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¿Potencia es lo mismo que pasión por conducir?

Renault Mégane E-TECH EV

Los eléctricos han difuminado la línea entre potencia, prestaciones, deportividad... y pasión. ¿O no?

La friolera de 170 CV. Es lo que tenía el BMW 2002 Turbo. El abuelo del M3, una salvajada que en 1973 ponía los pelos como escarpias vikingas a los que querían ir rápido con él. Unos años después, el R21 Turbo llegaba con 175 CV. 

Aquí yo ya tenía uso de razón y me volvía loco con él: ¡un motor “dos litros” con 175 CV! Recuerdo a mi padre decir que eso era absurdo. “¿Tanta potencia? Eso es una locura", solía decirme. 

Las cosas han cambiado un poco. Si te metes en la web de algún fabricante, te va a costar encontrar no ya referencias a modelos deportivos que han marcado una época (que también), sino la ficha técnica o la potencia del coche que quieren venderte a toda costa. Muchos colorines, animaciones y tal. Ni siquiera vas a saber cuánto te va a costar con tanta promoción.

Volvamos a la potencia. 170 CV de uno y 175 CV de otro. Dos bestias de la carretera que eran muy divertidos de conducir. También eran dos filosofías distintas, pero compartían una cosa: sus fabricantes utilizaban la deportividad como seña de identidad para remarcar la conexión con el conductor y las cifras de potencia como argumento de venta.

Una reflexión al ralentí

¿Pero eso, es así ahora? Lamborghini ha presentado el Revuelto, un superdeportivo híbrido con 1.015 CV de potencia. Hasta hace unos años eran datos de motores de aviación (el motor V12 Merlin de Rolls-Royce rondaba los 1.000 CV o más, según la configuración), aunque ahora es el “pan nuestro de cada día”. 

Por cierto, este Lambo sigue con movimientos disruptivos: la transmisión ISR procedente del Aventador pasa a ser de doble embrague.

Pero volviendo a los caballos. Parece que nos hemos acostumbrado a unas cifras ridículas sin pararnos a pensar si verdaderamente las necesitamos, y con ello han pasado a un segundo plano. ¿220 CV en un Renault Mégane eléctrico o 418 en un Audi Q8 e-Tron, por poner dos ejemplos?

Supongo que estamos en un periodo extraño en el mundo del automóvil y nadie tiene la fórmula para hacerlo avanzar. Pocos apuestan por el vínculo emocional de la conducción y muchos por la sostenibilidad, aunque ahí también hay puntos enfrentados.

Por ejemplo, fue noticia sonada que Alemania consiguió hace unas semanas que Europa dejara seguir vendiendo coches de gasolina a partir de 2035, siempre que se alimenten de e-Fuels. ¿Que no sabes lo que son los e-fuels o combustibles sintéticos? Pincha en estas palabras rojas... 

Esta visión alemana contrasta con lo que acaba de anunciar Linda Jackson, la CEO de Peugeot: de e-Fuels nada: la electrificación es la solución

Una visión común no solo en el gigante conglomerado que es Stellantis (Peugeot, Citroën, DS, Opel, Fiat, Alfa Romeo, la renacida Lancia, Maserati, Abarth, Jeep, Chrysler, Dodge, RAM), sino en fabricantes tan dispares como Rolls-Royce, Jaguar o la citada Lamborghini, que será 100% eléctrica a medio plazo).

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

Etiquetas: Opinión

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