Prueba del Citroën C3 110 Puretech EAT6 Shine: menudo cambio

La mecánica puretech 110 de 1,2 litros se llevó en 2016 el premio al Motor del Año en su categoría y es la prueba de que los bloques de tres cilindros son ya una alternativa más que válida al diésel. Aunque PSA lo equipa en modelos más grandes y pesados, en este, en el de la prueba del Citroën C3 110 Puretech EAT6, con poco más de 1.000 kg, es seguramente donde mejor puede desplegar todas sus virtudes.

Si a esto le unes que PSA ha desistido de usar un embrague pilotado para su caja automática, que ahora funciona con un eficaz convertidor de par, la asociación Puretech y EAT6 resulta de lo más ventajosa. Para empezar, porque la combinación no afecta apenas a las prestaciones o el consumo y sí redunda en una importante comodidad a la hora de hacer maniobras o conducir en el más que tedioso tráfico urbano.

Además, esta caja fabricada por la empresa japonesa Aisin incorpora dos posiciones añadidas: Sport y nieve. No he podido probar la última en este Citroën C3 110 Puretech EAT6, pero sí te puedo decir que arranca en segunda para prever una posible falta de adherencia. Sobre la posición S, básicamente, estira más cada una de las velocidades sin que esto tenga una incidencia demasiado notable en el consumo (en mi caso, en una ruta mixta por carretera y ciudad, el C3 consumió justo un litro más cada 100 km con el programa deportivo). 

Este último apura muy bien la elasticidad de esta mecánica y te permite convertir tu pequeño Citroën C3 en un coche con el que poder hacer adelantamientos en carretera con suficiente agilidad. En estas circunstancias, rodando a 100 km/h, el motor gira a 2.000 rpm y a 2.500 vueltas justas, a 120 km/h, y a partir de ahí todavía le queda suficiente empuje para subir con alegría. 

Solo hay un pero a la hora de usar este programa del cambio EAT6: el motor así suena más y como el utilitario no tiene un habitáculo particularmente bien aislado, a la larga, el ruido que se cuela dentro puede llegar a ser un poco molesto. Otra cosa buena de esta caja automática es que el sobreprecio que supone respecto al cambio manual es de solo 1.300 euros, que puede parecer mucho para un coche disponible desde menos de 10.000 euros, pero pocos fabricantes piden tan poco por sus transmisiones automáticas. Solo Skoda para su Fabia y poco más. 

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Si quieres ahorrar, siempre puedes encargar el C3 EAT6 con el más básico acabado Feel, en lugar del Citroën C3 110 Puretech EAT6 Shine de la prueba, puesto que cuesta 2.550 euros menos, pero que no incluye la pantalla táctil de siete pulgadas que el Shine sí lleva de serie y por la que tendrías que pagar 1.500 euros (eso sí, en un paquete que además incluye navegador y climatizador). El sistema Mirror Screen de esta interfaz funciona a las mil maravillas y, al incluir de serie Android Auto y Apple CarPlay, puedes solucionar la única carencia que tiene a mi juicio: un diseño gráfico un poco anticuado, aunque su funcionamiento siempre es muy aceptable. 

El habitáculo del Citroën C3 110 Puretech EAT6 Shine

El atractivo diseño del exterior del C3 tiene su continuidad dentro, aunque, como muchos utilitarios, este modelo adolece de ciertos detalles que me parecen importantes. Me refiero, por ejemplo, a la falta de huecos portaobjetos en la segunda fila, donde los asientos son un banco corrido con respaldos abatibles 60/40 y tienen una plaza en medio poco aprovechable, ya que hay un túnel central bastante elevado, cosa que no entiendo. 

Tampoco es que los huecos disponibles en la primera fila te permitan depositar allí algo más grande que una lata de 33 cl y los de las puertas, demasiado anchos y sin formas, solo pueden alojar objetos blandos porque si dejas ahí otra cosa, estará moviéndose y golpeando contra los plásticos todo el rato. 

Por lo menos, el mullido de las plazas traseras -con una inclinación adecuada- me ha parecido algo más rígido que el de las delanteras, como es habitual en Citroën, excesivamente blando. Esto, combinado con unos asientos muy anchos, no favorece la conducción dinámica. Tampoco lo hace su suspensión, con unos recorridos excesivamente largos. Lo bueno es que, tiene la dureza adecuada y sí resulta cómoda en autopista o en caso de que te encuentres con un bache o cualquier otra irregularidad.

Prueba del Citroën C3 Aircross BlueHDi 100

No percibí que las exageradas, pero muy bonitas, llantas de 17 pulgadas que llevaba la unidad de pruebas restaran confort en este sentido, pero sí que daban algo más de aplomo al coche, sobre todo en carretera. Por su parte, el maletero tiene solo 300 litros, pero como tiene unas formas regulares y es alto, ese volumen se puede aprovechar muy bien.

A la dirección solo debería de darle un aprobado, pero dado que estas llantas de perfil bajo hacen que transmita más sensaciones respecto al estado del firme y el volante de cuero sí que me ha gustado bastante por su tacto y sencillez, la nota ahí para esta unidad podría ser un poco más alta. 

Conclusión de la prueba del Citroën C3 110 Puretech EAT6 Shine

Tengo un cariño especial por el C3 porque fue uno de mis primeros coches. Por eso, hasta que hace un año llegó la nueva generación, me resultaba ingrato darle palos en las pruebas. Sin embargo, ahora, aun teniendo una suspensión y unos asientos delanteros demasiado blandos, es un coche que puedo recomendar a los conductores en busca de ahorro, comodidad y hasta diseño. Y si quieres gastar un poco más, con esta versión automática de la prueba, el Citroën C3 110 Puretech EAT6, te puedes llevar uno de los utilitarios más completos por su precio.