La batalla con el público que ha perdido el coche para siempre

“Tenemos tantas urgencias para vender a corto plazo que no nos podemos parar a pensar estrategias para captar al público que ama los coches”. Esta era la confesión que me hizo un alto directivo de una marca en España hace un par de semanas y creo que la podrían compartir muchos de sus colegas. Hoy en día prima la oferta, la venta, el mejor descuento, la mayor campaña promocional… sobre otros valores que hace años prevalecían a la hora de publicitar un coche. Y entre ellos, uno que se abandonó por completo y que sobre todo captaba al cliente más joven, es aquel mensaje que te enseñaba lo que “mola tener un coche”, la libertad que te da tener tu automóvil, lo bonito que es conducir. Una batalla que el coche ha perdido para siempre porque las marcas han decidido abandonar esa vía a la hora de publicitar sus productos -también los hay que se pasaron de frenada-.

Desde el famoso “Te gusta conducir” de BMW, aquel mítico anuncio donde el brazo salía por la ventanilla en una carretera solitaria como gran metáfora de la libertad, nadie ha vuelto a atacar el mercado desde ese enfoque tan emocional -luego lo cambió por este-.

¿Qué ha pasado para que la razón domine la publicidad de coches en vez de la pasión?

¿Dónde han quedado aquellos anuncios donde se mostraba a los coches como artículos de deseo? Pues me temo que en el cajón del olvido, en el baúl de los recuerdos. Ahora hay que vender por encima de todo y han acostumbrado al público a que lo importante no son las virtudes emocionales, sino las prácticas. Consumo, capacidad de maletero, precio con descuento, fórmulas de compra flexible… esas son las armas de ventas, dejando a un lado otros valores como la exclusividad, la libertad de moverte cuando quieras/donde quieras, el comportamiento dinámico o las prestaciones. Y los coches eléctricos, lejos de resolver el problema, van camino de agudizarlo. 

Porque en ellos lo que más se publicita es la autonomía, el tiempo de carga, el consumo y el precio (siempre con ayudas). Una pena, porque la última hornada de coches eléctricos que estoy probando ya empieza a disfrutar de una dinámica notable y, sobre todo, de unas prestaciones brillantes.

Valora el coche en función de tus necesidades

Aunque debo ser realista y reconocer que esta batalla está perdida, te recomiendo que no solo te fijes en los fríos datos y mantengas el corazón caliente cuando vayas a analizar qué coche comprar. Porque en el equilibrio está la virtud y por eso en mi opinión debes valorar todas las posibles motivaciones a la hora de comprar uno, desde las más prácticas a las más pasionales. Entre las primeras, por supuesto, están el precio, las ofertas, el consumo o virtudes útiles como un buen maletero o una buena autonomía si es un eléctrico. 

Pero con independencia de su motorización, no olvides las ventajas más pasionales que te ofrece tener tu propio vehículo: libertad, elegir siempre el camino, tener tu automóvil con el diseño o la personalización que prefieras, ser diferente al resto…