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Tracción delantera, trasera o total, contado de otra manera

Tracción delantera, trasera o total, contado de otra manera

Raul Toledano

Junto al debate diésel o gasolina, el otra gran dilema del automóvil es tracción delantera, total o propulsión, ¿qué sistema es mejor en un automóvil? La pregunta no es nueva, y según las necesidades de cada uno, la respuesta varía. Lo que sí que cambia en el siguiente vídeo es la manera de explicártelo: a través de coches clásicos del Mundial de Rallys.

Las grandes experiencias a un volante se viven cuando el automóvil que conduces te lleva a tus límites. Es entonces, cuando los conductores normales lo pasan canutas, y los entusiastas del motor dibujan una sonrisa en sus caras. En esta balanza de seguridad y diversión no llueve a gusto de todos, y es por eso que todos los sistemas de tracción ofrecen sus ventajas e inconvenientes.



Para ilustrar el debate, los amigos de la Escuela de Rally Team O'Neil en New Hampshire ponen a prueba a tres coches históricos del Mundial de Rallys (un tracción delantera como el Saab 96, un propulsión trasera como el Volvo 142 y un tracción total como el Audi 4000) en el siguiente vídeo explicativo:

[yb:https://youtu.be/Y2EL9VDV0K8]

Hoy en día lo más habitual es la tracción delantera. Se trata de la manera más fácil de liberar espacio y simplificar las mecánicas; y digamos que facilita un comportamiento más noble y estable en curva. Estas características hicieron que rápidamente se implantase en casi todas las marcas de gama baja y media, e incluso en los últimos tiempos fabricantes premium como Mercedes o BMW -tradicionales de la propulsión- también hayan apostado por esta arquitectura.

Por su parte, la tracción total no es exclusiva de los 4x4 o marcas especialistas en sistemas de tracción total permanente como Subaru; también firmas, sobre todo de lujo, venden un alto porcentaje de versiones con tracción integral, obteniendo como principales ventajas el plus en seguridad en terrenos con hielo, nieve o sucios. Su mayor desventaja, el aumento del peso del vehículo y por lo tanto del consumo de combustible.

Aparte de la tracción total conectable -habitual en los todoterrenos o en deportivos como Mitsubishi Evo o Subaru Impreza STI -, los turismos apuestan por una tracción integral permanente en la que, a través de la electrónica, el sistema detecta pérdidas de tracción y en consecuencia reparte par entre ruedas y ejes (los Audi quattro o BMW xDrive).



La propulsión trasera -típica de fabricantes de gama alta como Mercedes, BMW o Porsche- fue la forma primigenia de construir los vehículos autopropulsados de más de dos ruedas. Se obtienen mejor repartos de pesos en las aceleraciones, disminuyendo las inercias y aumentando el agarre. Las mayores pegas, los costes de fabricación y una conducción por lo general más de nicho (para conductores experimentados).

En este punto es irremediable mencionar a grandes súper deportivos que se ‘han cambiado de acera’. Lamborghini Gallardo, Audi R8, Ferrari FF o Porsche 911 Turbo discuten aquello de que la tracción total no puede ser divertida (los cinco coches con tracción total más rápidos del mundo).

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