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¿Debería retrasarse más allá de 2035 la prohibición de vender coches de combustión en Europa?

Diésel

¿Debería retrasarse más allá de 2035 la fecha oficial de prohibición de vender coches de combustión interna en Europa? Analizamos qué esperamos en los próximos años.

La industria del automóvil se encuentra ante un momento clave para su historia. El paso de los tradicionales motores térmicos a los coches eléctricos parece, especialmente en Europa, una tendencia imparable. Sin frenos hacia la total electrificación del sector, los máximos dirigentes del continente abogan por esta tecnología para el futuro de la movilidad personal.

Sin embargo, aunque hace tan solo unos días que se hizo oficial que Europa prohibía la venta de coches de combustión más allá de 2035, no han tardado en alzarse algunas voces que señalan que la Unión Europea se podrían plantear, por primera vez, el retrasar el fin de los coches diésel y de gasolina.

Si queremos tener suficientes coches eléctricos en 2035, necesitamos encontrar 300 minas de litio, cobalto, níquel y grafito

Un sistema que por ahora parece difícil que llegue a instaurarse en solo 13 años

Y es que el cambio de un modelo que lleva décadas instaurado (el de los coches de gasolina y diésel), que cuenta con una completa infraestructura de áreas de servicio y que se ha instaurado como la norma para la inmensa mayoría de conductores, supone un importante reto que tal vez no cuente con el plazo de tiempo adecuado para su ejecución.

Está claro que los coches de combustión interna son un sistema obsoleto, con muy pocos avances aún por desarrollar para lograr un modelo de movilidad libre de emisiones contaminantes. La hibridación es un paliativo a corto y medio plazo, pero no la solución a esta problemática.

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Aunque tampoco lo es un modelo que plantea un cambio tan importante y transcendental en un lapso de tiempo tan breve como es implementar la movilidad eléctrica como único sistema viable. 

En poco más de 13 años pasaremos de comprar coches con motores térmicos, incluyendo los híbridos y de gas, a solo poder comprar vehículos 100% eléctricos, (aunque excepciones para seguir comprando coches de combustión más allá de 2035). Esto supone una serie de cambios de tal magnitud que, a priori, parece un lapso de tiempo demasiado corto para lograrlos.

Grandes cambios y desafíos que habrá que afrontar en muy poco tiempo

Habrá que construir una infraestructura completa de puntos de recarga públicos que permita viajar desde un extremo al otro de Europa con un vehículo eléctrico, independientemente de su autonomía. Esto implica alcanzar los 7 millones de estaciones de carga en poco más de una década, y actualmente el continente solo cuenta con 350.000 de estos puntos de carga.

También está el desafío de aumentar la producción de materias primas para la fabricación de baterías, como el litio, el cobalto, el granito o el níquel. A su vez, debemos estudiar el desafío tecnológico que supone hacer frente a un parque móvil donde haya millones de coches eléctricos que necesitarán cargar sus baterías para seguir funcionando diariamente.

El transporte por carretera, donde incluimos grandes camiones y furgonetas, así como la maquinaria agrícola también tendrá que hacer su transición hacia la movilidad eléctrica en los próximos años, añadiendo aún más retos para las empresas.

Y hablando de empresas, se calcula que la desaparición de los motores de combustión interna de las cadenas de montaje acabará con la destrucción de 600.000 puestos de trabajo tanto de los fabricantes de automóviles como de las empresas afines.

¿Hace bien Europa prohibiendo la venta de coches de combustión interna a partir de 2035?

Y todo esto me lleva a la pregunta inicial de si debería retrasarse más allá de 2035 la fecha oficial de prohibición de vender coches de combustión interna en Europa. En mi opinión, no solo debería retrasarse algunos años, sino que también debería formar parte del futuro tecnologías alternativas más allá del coche eléctrico y el de pila de combustible de hidrógeno.

Los combustibles sintéticos son una alternativa a los carburantes tradicionales derivados del petróleo. Europa está en proceso de estudio para admitir o no estos combustibles en sus planes de futuro más allá de 2035, lo que daría algo de margen a los fabricantes e instituciones para crear un completo ecosistema donde el coche eléctrico y de hidrógeno sea totalmente viable.

Los motores de combustión interna alimentados por combustibles sintéticos pueden ser parte del proceso de transición hacia un futuro libre de emisiones donde también habrá que estudiar las partículas contaminantes derivadas del degaste de los frenos y los neumáticos.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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