He probado el BYD Dolphin para saber si es una alternativa de compra al coche eléctrico europeo

Recuerdo cuando, hace bastantes años, un coche chino hizo acto de presencia en el Viejo Continente. Se llamaba Qoros 3 Sedan y era un proyecto muy ambicioso en el que se puso mucha, mucha pasta. 

La firma contrató al CEO de Volkswagen América, a un directivo de McKinsey para liderar la estrategia de marketing y a uno de Saab para encargarse de la seguridad -los resultados en los test EuroNCAP fueron notables, logrando la máxima puntuación en tres apartados-. Asimismo, el trabajo de su suspensión estuvo bajo la dirección de Klaus Schimdt, exjefe de tecnología y dinámica de conducción del departamento M-Sport de BMW. Casi nada.

A la fórmula se añadía un puesto de mandos con una pantalla de 8". Con total seguridad, ahora  suena lo más normal del mundo, pero imagina esta tecnología y estás dimensiones al verlas en el Salón de Ginebra de 2013. Punto importante, también, el de la feria elegida para su presentación, por aquel entonces, la más importante del mundo.

Pero ese vehículo quedó en agua de borrajas, y eso que nuestros compañeros de Auto Bild Alemania pudieron probarlo, dejándoles un muy buen sabor de boca. Finalizaban la prueba del Qoros 3 Hatch, realizada en 2016, con el siguiente comentario: "Aún no tienen planeado desembarcar en Europa, pero cuando lo hagan, alemanes, españoles, franceses, checos e italianos tienen motivos para preocuparse".

Y desde entonces ha llovido mucho. Tanto que ahora son numerosas las marcas del país asiático que están implantadas en el Viejo Continente y muchas las europeas las que tienen motivos para preocuparse. 

He tenido la oportunidad de probar alguna de la República Popular, y creo que mi pensamiento al subirme en sus coches ha sido el de falta de calidad, si los comparamos con los europeos, tanto en sus materiales y ajustes como en las sensaciones que ofrecen al volante -con ello no quiero decir que sean un desastre, porque hay casos bastante buenos como el de MG o Aiways-. Todas salvo una: BYD.

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Build Your Dreams no es una marca cualquiera. Es la marca que más coches electrificados vende en el mundo. El primer coche que pude probar es el BYD Tang, ese SUV con aires de monovolumen con nombre de bebida juvenil de los 90. Es de la anterior generación de coches que está lanzando, pero, a pesar de ello, el coche tiene mucha calidad. Su precio, no muy bajo, y su consumo, bastante elevado, ya es otro cantar.  

Ahora he tenido la oportunidad de probar el BYD Dolphin, su coche eléctrico de acceso, y las sensaciones han sido aún mejores. 

Este vehículo chino equipa una batería de 60,4 kWh de capacidad con la que puede recorrer 427 km en ciclo combinado, cifra que aumenta hasta los 550 si solo se realizan desplazamientos urbanos. Asimismo, rinde 204 CV de potencia y 310 Nm de par motor máximo, con lo que solo tarda 7 segundos en acelerar hasta los 100 km/h desde parado.

Es un coche eléctrico, así que su aceleración no debería sorprenderme. Sí lo hace su buen comportamiento y la correcta forma en la que la suspensión absorbe las irregularidades de la calzada. Mejoraría el ruido aerodinámico que se filtra en el habitáculo a partir de 120 km/h.

Pero para sorpresa, su interior. Es moderno, con una pantalla de 12,8 pulgadas que se puede girar para ponerla en posición vertical u horizontal. Lo bueno es que la consola tiene botones físicos para algunas funciones. Para otras tienes que tirar del menú digital, que es claro y rápido, pero como existen tantas opciones, necesitas un periodo para ubicarlas.

Equipa materiales gomosos -alguno duro, pero en menor medida-, imitación al cuero y uno que parece el neopreno de los trajes de buzo, que casa a la perfección y que me ha gustado tanto su apariencia como al tacto.

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Y ahora, después de la prueba del BYD Dolphin te respondo a la pregunta de si es una alternativa de compra al coche eléctrico europeo. No tengo duda: sí. BYD ha llegado con fuerza en estos últimos dos años, pero es que ahora, está rizando el rizo. Nada de diseños raros y sí sugerentes, aunque el BYD de la prueba tampoco es que sea tremendamente atractivo; coches bien hechos, con materiales y ajustes destacados que nada, nada tienen que envidiar a los automóviles del Viejo Continente y, por tanto, tampoco a los americanos.

Además, el consumo medio obtenido ha sido muy parejo al oficial, que es de 15,9 kWh/100 km, y equipa una batería LFP (litio-ferrofosfato, LiFEPO4), por lo que al carecer de cobalto y níquel y traer una menor cantidad de litio, su vida útil es mayor.

Respecto al precio, parte de 24.480 euros, cifra que incluye todas las ayudas posibles. ¿Me lo compraría? Sí.