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Prueba del BYD Seal: la némesis del Tesla Model 3 'made in China'

Prueba del BYD Seal

Sergio Ríos

Hemos conducido el nuevo BYD Seal, una berlina eléctrica china que llega a nuestras carreteras con dos variantes, hasta 570 km de autonomía combinada y un precio interesante. ¿Su objetivo? Plantarle cara a los grandes.

El caso de BYD en Europa es peculiar. Se trata de una firma con historia y popularidad en China, pero es una recién llegada a nuestro continente. De hecho, en España hace solo unos meses que ha empezado a operar, pero ya ha lanzado un coche que ha llegado a ser finalista del Coche del Año 2024. Se trata de BYD Seal y he podido probarlo.

El logro que ha firmado esta berlina del segmento D no es algo menor. Se trata del primer modelo chino en conseguirlo y es solo es una muestra de su apuesta fuerte en el mercado, aunque no se puede esperar menos. Al fin y al cabo, el BYD Seal tiene como objetivo rivalizar contra modelos como el Tesla Model 3 y eso no es fácil. Ahora bien, ¿tiene algo que hacer?

Diseño e interior del BYD Seal

Sin lugar a dudas, la firma de Elon Musk es uno de los pesos pesados dentro del mundo de los coches eléctricos. Por ello, BYD ha tenido que poner toda la carne en el asador para crear un coche de 4.800 mm de largo, 1.875 mm de ancho y 1.460 mm de alto que ha sido diseñado por Wolfgang Egger en torno al lenguaje estético Ocean Aesthetics.

Con el océano como inspiración principal, al igual que otros coches de la serie Ocean de la marca, el diseño del BYD Seal se caracteriza por las formas redondeadas y suaves. Además, también destaca un cierto toque deportivo mediante elementos como sus llantas de 19”, las branquias en las taloneras y el difusor del paragolpes trasero.

Por otro lado, en el frontal encuentro unos faros LED en forma de C que se combinan con las luces diurnas del paragolpes y resultan en una delantera atractiva, mientras que los pilotos traseros se conforman de pequeñas luces LED y están unidos. Este detalle ya es algo común en los coches de la marca.

Con todo esto, estoy ante un coche grande, pero que no lo parece tanto a simple vista. Sin embargo, las dimensiones están ahí y cuestiones como su batalla de 2.920 mm le permiten ofrecer además un habitáculo espacioso. Eso sí, no lo es tanto el maletero de 400 litros, al que se suma uno delantero de 53.

Sentado en el interior del BYD Seal, en las plazas delanteras me encuentro bastante cómodo a nivel de amplitud, algo que se traslada a las traseras. No obstante, aquí la entrada y la salida requiere que tengas más cuidado con la cabeza si eres alto, así como tampoco te sobrará demasiado espacio sobre ella al estar sentado. En cuanto a las piernas y los hombros, no tendrás problemas.

Volviendo al asiento del conductor, frente a mí encuentro un volante bastante ergonómico, aunque reconozco que no me convence su diseño. Eso sí, sí lo hacen los acabados y materiales, así como zonas como la del túnel central. Aquí hay un selector de marchas de cristal y botones para determinadas funciones, aunque agradecería que fuesen un poco más grandes.

Finalmente, para el cuadro de instrumentos se ha colocado una pantalla LCD de 10,25”, mientras que una de 15,6” ocupa la zona central para el infoentretenimiento. Tiene rotación eléctrica, un detalle curioso, aunque probablemente no lo vayas a usar demasiado. Eso sí, esta no es su única virtud, ya que se ve y responde muy bien.

Dos mecánicas y hasta 570 km de autonomía

El motor del BYD Seal en su versión de acceso es un propulsor trasero de 313 CV que le permite pasar de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos y alcanzar 180 km/h de velocidad máxima. Este tope también lo tiene la versión superior, que cuenta con dos motores, pero su potencia es de 530 CV y la aceleración de 0 a 100 km/h es de solo 3,8 segundos.

En ambos casos, la batería utilizada es la llamada Blade Battery de litio-ferrofosfato, la cual tiene 82,5 kWh de capacidad. No obstante, con ella la autonomía llega a 520 km en ciclo combinado para la versión más potente, mientras que asciende a 570 km en la configuración de motor trasero. Esa es la que voy a conducir.

Prueba del BYD Seal: más de una sorpresa

Prueba del BYD Seal

Vayamos a lo importante: ¿cómo se conduce el BYD Seal? Por lo general, los eléctricos tienden a cumplir una serie de requisitos: silencio absoluto en marcha, aceleración absurdamente rápida y pocas sensaciones durante la conducción. Sin embargo, me complace comprobar que esta vez no es así.

Por supuesto, como buen eléctrico, el silencio a bordo es absoluto. De hecho, incluso las ventanillas delanteras cuentan con doble cristal para aislar mejor el interior y doy fe de que lo logran de maravilla. Sin embargo, la experiencia al volante no es insulsa, sino que detecto un cierto toque deportivo desde mis primeros minutos al volante.

Un ejemplo de esto está en la dirección, que tiene un grado de dureza que me permite sentir más lo que sucede en el asfalto y en el vehículo. Su respuesta es rápida además y no tengo esa sensación de que es el coche el que me lleva a mí, como sí me ha pasado con direcciones más blandas y menos comunicativas. Es cuestión de gustos, claro, pero a mí me gusta.

De la misma forma, también me gusta la suspensión, que filtra bien los baches, pero hasta cierto punto. Aun así, no es realmente deportiva y en curvas a mayor velocidad ayuda a que el coche se incline quizás más que otros eléctricos, pero la suspensión semiactiva de la versión de dos motores puede que solucione esto.

En esta ocasión, parece que el tarado está más enfocado al confort y eso lo logra bien, mientras que al probar el BYD Seal tampoco noto que sea ‘un barco’, por así decirlo. Tiene un buen equilibrio para el objetivo que intenta cumplir un modelo así, en el que puedes querer realizar trayectos de cierta duración y recorridos diarios en varias carreteras.

Aun así, vale que el tacto de esta berlina eléctrica china sea más interesante que el de otros coches de baterías, pero sí cumple la cualidad de ser un modelo silencioso. ¿También sigue la premisa de la aceleración inmediata tan característica de estos coches? No exactamente, al menos en la versión de 313 CV.

En este caso, aunque llegue con un ligero retardo, noto cómo la aceleración es más progresiva y cercana a la que ofrece un modelo con motor térmico. No se siente en absoluto perezoso y es posible modular muy bien la aceleración. Eso es de ayuda, especialmente en esta versión en la que solo tienes tracción trasera.

Prueba del BYD Seal

Los modos de conducción son Eco, Normal y Sport. Entre los dos primeros hay diferencia, pero no es muy acusada. Sin embargo, el más deportivo sí muestra una respuesta más fuerte y, con firme húmedo y en zonas de curvas, puedes notar cómo la trasera se desliza a cierta velocidad. Por supuesto, es controlable y los sistemas actúan, pero se agradece la entrega gradual de potencia.

Así, reconozco que el BYD Seal me ha sorprendido en algunos apartados para bien. Hay detalles que mejoraría, como el hecho de que los dos niveles de retención deban cambiarse desde la pantalla y que la climatización se maneje también desde aquí, pero no hay nada dramático en él. Sin duda, es una berlina eléctrica con grandes virtudes: cómoda, bien terminada y con una conducción agradable.

Precio y rivales 

El precio del BYD Seal en España parte actualmente de 46.990 euros sin ayudas para la versión Design con motor trasero de 313 CV, mientras que el de 530 CV con tracción total y acabado Excellence asciende a 48.990 euros. No obstante, con la campaña de la marca hasta final de año, promociones, plan Moves y achatarramiento puede quedar en 36.900 euros para la versión de acceso.

El modelo más prestacional queda en unos 40.780 euros con los descuentos e incluye un equipamiento mayor, más allá de sus prestaciones. Es un buen trato, aunque el Tesla Model 3 arranca en 39.990 euros sin ayudas y con 513 km de autonomía, así como en 49.990 euros en el modelo con 629 km de autonomía. Otra opción es el Volkswagen ID.7, pero su precio es de 61.970 euros.

Valoración

Nota8

El BYD Seal tiene detalles que pulir, pero ya es una berlina eléctrica con importantes virtudes. Eso sí, tendrá que luchar contra marcas ya muy asentadas en Europa y eso puede ser complicado.

Lo mejor

La sensación de la conducción, la calidad de los acabados y la comodidad a bordo.

Lo peor

La capacidad del maletero, los asistentes bastante intrusivos y el exceso de dependencia de la pantalla.

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