Prueba del nuevo Dacia Sandero: el coche más barato es un buen viajero

El coche (de primera mano) más barato de Epaña, el Dacia Sandero y su variante Stepway, entran en la tercera generación. Nosotros ya hemos probado este chollo. 

Para empezar, hay que decir que la calidad percibida es básicamente buena. Teniendo en cuenta el precio, por supuesto, no hay nada que se le pueda achacar a este Dacia a primera vista. Y por dentro, el plástico duro está por todas partes, pero limpiamente ajustado, sin rebabas y con superficies de buen aspecto. 

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Dacia ofrece tela adicional con la línea Comfort, en los reposabrazos delanteros y el salpicaderos. Los asientos son correctos, con tapicería adecuada y buen apoyo para los muslos.

En la base, el Sandero viene sin pantalla táctil. Pero en la línea Essential, por un precio ajustado, puedes disponer de una en la que usar apps de tu móvil que aparecen reflejadas. 

En el maletero queda un escalón altísimo de unos 18 centímetros cuando el asiento trasero está abatido sin doble suelo. Cubica unos suficientes 328 litros, que llegan a 1108 litros cuando se pliega el respaldo. 

Motores

Dacia ofrece el motor de gasolina atmosférico con 67 CV, ó un turbo de tres cilindros (91 CV) con caja manual de seis velocidades. Puede optar por el variador continuo CVT opcional.

Las personas con más conciencia ambiental elegirán el Sandero que funciona con GLP y gasolina, con 101 CV y transmisión manual estándar.

Y en marcha… 

El nuevo Sandero emplea la plataforma CMF, que también le da soporte al Renault Clio y al Captur actuales. En general, tiene un buen comportamiento. La dirección ahora es eléctrica, lo que la hace más ligera, pero aún siegue siendo imprecisa e insensible.

El chasis sí da un salto significativo en comparación con su predecesor, porque ahora ofrece suficiente comodidad en viajes de larga distancia.  

Conclusión

Dacia vuelve a reivindicarse como marca para quienes huyen de lo superfluo, con un coche simple, pero que tiene poco criticable en el día a día y ha dado un gran salto en comportamiento. Por eso, el recargo de en torno a 1.000 euros que cuesta sobre su antecesor, está más que justificado.