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Seat Toledo Podium, el regalo a los atletas españoles

Homenaje a Barcelona 92.

Ahora que acaban de finalizar los Juegos Olímpicos de Tokio, es buen momento para echar la vista atrás a 1992. Aquel año, era nuestro país el que estaba volcado con los de Barcelona. Los gobiernos, los medios de comunicación, la sociedad... y las empresas, claro. Y, con su fábrica a escasos minutos de la Villa, esta era una oportunidad que la marca española por excelencia, Seat, no podía desaprovechar. Así, además de proporcionar varios miles de automóviles a la organización, en una gran maniobra de marketing, crearon para la ocasión 'el coche de los campeones': el Seat Toledo Podium. Un regalo para todos los medallistas españoles de aquella cita que era puro lujo.

Como recuerda Periodismo del Motor en este artículo, aquel era un vehículo muy especial, seguramente uno de los más exclusivos de toda su historia. Basado en el Seat Toledo GT, su motor era un 2.0 de cuatro cilindros y ocho válvulas que entregaba 115 CV, mientras que el exterior remedaba el prototipo Exclusive presentado en el Salón de Ginebra de 1992. Y es que lucía una llamativa pintura en dos tonos de gris (aunque el de la presentación pública parece acabado en azul), y montaba llantas de 15 pulgadas. El logo Podium, además, se podía leer en la parte baja del paragolpes trasero y en las taloneras.

Seat Toledo Podium asientos

Pero lo de verdadero récord estaba en el interior. Tapicería de piel en color crema, inserciones de madera en el salpicadero, los tiradores de las puertas, el pomo del cambio, el freno de mano, el volante... Y sí, eso que ves dentro del reposabrazos es un teléfono móvil. Una tecnología que por aquel entonces estaba al alcance de muy pocos, y que necesitaba su propia antena junto a la de radio.

Pasados casi 30 años desde aquello, lo que hoy hace especial al Seat Toledo Premium no es ya el exquisito nivel de acabados. Más bien, el reducidísimo número de unidades que se fabricaron. Aunque no está muy claro exactamente cuántas. Hay fuentes que dicen 20, otras 25 y otras 29. Y es que, en un principio, la marca había pensado regalar uno a cada vencedor del oro olímpico, nada más. De esos se consiguieron 13, el máximo histórico para nuestro país, pero como varios eran por parejas o tríos, se llegaría hasta las dos decenas de coches.

Sin embargo, algunos apuntan que más tarde Seat decidió ampliar el homenaje, dando uno también a las 7 platas y los 2 bronces que también subieron al podio en la cita olímpica. Al fin y al cabo, el coche no se llamaba Seat Toledo Oro, ¿no? Además, se fabricaron uno o dos más para exponerlos en la Nave A122 de la Zona Franca de Barcelona. Con lo que saldrían esos 25 o 29.

En cualquier caso, nombres como los de los atletas Fermín Cacho y Daniel Plaza, la judoca Miriam Blasco, el nadador Martín López Zubero o la regatista de vela Theresa Zabell se cuentan entre los que tuvieron la oportunidad de conducir este modelo tan especial. Por cierto, uno de ellos (no sabemos el de quién), salió a la venta hace unos años, y por apenas 4.000 euros. Un precio sorprendente para un automóvil con tanta historia, y tan interesante. Al parecer, solo fabricarlo ya costaba 4 millones de pesetas, o unos 24.000 euros (sin ajustar la inflación).

Y, para acabar con las curiosidades, este no fue el único coche especial producido por Seat para aquellos Juegos. También estuvieron el Ibiza Olímpico, pintado con los clásicos aros, y un Toledo eléctrico (sí, eléctrico) que acompañó a la antorcha y a la prueba de maratón. Sus baterías pesaban media tonelada y le proporcionaban una autonomía de 65 km. Es decir, que al final de los 42 del maratón llegó casi más exhausto que los propios atletas. Cómo hemos cambiado.

Etiquetas: Berlinas

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