SUV.

Para que una marca triunfe tiene que tener ambición. Mucha. Y DS la tiene. Lo ha demostrado con el DS 7 Crossback y ahora quiere hacer lo propio con este DS 3 Crossback en talla compacta, que llega para intentar ponerle las cosas difíciles a modelos tan reputados como el Audi Q2 o el VW T-Roc. ¿Achantarse ante el empuje de la competencia? No parece el caso. En DS hay pocos prejuicios. En cualquier caso, la cuestión de inicio es: ¿cómo definimos a un coche así? Tiene el tamaño de un compacto, pero su diseño va mucho más allá. De hecho, la carrocería del nuevo DS 3 se aleja de todo lo conocido hasta ahora: es tan original que incluso cuesta relacionarla con el modelo anterior, el de tres puertas (más allá del marcado pilar B y su aleta de tiburón). Y es que el Crossback más pequeño huye de convenciones: no pretende ser un SUV al uso (por mucho que tenga una altura al suelo considerable) y se aleja del previsible diseño de los compactos. 

VÍDEO: Así es de seguro el DS 3 Crossback, ¿Se gana las 5 estrellas EuroNCAP?

Un coche hecho con mimo

Te invito a fijarte en los detalles. Por ejemplo, los tiradores de las puertas, que permanecen enrasados con la carrocería, hasta emerger para que las puedas abrir. En cuanto a los faros, no me dirás que no tienen un diseño peculiar: son los primeros en DS con tecnología Matrix LED y te permiten circular de noche siempre con las luces largas activadas, ya que no deslumbrarás a los que vengan de frente (el sistema detecta al coche del carril contrario y lo sumerge en una sombra para no cegar a su conductor).

Me pongo al volante. El salpicadero presenta un diseño también muy peculiar y representa perfectamente el carácter de DS. La con sola central entre los asientos delanteros ya la conocemos del DS 7 Crossback y también la palanca del cambio automático, que hemos visto en otros modelos del grupo PSA. En opción, el interior se puede pedir en diferentes colores y ambientes, y de lo que te das cuenta enseguida es del motivo principal que mueve a esta marca: el símbolo del diamante. Está utilizado hasta la saciedad, de forma sutil y también a las claras; tanto en el exterior (parrilla y puertas, por ejemplo), como en el interior (en muchos los mandos de control o en el diseño del salpicadero). Sin duda, es un toque estilístico muy particular.

La pantalla táctil de 10,3 pulgadas es un extra y lleva el navegador incluido (cuesta 950 euros), pero la novedad más llamativa, sin duda, es la instrumentación digital. Es fácil de leer, no tiene colores estridentes y se puede combinar (opcionalmente) con un head-up display para que dispongas de toda la información en un golpe de vista. En cuanto al infotainment, apuesta por la marca Focal Electra, que es la que desarrolla los sistemas en exclusiva para DS, lo que es una garantía de funcionamiento y buen sonido (doy fe).

El volante, el salpicadero y los asientos están rematados con gusto: ofrecen superficies bien terminadas y materiales nobles como el cuero napa y Alcantara. Por supuesto, todo esto tiene un sobreprecio, pero es diferenciador y merece la pena.

Paso a las plazas traseras. Aquí el glamour se desvanece al instante, no tanto por los materiales utilizados (también son de buena calidad), sino por la falta de espacio. Esta segunda fila es estrecha y acceder a ella tampoco es del todo cómodo. Pero lo que más me llama la atención es la altura libre al techo, ya que adultos de solo 1,80 metros se darán con la cabeza. Hay que decir que la escasa superficie acristalada tampoco ayuda a mejorar la sensación de espacio, pero eso son ya cosas del diseño. Por cierto, el maletero ofrece 350 litros de capacidad, con lo que se sitúa en la zona media del segmento (el T-Roc ofrece 445 litros).

130 CV a mi disposición

En esta prueba del DS 3 Crossback bajo el capó tengo a mi disposición 130 CV de un bloque 1.2 sobrealimentado, que se muestra bastante voluntarioso en todo el margen de revoluciones. En carreteras rápidas y autovías, la suspensión se muestra como uno espera de un coche francés: es cómoda, absorbe bien las irregularidades del asfalto y su nivel de sonoridad es bajo. La prueba de fuego está más adelante: me adentro en una carretera más revirada y llega la (grata) sorpresa: este DS no tiene apenas balanceo y sigue fielmente mis órdenes. ¿La dirección? Es precisa, pero por desgracia, no transmite demasiado. Es una pena, aunque, de todas formas, no hay que perder de vista que este coche está enfocado fundamentalmente al confort y no todos los clientes que se interesen por él van a querer ponerse a devorar curvas.

Este motor (y también el de 155 CV) va acoplado siempre a una caja automática de ocho marchas (la manual se queda para las versiones más modestas), que se siente suficientemente rápida al subir (no tanto en las reducciones) e inserta con suavidad. Siempre busca cuidar un consumo que se queda en valores más que aceptables, aunque si abusas demasiado del acelerador notarás que su depósito de 44 litros parece más pequeño de lo que es en realidad.

Mi opinión

Sin duda, el concepto y la puesta en escena de este DS3 Crossback es bastante peculiar. Para decidirte por él deberás entender esa mezcla de lujo y distinción que ofrece, gracias a su calidad y a su enorme capacidad de personalización. De lo contrario, seguro que te llevarás las manos a la cabeza por su elevado precio.

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Valoración

Nota7

En la prueba del DS 3 Crossback nos hemos dado cuenta de que, aunque hace años habría sido tachado de demasiado extravagante, hoy sí tiene su hueco entre nosotros.

Lo mejor

La mezcla de distinción y lujo que ofrece, la calidad y la personalización.

Lo peor

Sui elevado precio hará que te lleves las manos a la cabeza.

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